El Castillo de Jagua es un Monumento Nacional. CASTILLO DE JAGUA, Cienfuegos.— Cerca de 15 incursiones de los piratas y corsarios más temibles de su época hubieron de recalar en los predios de la Bahía de Jagua en el siglo XVII, en lo fundamental. Desde que comenzó, hacia 1702, la construcción del castillo que de tales acometidas la protegería, empero, ninguno de ellos osó asomar sus mástiles por aquí.
En una de las cinco salas de exposiciones del museo de la instalación, que cumple en mayo su primera década, se habla de Sores y Morgan, Francis Drake y Gilberto Girón. Muy cerca, aparece el listado completo de los gobernadores de la plaza, comenzando por Juan Castilla Cabeza de Vaca, su primer comandante, una vez inaugurado en 1746.
No lejos, se conoce la leyenda de la Dama Azul, cuyas apariciones nocturnas, presa dicen de quebrantos de amores y odios, hacían palidecer los rostros de los soldados más valientes.
Desde el desarrollo constructivo de la fortaleza, finalizado en las postrimerías de la primera mitad del siglo XVIII, hasta la tradición e identidad del poblado; desde las artes de pesca de los pobladores de la zona, hasta los orígenes de la villa Fernandina de Jagua; desde la pintura mural más antigua de la ciudad hasta exposiciones transitorias de artistas primitivos: ello y mucho que se reserva a la curiosidad del visitante puede apreciarse en este museo único, donde la historia habla por sí misma, pues el lugar mismo es pura historia.
Kenia Traba y Gladys Caro, especialistas del Museo de la Fortaleza de Nuestra Señora de los Ángeles de Jagua, comentan a JR, cómo arriban al décimo aniversario con una sólida interacción con la comunidad, incremento del número de visitantes (escuelas, turistas extranjeros y nacionale, sobre todo), aumento de la calidad de certámenes y concursos...
Anota Kenia que el museo celebró el VI Taller del Patrimonio Inmaterial, entre el 23 y el 26 de mayo, a través de un concurso de comidas marineras y el popular evento de la corrida del pargo, como parte de las investigaciones socializadas en la comunidad.
Afirman las especialistas que los 18 trabajadores del museo tienen como prioridad fomentar el rescate y la socialización de las tradiciones, desde una perspectiva científica cuyo objetivo apunta hacia la genuina producción de conocimientos.
Uno mira al escritorio de Cabeza de Vaca, limpio y pulido, estas viejas paredes por donde transitaron linajudos hombres de la cortes de los Carlos y Fernandos, dueños de dominios «donde nunca se ponía el sol», hasta soldaditos muertos de hambre sacados de algún rincón de Extremadura...
Uno mira estos laberintos por donde fueron empujados al calabozo prisioneros; los inmensos cañones que espantaron de Jagua a los intrusos, y saca tantas conjeturas sobre el paso del tiempo, las costumbres de los hombres..., que ya solo por eso vale el viaje de llegar hasta aquí para palpar el olor del pasado y sentir los redobles perdidos de las campanas del tiempo.