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Angklung en clave cubana

Estudiantes del Conservatorio de Música José White, de Camagüey, unieron sus talentos, bajo la guía del profesor de percusión, Eugenio Amado Silva, para desentrañar al angklung: un milenario instrumento declarado por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— Un instrumento muy poco conocido en Cuba, el angklung, dejó escuchar un sonido delicado, singular, en el Salón de los Embajadores del Hotel Habana Libre, el 22 de junio de 2007, y enseguida atrajo la atención de todos en el recinto. Incluso de reconocidos músicos de la República de Indonesia, quienes fueron convocados exclusivamente para la ocasión y compartieron escenario con los atrevidos músicos cubanos.

Los intérpretes, estudiantes del Conservatorio de Música José White, de Camagüey, unieron sus talentos, bajo la guía del profesor de percusión, Eugenio Amado Silva, para desentrañar al angklung: un milenario instrumento declarado por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y que únicamente es creado por familias indonesas dedicadas a la artesanía de un bambú especial.

El profesor Amado Silva, quien asumió la idea de fundar una agrupación —única de su tipo en Cuba y de muy escasa referencia en el Caribe— que interpretara el original instrumento, comentó a JR: «El proyecto es fruto de la hermandad entre Cuba e Indonesia. Este se ha desarrollado gracias a la constancia de cada integrante de la Orquesta Angklung y al deseo de la escuela de mantenerla».

—¿Cómo hicieron para adueñarse de un instrumento tan peculiar?

—Aprender a manejarlo es un encargo nada fácil. Cada angklung emite una nota musical con un acorde único. Su sonido nace de sacudidas constantes en él, entonces emerge la sonoridad que lo distingue, que dependerá de la profesionalidad del artista.

«Para ejecutar una melodía se precisa colectividad, disciplina, concentración, imaginación, y ayuda y cooperación entre todos los integrantes de la orquesta. O sea, si falla uno de los instrumentos, se advierte inmediatamente la ausencia de un sonido.

«Se necesita ante todo conocimiento profundo del instrumento para dominarlo. Hay que ser muy diestro y esta condición determina, además del comportamiento integral del joven, quién forma parte de la orquesta».

—En cada ejecución se evidencia mucho rigor, lo que pone de manifiesto el prestigio del Conservatorio de Música José White...

—No hay una sola ejecución que no esté encaminada a demostrar la calidad de la enseñanza artística cubana y camagüeyana. Sabemos que si fallamos, le estamos fallando a la enseñanza, a la escuela, y eso sería imperdonable. Por eso estamos todo el tiempo pendientes de la calidad, de la profesionalidad, de la ética y del respeto a lo ajeno y a lo propio, lo cual, unido al amor que sentimos por nuestro centro, el instrumento y por la cultura cubana, propician ese resultado.

—La orquesta cuenta con un amplio repertorio de más de 60 obras musicales...

—Así es, en nuestro repertorio destacan piezas como Dulce embeleso, de Miguel Matamoros; Amorosa guajira, de Jorge González Allué; Si llego a besarte, de Luis Casas Romero; La comparsita, de Ernesto Lecuona, y cerca de 20 obras indonesas.

«Yo mismo compuse para la orquesta la obra Rítmica en re mayor y por suerte hay personas en el país interesadas en escribir para el angklung, para lo cual hay que estar preparados».

—En la escuela la orquesta acompaña a otros estudiantes que defienden otros instrumentos...

—Efectivamente, y eso es posible porque ha alcanzado madurez artística. Por esa razón hemos podido acompañar a varios estudiantes en su ejercicio práctico, final y evaluativo, algo muy novedoso y que ha exigido mucha consagración, pues si nos equivocamos se perjudica al joven en su examen, además de que no podemos poner en peligro el prestigio de la agrupación.

—¿Cómo el instrumento llegó hasta Matanzas?

—Actualmente soy el metodólogo para el instrumento y gracias a eso los niños ya lo tocan en la escuela República Dominicana, del batey de Valdivieso, en el municipio de Martí, Matanzas. Se logró porque elaboré un texto, El angklung, teoría y práctica musical, que actualmente es la bibliografía principal para quienes deseen conocerlo y aprender a tocarlo.

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