Para empezar y por si se me desbordaba muy pronto el entusiasmo, le declaré abiertamente mi incapacidad de tomar distancia. No estaba en condiciones de preguntar objetivamente y le expliqué las razones: amo demasiado su trabajo y ahora mismo estoy fascinada por el disco que provoca este encuentro1.
Su respuesta: «pues yo no», me aclaró en palabras que no solo las canciones de las que hablaríamos pertenecen a una época que jamás se fue de su vida. También se había traído para comentarlo al Silvio que nunca ha dejado de ser, el enemigo implacable de los elogios y las reverencias. El que la gente ama y teme al mismo tiempo, como se ama y se teme a la verdad que es, como el pasado y el futuro, la obsesión de sus textos.
Pero cuando se presentó el disco en el ICAP y Víctor Casaus leyó un texto inmenso en todos los sentidos donde se alegraba de «...compartir con él, con ustedes, estos momentos, aquellos sueños y los sueños que vendrán mañana, cuando también habrá que “escribir textos dignos de los clásicos, de los rebeldes, de los fundamentales que admirábamos” y admiramos...», decidí hablar por los Cinco, que tanto hubieran querido estar allí y no podían. Sé cuánto significaría para ellos, recibir algo al menos de la fuerza de las canciones y del aliento de aquellos años tremendos (1969-1970) que flotaba en el ambiente de la presentación como una hermosa señal de confirmación del vaticinio del poeta: «Cuando escriban la vida los buenos, al final vencedores...».
El resto lo puso este disco de gradaciones diversas, capaz de gustar primero, sorprender después y fascinar finalmente, cuando se juntan su hechura material y su espíritu en el sentimiento que escucha y provoca preguntas y respuestas:
DISCO UNO—Como prometiste presentar el disco a los Cinco, comienzo por la primera: ¿Por que Oda a mi generación? ¿Nadie te ha dicho que suenan demasiado intemporales sus presupuestos y que puede hacerla suya cualquier joven generación? Por ejemplo, parece hecha para las de los Cinco (al menos dos generaciones), pero igual he sido testigo de que lo sienten muchachos de estos días. ..
—No me había percatado de que Oda a mi Generación podía ser asumida por personas de otro tiempo. Pero ahora que lo dices, veo que quienes son revolucionarios por estar a la altura de sus circunstancias podrían sentir esta canción como propia. También podría decirse que pueden suscribir esta canción los que no se amilanan ante contradicciones, los que quieren ir más allá incluso de sus propias dudas, los que entienden que lo que está en juego, o sea el destino de este país, los trasciende como personas.
«Esta es la canción de alguien con principios y con conciencia, de pie ante sí mismo, tratando de responder a cuestiones que no se suelen formular en voz alta. Es que había cosas que era necesario decir y que no estaban dichas. Me parecía que pronunciarlas era una necesidad incluso colectiva, una forma de exorcizarnos de temas que pueden llegar a parecer colosales en la medida en que pasa el tiempo y no se abordan, que ni siquiera se pronuncian para empezar a despejarlos.
«Tratando de enfrentar uno de esos temas que suelen parecer tabúes, al final de la canción hice una especie de aviso. Mencioné la posibilidad de que un día no aguantara más exigencias y reventara. Creo que esa es la parte que pudiera resultar más incómoda del texto. Siendo, como somos, habitantes de un país asediado, realidad que nos obliga a superarnos y a ser resistentes, mencionar la posibilidad de cansarse puede ser interpretado como un insulto a la conciencia nacional.
«Por mi parte siempre me interesaron los antihéroes. Esos que lloran y se rinden de cansancio, los que claudican —no por ser malos, sino porque sencillamente no pueden más—, son personajes muy a tomar en cuenta. La literatura, el cine, el teatro y más que nada la vida misma, está llena de esos caracteres humanos. ¿Por qué no habrían de tener cabida en la canción?
«Contar todo esto a verdaderos héroes de la resistencia y a sus familiares puede parecer insensible. Pero quedamos en hacer este programa para comentar y profundizar en los temas de este disco y creo que esta es una faceta fundamental de la canción. También hay que decir que no hay mejor forma de honrar que ser honestos.
«O sea, que Oda a mi Generación fue un tema un poco maldito, parte del mito negativo que me ha perseguido. Pero yo no me resigné a aquel juicio limitado».
—Menos mal que existen... las canciones (Todo el mundo tiene su Moncada), que con el título se explican solas, pero sin él, pueden relacionarse con otras historias. Celia, la hija de Haydeé, me la pidió un día en el programa porque dijo que «era la que mejor le sentaba a los Cinco». ¿Que te parece?
—Me parece que Celia tiene una gran conexión con su mamá. No solo porque Todo el mundo tiene su Moncada haya sido compuesta por petición de Yeyé, sino porque Yeyé fue moncadista y los Cinco también lo son, a su tiempo y manera. Ellos están viviendo todavía su propio Moncada, que es más largo y en algunos aspectos tan o más difícil que el Moncada original. Hay que decir que parte del sosiego de nuestras vidas, parte de la paz de que gozamos está abonada por los que murieron en el asalto al Moncada y también por el sacrificio de los Cinco. Esa es una verdad incuestionable.
