Marines norteamericanos profanan en 1949 la estatua de José Martí en el Parque Central de La Habana. Autor: Fernando Chaviano Publicado: 11/03/2021 | 10:28 am
Hay hombres que por su altura moral han escalado hacia un lugar cimero en la cúspide del mástil que conduce y guía los destinos de una nación. Para los cubanos Martí es el guía espiritual y el hombre que forjó los principios y valores que sostienen la Revolución Cubana. La juventud siempre ha encontrado en él las raíces de sus justas luchas, por eso su respuesta ante hechos de profanación y de ultraje a su imagen marmórea ha sido digna de una generación martiana que encontró en su pensamiento las claves de la justicia social.
El 11 de marzo de 1949 ocurrió uno de esos hechos denigrantes y vergonzosos, cuando marines norteamericanos que se encontraban en La Habana, en horas de la noche, después de haber frecuentados bares y prostíbulos habituales en la capital cubana de aquella época; embriagados y engreídos por el simple hecho de ser ciudadanos estadounidenses; profanan sin ningún remordimiento la estatua del Héroe Nacional ubicada en el Parque Central. En una total competencia treparon la escultura hasta que uno alcanzó la cima y de manera irrespetuosa orinaba como burla y desprecio al hombre que aprendió a morir en la cruz todos los días sacrificándose por su patria.
Fernando Chaviano, un fotógrafo que pasaba por el lugar, con su lente captó lo sucedido como prueba fehaciente de aquel ultraje. Foto Fernando Chaviano
Los habaneros al percatarse de lo que sucedía sobre la imagen de José Martí enfrentaron a los profanadores estadounidenses y Fernando Chaviano, un fotógrafo que pasaba por el lugar, con su lente captó lo sucedido como prueba fehaciente de aquel ultraje. La policía de inmediato impidió que los cubanos indignados por tal afrenta arremetieran con más fuerzas contra los protagonistas de tal vandálico hecho, a quienes custodiaron y trasladaron hasta la estación policial. La noticia y las imágenes publicadas de esa vergonzosa noche fueron una bomba; mancillar la figura del Apóstol era algo que conmovía y tocaba las fibras a los verdaderos hijos de la patria, quienes lo asumieron como paradigma revolucionario.
No podía ser otra la actitud de los jóvenes universitarios que salir, con el corazón lleno de indignación y el pensamiento fraguado de respeto hacia el símbolo, a enfrentar la gravísima ofensa al Apóstol de la independencia. “(…) desde los tiempos de Mella la figura de Martí se había convertido en un referente para los estudiantes del Alma Mater en sus esfuerzos por la transformación de la realidad nacional”[1]. El 12 de marzo, el Diario de la Marina publicó el desagravio que presentó el embajador estadounidense al Ministro de Estado Cubano, pero esto era un hecho muy pobre ante la magnitud de la ofensa. Ese mismo día, una Comisión de la FEU se dirigió a la prensa para presentar su protesta por aquellos hechos. Los jóvenes decían:
«Algo más que un desagravio formalista exigimos del Gobierno Norteamericano que debe entregar a las autoridades cubanas a los marineros responsables para que sean juzgados conforme a Derecho y a la salvajada que cometieron. Protestamos además de la conducta del Jefe de la Policía Coronel Caramés que fusta en mano atacó a los estudiantes que fuimos hasta la Embajada norteamericana para demandar la acción pertinente (…) Los que crean que esto terminó están equivocados (…) Si no fuimos responsables de los hechos vandálicos, no se nos puede pedir ahora una calma que envuelva a los asesinos, con leguleyismo, pases y subterfugios».[2]
Entre los firmantes de esta protesta se encontraban los estudiantes Fidel Castro, Baudilio Castellanos, Aramís Taboada, Lionel Soto, Alfredo Guevara y otros. Los universitarios cubanos no permitieron que el deshonor de aquella noche quedara impune y aunque las autoridades, con agua a presión, quisieron lavar el crimen; el dolor que causó en el alma de los revolucionarios y de todos los cubanos dignos no pudo borrarse. Los jóvenes defendieron con pasión el legado martiano y enfrentaron de forma enérgica a los que trataron de manera fría proteger y justificar el horrendo crimen.
Esa ha sido y será las fibras que mueven a la juventud cubana, esa que no se queda de brazos cruzados ante ninguna ofensa y como en 1949 aquellos valerosos jóvenes enfrentaron los bastones de la policía y pusieron en el lugar cimero al cubano que no tuvo una sola mancha en su conducta; hoy, cuando Martí es usado en una guerra cultural y de símbolos contra su mismo pueblo, su pensamiento es tergiversado y descontextualizado por el enemigo de la Revolución; las nuevas generaciones acudimos a él de forma correcta y como arma fundamental para enfrentar a los que quieren escudarse en su obra para hacer contrarrevolución, a quienes intentan legitimarse utilizando, de la manera más humillante posible, su legado.
Ofenderlo es ofender a Cuba y causa tanta indignación ver que los que ultrajan y mancillan hoy al más universal de los cubanos no son ciudadanos norteamericanos como aquellos marines yanquis, sino cubanos indignos que le fallaron y traicionaron su memoria para vender su alma a los que quieren e insisten en derrocar la Revolución que sentó sus bases en el ideario martiano. La respuesta de la juventud cubana está permeada de dignidad, de ahí la defensa categórica de la Patria, la Revolución y el Socialismo.
[1] López Civeira, Francisca y Fabio Enrique Fernández Batista, En defensa de Martí y la nación: la Universidad en tiempos de Fidel, Portal José Martí del Centro de Estudios Martianos.
[2] Pueblo, 12 de marzo de 1949 en Prensa Diaria, Colección Facticia del Archivo Central de la Universidad de La Habana; en López Civeira, Francisca y Fabio Enrique Fernández Batista, En defensa de Martí y la nación: la Universidad en tiempos de Fidel, Portal José Martí del Centro de Estudios Martianos.
Idael Hidalgo Reina: Vicepresidente Nacional del Movimiento Juvenil Martiano