Jóvenes cubanos. Autor: Roberto Suárez Publicado: 01/01/2022 | 09:29 pm
Un año recién termina y con él muchas tristezas quedan atrás, aunque dejen su huella en el alma. La juventud cubana, que resistió y superó increíbles vendavales, busca en los afectos y empeños colectivos la fórmula para seguir andando. Con mente positiva, fe y disposición, se adentra en el año recién estrenado. De sus ideales y compromiso depende el derrotero de la nación.
Para saber cómo proyectan su 2022, JR hizo un sondeo en varios territorios y a través de las redes sociales. En las respuestas predominó el optimismo, pues consideran esa nueva etapa como un año de culminación, «de sueños y metas por cumplir. De salir, fiestar, amar, ¡y vivir! ¡Sobre todo vivir!», escribía una estudiante capitalina.
Prosperidad, alivio, felicidad, paz, más amor y menos odio, tranquilidad en los barrios, vacunas y menos colas, son afanes comunes, más las ansias por reunirse con seres queridos «que por cuidarnos y por el cierre no hemos podido ver».
Aseguran que estamos en un momento «de reanimación, en el que vemos destellos de luz», como decía el futuro abogado pinareño Ernán Cruz Fuentes, y entre los planes personales mencionan encaminar sus estudios de pregrado y posgrado, recuperar noviazgos, construir o comprar vivienda propia, viajar, mejorar la tecnología a su alcance, celebrar cumpleaños y aniversarios…
Pensando como país, resaltan la necesidad de más unidad y confianza entre generaciones, más opciones laborales y también de ocio, sin las restricciones actuales.
En Camagüey, todos los criterios coincidieron en que lo más importante será velar por la salud propia y de la familia, y manifestaron gratitud por los esfuerzos del Estado por mantener esas bases sólidas. También afloró el deseo de que desaparezca el bloqueo por parte del Gobierno de EE. UU., y que las familias continúen unidas.
Adiós al 2021
«Que no vuelva a aumentar la Covid, pero regrese la carne de cerdo a precios razonables», dijo el avileño Reynier Landa Crespo. Este cuentapropista, reparador de equipos electrónicos, no olvida la incertidumbre a principios del pasado año y el rebrote terrible del verano: «No quisiera vivir esa angustia de ver todo cerrado, las calles vacías, hospitales saturados. Eso es malo para todo, para la economía, la familia, la sociedad, la salud… Que no vuelva: ese es mi primer deseo».
Ketia Mailedys Espinosa Muro, comunicadora de la Dirección municipal de Educación en el municipio espirituano de La Sierpe, afirmó: «El 2021 me abrió los ojos, así que este nuevo año voy a empezar de cero. Vengo renovada… Quiero mucha alegría, salud, y salir a celebrar sin miedo a contagios».
Con sentido práctico, la cienfueguera Ana Carolina Suárez Sarduy, estudiante de Pedagogía-Sicología, valora el 2021 como un año «de gran utilidad para nuestra formación y crecimiento, personal y profesional». Un tiempo de reflexión, aprendizaje y conocimientos nuevos. Ella desea «culminar el primer año con buenas calificaciones y ayudar a que otros también lo logren, colaborar para vencer definitivamente la pandemia, y ayudar a la universidad con mis fotografías y videos».
Tras un período inimaginable alejado de sus rutinas, amigos, familiares y sueños, el estudiante de Telecomunicaciones Alejandro Perdomo Campos afirma que es imposible no tener nuevas aspiraciones: «Espero un año de normalización de la vida universitaria, a la cual me debo; que podamos retornar a las aulas completamente y desarrollar los procesos docentes en condiciones normales; revivir nuestros movimientos culturales, deportivos, científicos y recreativos, y retomar espacios de presencialidad que nos unen y hermanan, especialmente en este año del centenario de la FEU (Federación Estudiantil Universitaria). Quiero que la Cujae siga creciendo como institución y aporte mucho en ese crecimiento. Que el valor de la vida prevalezca, como nos enseñó el 2021, y nuevas ideas aviven nuestro interés en ser útiles y disfrutar todo lo que extrañamos, pero con mayor madurez».
Juan Carlos Almenares Carballosa, presidente provincial de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media (FEEM) en Matanzas, empieza por reconocer que durante la etapa más dura los adolescentes se esforzaron el doble ante el estudio, y quisiera que esa motivación de superarse esté también en las calles, que defiendan el proyecto cubano.
Según Salomón Alejandro Hernández Morejón, también líder estudiantil, les espera un año fuerte de asambleas, de recorrer las escuelas para recoger inquietudes, divulgar el nuevo manual de la organización y sus proyectos No ser uno más, y FEEM por Cuba. «Estaremos donde la Revolución nos necesite, dando lo mejor de nosotros», recalca.
