Palabras de Aylín Álvarez García, primera secretaria del Comité Nacional de la UJC. Autor: Maykel Espinosa Rodríguez Publicado: 04/04/2022 | 10:41 pm
Queridos jóvenes de siempre:
Al hurgar por estos días en los libros, periódicos y hasta en los recuerdos familiares y de conocidos, en busca de la historia de nuestra organización y de lo mucho que nos legó nuestro Comandante en Jefe, pienso en sus palabras aquel 4 de abril de 1962 cuando nació nuestra Unión de Jóvenes Comunistas (UJC). En aquel entonces Fidel se preguntaba:
¿Por qué hacemos Revolución? ¿Hacemos Revolución para nosotros? ¡No! Hacemos Revolución para ustedes. ¿Hacemos Revolución por nosotros? ¡No! Hacemos Revolución por ustedes. ¿Podemos hacer Revolución con nosotros? ¡No! Podemos hacer Revolución con ustedes.
Sesenta años después, afirmaría que no solo es con los jóvenes, por los jóvenes y para los jóvenes, es por el futuro; porque la nuestra es una organización joven y es obra del sacrificio, igual que la Revolución, como más de una vez nos ha dicho el General de Ejército Raúl Castro Ruz.
Para ser justos, debemos recordar la historia por la que hemos transitado desde aquel octubre de 1868 con la generación de Céspedes, de Agramonte, de Maceo, de Gómez, de Martí, de Mella, de Villena, de Guiteras…, de quienes comprendieron lo que significa ser jóvenes comprometidos con su tiempo, y como generación se fueron al Moncada, a la Sierra… y nos regalaron la más hermosa obra que existe: la Revolución.
Por eso, hoy estamos aquí, porque venimos de una raíz sólida en convicciones, de fundadores y revolucionarios que entregaron todo por la Patria. Fidel lo sabía bien y al frente de una generación gloriosa y martiana encauzó las mejores ideas que la juventud de su época levantó como banderas. Allí, en ese bregar que sacudió los muros del Moncada y luego estremeció la Sierra y el llano, ya estaba el embrión de la UJC, que nacería después en el seno de aquellos jóvenes rebeldes.
En abril de 1962 el camino se avizoraba largo y lleno de desafíos, era urgente la unificación de todas las fuerzas revolucionarias y el surgimiento de nuestra organización formó parte de aquel proceso, que nos daría para entonces y para siempre nuestra más poderosa arma: la unidad.
En lo adelante no quedaría un capítulo en la historia de la Revolución sin la huella de la juventud comunista. Generación tras generación, han sido millones de cubanas y cubanos los que hemos visto en misiones tan extraordinarias como la Campaña de Alfabetización o las epopeyas internacionalistas, y también el brazo y el talento joven en las obras de choque, en el surco, las aulas, el deporte, la defensa, la ciencia y la cultura.
Al presente hemos llegado con el aliento de quienes nos han antecedido y así avanzaremos hacia el futuro, en una continuidad que no cree en desaliento, cansancio ni derrota, porque hemos aprendido a sortear obstáculos, preservar valores y nunca renunciar a nuestras aspiraciones de una Cuba siempre mejor.
¿Somos hoy la juventud que la Revolución necesita para salir adelante? ¡Sí! ¿Estamos satisfechos con lo que hacemos? ¡No! Creer que es hora de autocomplacencias o aplausos sería imperdonable. Existen muchas amenazas al acecho, planes bien trazados para apartarnos del camino y como dice la canción del trovador, muchas sillas que nos invitan a parar.
Es urgente desterrar formalismos, barrer rutinas, prescindir de los caminos trillados y adentrarnos mucho más en las disyuntivas, las insatisfacciones y las propuestas de las niñas, niños, adolescentes y jóvenes cubanos, esos que en abrumadora mayoría se suman a cada tarea que el país convoca, con desenfado y con criterios propios.
Las nuevas generaciones estamos urgidas de sentir, en lo más profundo, el compromiso y la responsabilidad que tenemos con el país, que entendamos verdaderamente el significado de ser un patriota de estos tiempos y que comprendamos lo que Cuba espera y necesita de nosotros.
La historia atestiguará que, ante cada prueba, los hijos más jóvenes de esta tierra tienen bien claro el reto de vencer lo difícil y elegir un proyecto de vida tejido por la solidaridad y los intereses colectivos. Tenemos necesarias motivaciones para creer que siempre seremos más los que anclemos los sueños en esta Isla y luchemos por ellos.
Los años que recientemente hemos vivido mostraron en toda su magnitud la valía de nuestras juventudes y es esta una excelente oportunidad para desde aquí trasladar el más profundo reconocimiento a los miles de muchachas y muchachos que se han sumado a cada tarea, en medio de una pandemia y ante un recrudecimiento extremo de la política agresiva e inhumana del Gobierno norteamericano.
Igual la felicitación para nuestras niñas, niños y adolescentes que integran la Organización de Pioneros José Martí, que hoy también llegan a su aniversario. Ellos, desde el cumplimento del estudio y sus diversas tareas, construyen el país, con ellos es mayor la responsabilidad de la UJC.
Queridos jóvenes, querido Presidente Díaz-Canel, comandantes Machado y Ramiro:
Comprendemos muy bien el compromiso que llevamos en nuestros hombros y la misión que nos toca cumplir en el empeño de sumar las energías de los jóvenes que apuestan por el proyecto de vida revolucionario en nuestra Cuba y su Revolución.
Seremos consecuentes con Fidel y su sentencia, aquel 4 de abril fundacional: «El Joven Comunista tiene que ganarse a los demás jóvenes, conquistarlos para su causa; ganarlos con su ejemplo; atraerlos a las filas de la Revolución; ayudarles, enseñarles, dándoles oportunidad de aprender, dándoles oportunidad de rectificar».
Las banderas de la continuidad jamás serán arriadas. La hora de crear y de defender el socialismo siempre será la hora de los jóvenes cubanos como las más importantes personas que son.
¡Vamos con todo!
¡Hasta la victoria siempre!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
El talento de nuestros artistas más jóvenes junto a otros experimentados estremeció a quienes asistieron este lunes a la gala en la Sala Universal de las FAR. Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez