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El último discurso

A las 4:00 p.m. comenzó el acto de reafirmación donde hicieron uso de la palabra Ernesto Che Guevara, Fidel Castro Ruz, Osvaldo Dorticós Torrado, Raúl Castro Ruz, Juan Almeida Bosque y especialmente, Camilo Cienfuegos Gorriarán

Autor:

Juventud Rebelde

El 26 de octubre de 1959 frente al Palacio Presidencial, hoy Museo de la Revolución, se congregaron un millón y medio de personas como parte de la convocatoria en contra de la agresión extranjera, en defensa de la soberanía nacional y en apoyo al Gobierno Revolucionario.

A las 4:00 p.m. comenzó el acto de reafirmación donde hicieron uso de la palabra Ernesto Che Guevara, Fidel Castro Ruz, Osvaldo Dorticós Torrado, Raúl Castro Ruz, Juan Almeida Bosque y especialmente, Camilo Cienfuegos Gorriarán.

Este sería la última vez que se dirigiría al pueblo de Cuba, antes de su fatídica desaparición dos días después.

Pueblo de Cuba:

Como la Sierra Maestra es hoy la vergüenza, la dignidad y el valor del pueblo de Cuba en esta monstruosa concentración frente a este Palacio, hoy revolucionario, del pueblo de Cuba. (Ovación)

El Pico invencible del Turquino es hoy y será siempre el apoyo de este pueblo cubano a la Revolución que se hizo para este pueblo cubano (aplausos).

Se demuestra esta tarde que no importan las traiciones arteras que puedan hacer a este pueblo y a esta Revolución; que no importa que vengan aviones mercenarios tripulados por criminales de guerra y amparados por intereses poderosos del Gobierno norteamericano, porque aquí (larga ovación), porque aquí hay un pueblo que no se deja confundir por los traidores, que hay un pueblo que no le teme a la aviación mercenaria, como no le temieron las tropas rebeldes cuando avanzaban a la ofensiva, a los aviones de la dictadura… (Ovación).

Porque este acto monstruoso confirma la fe inquebrantable del pueblo cubano en este Gobierno, porque sabemos que este pueblo cubano no se dejará confundir por las campañas hechas por los enemigos de la Revolución; porque el pueblo de Cuba sabe que por cada traidor que surja, se harán nuevas leyes revolucionarias en favor del pueblo (ovación), porque el pueblo cubano sabe que por cada traidor que surja, habrá mil soldados rebeldes que estén dispuestos a morir defendiendo la libertad y la soberanía que conquistó este pueblo.

Porque vemos los carteles y oímos las voces de este pueblo valiente que dice: «¡Adelante, Fidel, que Cuba está contigo!». (Gran ovación)

Y hoy el Ejército Rebelde, los hombres que cayeron en las montañas, los hombres que no se venden a intereses, que no se atemorizan le dicen: ¡adelante, Fidel! (estruendosos aplausos) ¡el Ejército Rebelde está contigo!

Esta manifestación de pueblo, estos obreros, estos campesinos, estos estudiantes que hoy vienen a este Palacio, nos dan las energías suficientes para seguir con la Reforma Agraria, y no se detendrá ante nada ni nadie. Porque hoy se demuestra que lo mismo que supieron (morir) 20 000 cubanos por lograr esta libertad y esta soberanía, hay un pueblo entero dispuesto a morir si es necesario por no vivir de rodillas. (Gran ovación)

Para detener esta Revolución cubanísima, tiene que morir un pueblo entero y si eso llegara a pasar, serían una realidad los versos de Bonifacio Byrne:

«Si deshecha en menudos pedazos

se llega a ver mi bandera algún día, /

nuestros muertos, alzando los brazos,

la sabrán defender todavía…».

(Estruendosos aplausos)

No importan todos los traidores, no importan todos los enemigos de la Revolución; no importan los intereses que traten de confundir a un pueblo que no se va a dejar confundir, porque este pueblo cubano sabe que por esta Revolución murieron 20 000 cubanos para terminar con los abusos, para terminar con el hambre, para terminar con la agonía que vivió la República de Cuba por más de 50 años. (Ovación)

Y que no piensen los enemigos de la Revolución que nos vamos a detener, que no piensen los enemigos de la Revolución que este pueblo se va a detener; que no piensen los que envían aviones, que no piensen aquellos que tripulan los aviones que vamos a ponernos de rodillas y que vamos a inclinar nuestra frente. (Gritos ensordecedores)

De rodillas nos pondremos una vez, y una vez, inclinaremos nuestras frentes… y será el día que lleguemos a la tierra cubana que guarda 20 000 cubanos, para decirles: «¡Hermanos, la Revolución está hecha, vuestra sangre no salió en vano!».

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