Diversas formas productivas arriendan más de 60 mercados en Cienfuegos. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 22/06/2022 | 09:45 pm
CIENFUEGOS.— La política de comercialización vigente, inscrita en el Decreto 35/2021 del Consejo de Ministros, ha cambiado la ruta del campo al plato. Esta estrategia se ciñe a un concepto básico de la geometría: la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta que los une.
Así ha disminuido el trasiego constante de personas desde los repartos hacia los principales centros poblacionales, donde las ofertas de productos agrícolas tenían mayor estabilidad. Aunque los puntos fijos en tarima correspondían a productos de minindustrias bien aceptados, no completaban la demanda.
Juana Alonso Pérez, residente en el Consejo Popular Centro Histórico, cuenta que solo podía hacer sus compras una vez a la semana, y «jugar con la conservación de las viandas y vegetales», crudos o ya elaborados.
A través del arrendamiento de mercados y otras estrategias, Cienfuegos ha logrado ir cambiando la cara de la oferta en los principales centros poblacionales.JR investigó al respecto.
Trayecto sin rotondas
La concurrencia de productores a mercados y placitas ha aumentado la presencia de hortalizas, frutas, viandas y vegetales en los barrios, en consonancia con los preceptos de Comunidades integrales y autónomas, a los que Cuba apuesta.
«No está todo resuelto porque todavía, a veces, hay que salir a montear cosas. Pero la placita casi siempre está bien abastecida, con precios bastante aceptables», opinó una septuagenaria residente en el Consejo Popular Reina, una de las más de 40 comunidades vulnerables identificadas en la provincia.
El Decreto 35/2021 desmontó esquemas de décadas que solo se traducían en trabas. Ahora la gestión de la oferta la realizan «empresas estatales, cooperativas agropecuarias y no agropecuarias creadas para este fin, poseedores de tierras, vendedores minoristas de productos
agrícolas, trabajadores por cuenta propia y otros actores económicos que se autoricen», según estipula la norma jurídica.
«Desde su implementación en la provincia de Cienfuegos, más de 60 puntos de venta son administrados por productores que han rentado locales de la empresa de Acopio, o alguna forma productiva u otros actores de la comercialización agropecuaria. Eso hoy aquí es una realidad», declaró Jacinto Millán Enríquez, subdelegado de Comercialización en la delegación del Ministerio de la Agricultura.
La Muralla, una buena experiencia
El nombre de esta finca apenas tiene que ver con su esencia; tal vez solo por la fuerza que rememoran esos altos muros, pues en La Muralla, del Consejo Popular Paraíso, nadie se atrinchera.
La idea siempre ha sido trabajar adentro para repartir afuera, y la cuenta da. Bien lo sabe Norjis Lázaro Estepa Fernández, antiguo profesor de Matemáticas en la Universidad de Cienfuegos Carlos Rafael Rodríguez, devenido productor hace siete años.
Norjis Lázaro Estepa Fernández, profesor de Matemáticas, devenido productor de la Finca La Muralla. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez.
Este «fuerte» de producción agrícola comenzó con un convenio porcino de reproductoras y ganado ovino-caprino, además de la siembra de alimentos en apenas unas ocho hectáreas. Hoy ya se acerca a las cinco caballerías.
Estepa Fernández entiende bien de viandas, hortalizas, vegetales, frutas, café, cerdos, carneros, chivos, conejos, codornices y hasta pavo reales. Aspira a experimentar con vacas y la producción de leche, otro programa vital para la nación.
«Llegó un momento en que tuvimos un excedente de producción y nos vimos en la necesidad de buscar mecanismos para la comercialización. Ahí llegaron las 63 medidas, que fueron, al menos para mí, un estímulo para seguir sembrando y crecer», cuenta el productor.
En La Muralla se potencia la producción de diversas aves con fines alimenticios. Foto: Maykel Espinosa Rodríguez.
Estepa Fernández es de los que ya ha entendido que el Decreto 35/2021 es un parteaguas para los actores del ámbito agroalimentario cubano. Comenzaron con la reparación y arriendo de un mercado de la Empresa de Acopio ubicado en el consejo popular donde radican y otro en Reina, perteneciente a la ciudad capital.
«Ahí ponemos todo lo que producimos con la calidad que el pueblo merece. También gestionamos otros productos que no producimos, pero que este Decreto nos permite comercializar porque podemos intervenir con otras formas productivas y comprarles a otros campesinos» ,explicó este guajiro sureño.
«Las 63 medidas han tenido un impacto tremendo, que muchos productores no han entendido, y no han querido aplicarlas. El hecho de poder vender por ti mismo, sin intermediarios, es un beneficio importante», reconoció.
Para este maestro-agricultor, no solo en lo económico se perciben las bondades. Considera que el hecho de tener más de diez jóvenes incorporados al trabajo, más que una cuestión de dinero, es una labor social, «y en ese sentido hacemos todos los aportes necesarios».
No obstante, hay asuntos sobre los que espera respuesta, como otros campesinos. Es el caso del cobro del consumo eléctrico, sobre el que reconoce que el país está trabajando, pero su solución merece ser más expedita.
Tareas en la mira
El establecimiento de tarifas justas para ambas partes —vendedores y clientes— resulta uno de los propósitos más complejos aún por saldar. Los cienfuegueros coinciden en que la recuperación es evidente, pero todavía los productos de mayor demanda se encuentran en manos de vendedores ambulantes.
No obstante, varias estrategias buscan inclinar la balanza. Millán Enríquez expresó que el Comité Provincial de Contratación estableció precios máximos para varios productos en la red de venta minorista mediante la Resolución 133 del 21 de octubre de 2021.
Esa norma indica 11 precios topados para boniato, yuca, plátano vianda y burro, calabaza y otros productos de los más demandados en los hogares. Además, precisa que para los liberados el vendedor establece el precio, pero no puede colocarle un margen de ganancia por encima del 30 por ciento del precio de compra.
La nueva concepción de la comercialización agrícola en Cuba no se ajusta a esquemas rígidos. Cada territorio la moldea de acuerdo con las demandas de su provincia. Solo debe ceñirse al propósito de garantizar una oferta estable y variada, y a costos asequibles.
«Buscamos darle valor agregado a las producciones, que lo que salga de la tierra no sea solo materia prima. En eso está trabajando la provincia», expresó Mariela Díaz Chávez, delegada provincial de la agricultura.
La diversificación de producciones encabeza los proyectos a los que aspiran La Muralla y otras fincas del territorio, que se preparan para inscribirse en la economía circular, una alternativa sostenible para alcanzar el máximo aprovechamiento de sus productos.
El mandato de esta experiencia radica «en no encarecerle la vida a las personas y seguir aportando todo lo que podamos», como expresó Estepa Fernández.