Más allá de lo virtual
«Viajando, mi vida, eso no se pregunta», respondió una capitalina al sondeo de JR sobre cómo imaginaba su 2022. Con ella coincidieron otros jóvenes que por dos años pospusieron sus proyectos fuera de frontera: estudios de posgrado, reunificación familiar, aventura, explorar opciones de nuevas empresas, reunirse con amistades…
Esta última razón también anima sueños de viajes en el Archipiélago, porque el mundo virtual ayudó a superar el aislamiento pandémico, pero «en Cuba nos gusta abrazar, reír en grupo, compartir un dominó, visitar lugares especiales… Eso de quedarnos en “virtuales”, no va con nuestra idiosincrasia», aseguró un matancero que ya tiene pasaje para dos provincias.
En ciudades de una vida cultural habitualmente animada, como La Habana, Matanzas, Santiago de Cuba, Trinidad y Holguín, se destacan las ansias por el retorno de festivales, temporadas deportivas, fiestas, tertulias, visitas de turistas…
Con eso concuerda el estomatólogo espirituano Aliandys Lazo Otero, que además se propone estudiar, investigar problemas de salud, publicar en revistas científicas… «Quisiera un año sin tantas enfermedades y escasez, y como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, que la organización logre sus metas, reunirnos y analizar los problemas con objetividad».
Varios mensajes califican el 2022 como un año para obtener lo que merecemos. Náyade Morell González, estudiante espirituana de Teatrología, desea «que finalmente podamos vernos la cara sin necesidad de cubrirla con una mascarilla», y augura un despliegue de todo el talento joven que se forma en nuestras academias y universidades: «Ojalá siempre haya oportunidades para el artista joven con aptitud, actitud y disposición».
Hacer cine fue de los oficios más afectados. Tras graduarse en la Universidad de las Artes, la cienfueguera Ana Rafaela Riego Ataury vuelve a la tierra que despertó su vocación para tomar un paraje en medio del mar y hacer de su belleza natural protagonista de un proyecto. Así comienza a edificar su vida profesional, y se muestra ambiciosa de la manera más sana posible: ambición de crecer por su propio esfuerzo, ganas de no parar.
Anabel Rodríguez Pérez, ama de casa pinera, ha vivido la pandemia a través del sacrificio de su esposo médico: «Me gustaría que la enfermedad se controle, que seamos más responsables y tengamos más cobertura de medicamentos».
Tras dos años de mucho trabajo, miedo y estrés, «merecemos vivir sin temores y con opciones de desarrollo individual y colectivo», acota la podóloga pinera Doilín Páez Molina, quien aspira a continuar preparándose «para ofrecer un servicio de calidad, como los pacientes merecen».
Ernán Cruz Fuentes, estudiante de Derecho de Pinar del Río, reconoce que ha sido muy difícil para todos, «especialmente para los jóvenes, que tuvimos que cambiar nuestras costumbres, hábitos y necesidades de recreación». Por eso sueña que «las familias puedan compartir en armonía, y los jóvenes crear, soñar y ayudar a esta Revolución a avanzar hacia el futuro».
De comienzos y cimas hablan José Manuel y Dainier, dos santiagueros hermanados por el contexto. El primero culmina preuniversitario y, tras dos años de esfuerzo a distancia, ya se imagina en las aulas de la Universidad de Oriente. El segundo acaba de egresar con título de Oro como ingeniero en Telecomunicaciones. Con la misma voluntad que pulió en días de readecuar su tesis y aportar en centros de aislamiento, asumirá su estreno en la vida laboral. Esa energía, y todas las herramientas de su formación, las pondrá en función de la eficiencia empresarial que necesita Cuba.
Pensando en grande, el estudiante camagüeyano de Comunicación Social Alejandro Ramos Padrón, comparte su inquietud: «¿Cuándo nos tocará una intervención comunitaria en el reparto Piña, tan maltratado por el tiempo? Necesita nueva imagen, más belleza y limpieza… Sé que todo no puede ser a la vez, pero sería un gran alivio conocer de esas intenciones».
Su coterráneo, Alex Miguel Rodríguez Hernández, de 13 años, no escatimó sueños: «Soy pelotero desde chiquitico. A mis amigos y a mí nos gustaría que Los Toros de la Llanura hicieran un buen papel en la serie de béisbol; eso nos daría gran alegría. También espero que siga controlada la pandemia porque hubo mucho confinamiento y mucha tristeza en varias casas de mis vecinos; que mi familia y la de mis amigos tengan salud y la escuela nunca más cierre, ni en vacaciones, sino que se convoquen juegos deportivos y nos lleven a la playa, como era antes».
