«La historieta está hoy en terapia intensiva en Cuba», considera Manolo Pérez Alfaro, uno de los máximos cultores del género en el país desde hace más de 40 años.
Editor de la casa editorial Pablo de la Torriente Brau, a cargo de las revistas de historietas y de humorismo, Alfaro es un apasionado de la historieta seria y cómica, y un entusiasta defensor de la narrativa gráfica.
Recalcó que no se está aprovechando la ventaja de esta manifestación artística del dibujo y la palabra, válida para contar una historia de cualquier tipo y adaptar obras clásicas de la literatura.
Dijo estar preocupado porque cada vez son menos los realizadores y artistas de la modalidad, en un país que en otros años logró el despegue del género con la revista Cómico y el tabloide Muñe.
«Sus principales exponentes han desaparecido, como Fidel Morales, Luis Lorenzo y Virgilio Martínez; y otros ya estamos viejos. No tenemos un relevo de verdadera experiencia acumulada, porque carecen de una publicación donde acumularla», aclaró.
Sin embargo, explica, actualmente hay un grupo de jóvenes ansiosos de hacer y publicar sus historietas —unos guionistas y otros dibujantes— pero no existe el medio gráfico para satisfacer sus sueños.
«Me refiero a más de 20 de esos jóvenes, talentosos y entusiastas, a quienes les impartí un curso sobre la historieta en el Instituto Internacional de Periodismo José Martí, de junio a septiembre del año pasado».
Expuso que tales jóvenes son prometedores guionistas y dibujantes —o las dos cosas a la vez— y están sumamente interesados en revitalizar este medio de expresión que tanta tradición forjó en Cuba, antes de 1959 y después.
«La historieta —apuntó— es el llamado cómic que en el mundo entero tiene una gran popularidad, a pesar de la competencia de la televisión y las tecnologías digitales».
Aboga por una publicación periódica de la historieta que salve este arte gráfico de la muerte.
«Tuvimos la revista Pablo, de historietas y caricaturas, hasta 1990. Y hacíamos un encuentro internacional en Cuba, cada dos años, al que asistían los mejores historietistas de América Latina y de Europa. Pero aquello voló como Matías Pérez.
«Además de mis alumnos, los integrantes del Departamento de Dibujos Animados del ICAIC constituyen una tropa buena para recuperar lo perdido. Cuba tiene una tradición historietística muy arraigada. Lo digo con dolor, con nostalgia, porque se pudieran publicar muchas tiras cómicas y las historias de personalidades eminentes de nuestra patria, para enseñar en esa forma tan gustada a las nuevas generaciones», comentó.
Quien alerta con tanta fuerza tiene autoridad para ello: Manolo es el creador de personajes como Fefo el Cuentero (quien vivía del cuento), Camila (aventuras) y Víctor Sierra (un guajiro que se convierte en héroe).