—No aparezcas más sin avisar... según la presentación del disco, es un complemento (¿cantado por fin solo una vez o nunca?) de Ojalá. Pero se le advierte también cierto parentesco con Tu fantasma, la canción preferida de Gerardo y Adriana...
—Como ustedes comprenderán, eso último se debe a una rotunda casualidad. Pero es una fortuna que así sea. Puede que la haya cantado alguna vez, pero yo no lo recuerdo.
—Dice Elizabeth que ella escucha El día en que voy a partir, pensando que bien pudo haberla escrito Ramón...
—Eso es conmovedor. Por eso pienso que las canciones nunca están terminadas hasta que llegan a sus destinatarios, que son quienes a fin de cuentas las completan.
—Nunca he creído que alguien me odia. Esa canción es psicología sin academia y es política sin panfleto. Y su explicación en el disco es impresionante. ¿Te gustaría agregar algo a eso, hablando para gente que está presa por enfrentar al odio que mata sin avisar?
—Como en Resumen de Noticias y en otras, en esta canción me salí de lo anecdótico y traté de explicarme las cosas, no desde la perspectiva del implicado, sino tratando de llegar al fondo, al origen de la situación. O sea, lo que canté es la explicación que me hice a mí mismo de lo sucedido. Y es que nunca me han gustado, o más bien nunca me he creído ciertas simplificaciones extremistas. Eso funcionaba bien con una bruja mala y una princesa buena. Así es muy fácil describir al mundo, pero también resulta elemental. Esa caricatura es el mejor caldo de cultivo para luego sentirnos defraudados y acaso justificar el seguirnos portando como bárbaros. Así que yo tenía muy claro que no me podía permitir caer en la superficialidad que pretendía cuestionar.
«Ahora bien: no es fácil eso de agregar algo para hombres que están presos por enfrentar algo tan ciego como el odio. Porque es prácticamente imposible transpolar aquella menuda incidencia de mi vida a la causa trascendente de los Cinco.
«Ellos son hombres que están resistiendo el embate de siglos de historia, la presión de injusticias que se han convertido en costumbres, en leyes, en poder aparentemente inamovible. Ellos son como la anunciación del mejoramiento, resistiendo en sus celdas el peso de arraigos ancestrales. No sé si humanamente servirá de consuelo comprender que lo que sufren son los zarpazos de una bestia contra una luz insoportable».
DISCO DOS—Hoy es la víspera de siempre, otra canción que podría inspirarse en los Cinco, si no la hubieras escrito en 1968...
—No entiendo cómo esa canción pudiera estar inspirada en los Cinco, así que ahora te corresponden a ti las explicaciones.
—Me refería a que para ellos siempre es la víspera del día en que esperan por la justicia.
—Eso es distinto.
—Érase que se era una vez... Cuéntanos qué sentiste el día de la presentación de este disco, cuando estaban allí Víctor, Vicente, Sara, Amaury y todos nosotros los que te seguimos como a un predicador desde aquellos días en que ustedes cambiaran el destino de la canción y nos hicieron a tantos militantes de la trova. ¿Eres consciente de todo lo bueno que ustedes sembraron en las generaciones siguientes con sus canciones, pero también con sus actitudes ante la vida?
—Predicador es el pastor Raúl Suárez, no yo. Para quienes me ven como predicador escribí la canción Derecho Humano. Hay otras con las que también me defiendo de los espejismos que la admiración desmesurada puede provocar. Si esas ilusiones quedaran ahí, no habría problemas, pero después algunos esperan que uno se porte como el héroe que tienen en sus cabezas y no hacen más que ponernos en aprietos, porque de lo que sí no hay dudas es de que no soy ningún héroe, sino un simple autor de canciones.
«Los héroes son los que estamos celebrando y saludando hoy aquí, desde estos pequeños estudios que se llaman Ojalá2. Sirva ese nombre para desearles lo mejor: que esa prisión fecunda desaparezca cuanto antes y que muy pronto se puedan reunir con sus familiares y con el pueblo que los espera» (Fragmentos)
[1] Érase que se era. Al asistir a su presentación a mediados de este año, le recordé a Silvio que para los cinco jóvenes cubanos presos en cárceles norteamericanas, sus canciones significaban tanto como para cualquiera de nosotros, pero eran, además, fuente fundamental de sus admirables resistencias. Silvio prometió comentar cada una de sus canciones en el programa dedicado a los Cinco que Radio Rebelde transmite los domingos de 10 y 30 a 12 de la noche.
[2] La entrevista se grabó finalmente en los estudios Abdala, pero vale la alegoría del Ojalá que nombra a los estudios donde Silvio preparó las respuestas.