Para Klaudia Urrutia Pérez, licenciada en Ciencias Farmacéuticas y trabajadora del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología, es difícil hablar de este tiempo sin hacer referencia a los estudios en que se vinculó para prevenir la transmisión y evitar las formas graves y críticas de COVID-19, principalmente los ensayos clínicos que desembocaron en la vacuna Abdala.
Extrapolando saberes, espera que el 2021 sirva de experiencia «para las nuevas estrategias a trazar», y se continúen creando lazos de amor por todo el mundo. Entre sus metas está la superación profesional y «nuevos proyectos que tengan un impacto positivo en la salud de nuestro pueblo y a nivel mundial», como los estudios para prevenir y curar el cáncer y los infartos de miocardio e isquémicos…
????????????♥Nuestros jóvenes se adentran en el 2022 con las ganas renovadas de vivir y soñar.
— Juventud Rebelde (@JuventudRebelde) January 2, 2022
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El sol, las manchas
En esta indagación no faltaron respuestas centradas en expectativas políticas: fortalecer la democracia, más posibilidad de desarrollo, menos burocracia y que la nueva generación sea escuchada en decisiones trascendentales o cotidianas.
La profesora santiaguera Ada Lescay González augura «un período de mayor definición y promoción de los derroteros de la sociedad contemporánea. Cada día debemos delinear y promover, de la mejor manera, los caminos que nos permitirán ser una nación más justa, equitativa, ecológica e inclusiva».
El actor, locutor y guionista espirituano Yankiel Toledo Valdivia asegura que la vida y el contexto nos han cambiado. «Caminaremos sin miedo y disfrutaremos al máximo, con la responsabilidad que implica convivir con la COVID-19». Además recuerda que pronto se analizará un Código de las Familias que ofrece nuevas posibilidades para todas las personas: «Nos toca respetarnos más y a quienes nos rodean. Precisamos lograr que nuestras familias sean el mayor espacio de amor, al igual que nuestros centros de trabajo y de estudios».
Pedro José Ramos Toste, estudiante pinareño de Educación Artística, imagina que habrá situaciones difíciles, pero no imposibles para su solución: «La vida nos ha puesto grandes retos que requieren de la colaboración y la unidad de todos. Este 2022 nuevamente tendrá pandemia y pérdida de personas queridas, lo que nos obligará a crecernos y hacernos fuertes ante las adversidades». Con madurez avizora momentos «de encuentro y discrepancias políticas, que nos invitarán a conservar la calma y pensar detalladamente cuáles son los sueños comunes que queremos hacer realidad».
Esa balanza de pensar cómo construir con esmero la realidad a la que aspiramos, tiene también su contrapeso: Mientras unos ven el nuevo año «bárbaro, honesto y con planes», algunos solo cargan incomodidad o sueños rotos, y optan por «aguantar», en lugar de transformar como verbo proyectivo.
Pero por cada respuesta de ese tipo, obtuvimos muchas que hablaban de superación y de cumplir metas pospuestas. El vueltabajero Julio Emilio Morejón Pérez, estudiante de Educación en Lenguas Extranjeras, está convencido de que Cuba «puede superarse este año en todos los sentidos».
Lo positivo predomina en este boceto juvenil de los próximos 12 meses, sin ser un análisis utópico: «La pandemia y la situación económica no se van a acabar solas, y no todo el mundo hala parejo aún», escribía un joven habanero, y otro coterráneo alertaba: «Siento que estamos en un momento de pausa, y confiamos demasiado en que la situación está mejorando», Sin embargo, advirtió, «puede ser peor si las personas no piensan en el bien común».
Las preocupaciones realistas se decantan por lo «acelerados» que serán los cursos hasta que se recupere el ritmo; la dificultad para transportarse con seguridad sanitaria; las alternativas para hacer cada quien «aquello en lo que es bueno y le gusta», sin prestarse al juego de la inflación arbitraria o el abuso especulativo.
El avileño Reynier es categórico: «La inflación hay que pararla de alguna manera. Yo creo que nadie se beneficia de ella. ¿Qué negocio, qué empresa, qué economía puede prosperar con unos precios disparándose por día? ¿Qué cliente te tocará a la puerta y cómo tú conseguirás las cosas para trabajar? Así es muy difícil avanzar».
Sobre el futuro del cuentapropismo, es diáfano: «Quisiera que se eliminaran las trabas para una mejor complementación entre el sector estatal y otras formas de gestión de la economía. Se han logrado cosas, existen documentos, pero a la hora de hacer, aparecen situaciones que impiden una mejor relación o que podamos prestarnos servicios de manera mutua. Todavía hay su recelo, mucha documentación a tramitar, poco acceso a suministros… Y se puede lograr mucho de conjunto para el bien del país».
Como la mayoría de sus coetáneos, espera que Cuba pueda sortear esos obstáculos y mejorar su economía. Entre otras cosas, como dice la pinera Páez, «para que no sean las tiendas en MLC las de mayor surtido, porque no todos tenemos un familiar en el extranjero», criterio compartido por la economista camagüeyana Milay Obdulia Céspedes González, para quien solo será posible borrar esa diferencia «cuando se produzca mucho más», y confía en que «la solidaridad nos siga sobrando y la unidad nunca nos deje, porque sin esa nada de lo hecho sería posible».
El capitalino Perdomo Campos espera que «con la reanudación de los servicios y la base creada con las nuevas medidas económicas, ocurra una reanimación de la economía que permita salir de la crisis, eliminar escaseces y elevar el nivel de vida del pueblo; que los nuevos actores de la economía impulsados por el Gobierno comiencen a dar sus frutos».
Diansy Rodríguez Hong, recién graduada de Informática y profesora de la Cujae, reafirma que «como país tenemos muchas cosas que perfeccionar y en las que ocuparnos». Por eso imagina un 2022 duro, de trabajo, de aprendizaje, en el que cada experiencia adquirida sea llevada a la práctica. «Si cada quien, desde su pedacito, hace bien su trabajo; si pensamos más en el bien social sobre el propio; si criticamos, erradicamos y trabajamos en lo que está mal, podremos decir que hemos hecho más por Cuba».
Ernesto Toledo Chaveano, trabajador del turismo en Topes de Collantes, reafirma el valor de aportar el máximo en la labor que cada quien escoja: «Cuando logramos hacer un bien común es porque desde lo individual estamos en condiciones óptimas y se disfruta muchísimo ver al resto con grandes sonrisas».
Adrián, un joven de Jaruco, escribe: «Para mí el 2022 es el “año de la recuperación”. La prosperidad no cae del cielo. Esta generación ya demostró que puede adaptarse a cualquier circunstancia y el país no se derrumba en nuestras manos».
De lo humano y lo divino
Cuando se acerca un nuevo año nos abarrotamos de aspiraciones y sueños. No todos se harán realidad, pero la gente prefiere intentarlo: ese es el ciclo normal en los seres humanos. Conversar con jóvenes sobre sus deseos para 2022 nos acercó a una generación que sufrió los embates de una mortal pandemia y estancó la mayoría de sus derroteros, pero nunca los venció.
«De lo bueno, lo malo», valora una santaclareña: «No me extrañaría que más jóvenes se interesen ahora en estudiar epidemiología, estadísticas, informática, bioquímica…».
Con natural cubanía, hay quienes responden que no harán planes mientras no salga «la letra del año». Otros cuentan que dieron la vuelta a la manzana con la maleta, o que han puesto velas a tal o más cual santo para pedir ayuda en la crisis.
Una habanera amante de los horóscopos asevera que este año trae mejores energías: «Dejamos atrás el 2020, que era el año de la Rata y sus epidemias; vencimos al Toro del 2021, que exigió un esfuerzo sobrehumano para resistir. Ahora viene el Tigre: fuerte, valiente, creativo… ¿Que depende de nosotros? ¡Por supuesto! Pero peor que los anteriores no podrá ser».
Tienen fe en sí mismos, en la naturaleza o en lo divino. La conciencia común es que cada día es una promesa de reinicio, un primer paso para el resto de la vida, pues como dice el proverbio, nunca más seremos tan jóvenes como hoy.
Por eso cerramos con el mensaje del futuro artista pinareño: «Sí, serán muchos los retos de este nuevo año, pero las aspiraciones también lo son. Lo más importante es la claridad de lo que somos, de lo que queremos y de cómo haremos para hacer realidad nuestros sueños. No existen imposibles cuando de voluntad y orgullo se trata. Esperemos que la paz reine, que la sabiduría se interponga ante lo retrógrado, y la premisa de seguir haciendo más y criticar menos sea el principio básico para nuestro desarrollo». (Mileyda Menéndez, Hugo García, Laura Brunet Portela, Odalis Riquenes Cutiño, Yahily Hernández Porto, Luis Raúl Vázquez Muñoz, Lisandra Gómez Guerra, Yuniel Labaceno, Dorelys Canivell Canals y Roberto Díaz Martorell)
En 2022 los jóvenes seguirán donde quiera que haga falta con el amor y la esperanza como principios de cabecera. Foto: Abel Rojas Barallobre.