La base popular del levantamiento fue incuestionable. Autor: Jorge García Publicado: 21/09/2017 | 07:04 pm
Para el 5 de septiembre de 1957 estaba planificado un plan de envergadura nacional con el propósito de desarrollar diversas acciones armadas contra puntos claves en La Habana, apoyado por acciones en Cienfuegos y Santiago de Cuba. Por falta de comunicación solo se produjo un levantamiento popular en Cienfuegos.
La acción preparada para el 5 de septiembre de 1957 debía tener alcance nacional y sus principales objetivos eran el Palacio Presidencial y el Estado Mayor de la Marina en La Habana. Se debían desarrollar levantamientos de apoyo en Cienfuegos y Santiago de Cuba. El 3 de septiembre se realizó una reunión en la que participan oficiales de mayor graduación en la Marina, sumados a última hora y de manera unilateral deciden posponer el alzamiento por 24 o 48 horas, pero debido a falta de comunicación entre los dirigentes del M-26-7 y los oficiales de la Marina, la noticia de posponer el alzamiento no llegó a tiempo a los revolucionarios cienfuegueros.
El 5 de septiembre alrededor de las 5:20 AM, tal y como estaba previsto, comenzó el levantamiento popular en Cienfuegos, quedando la ciudad en manos de los revolucionarios por espacio de 24 horas. Posteriormente Batista lanzó sobre Cienfuegos a sus tropas que ametrallaron y bombardearon indiscriminadamente los barrios, y causaron decenas de muertos, heridos y mutilados entre la población.
Aunque en lo interno esta acción resultó un revés para el movimiento en Cienfuegos, que desde entonces quedó prácticamente neutralizado, en sentido general representó una victoria para la lucha, por su tremenda repercusión nacional y el hecho de que, durante horas, fue un territorio libre, el primero de la Revolución en el país.
Antecedentes
El golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, fue repudiado ampliamente por diversos sectores de la sociedad cubana. Tan pronto se conoció la noticia un numeroso grupo de hombres del pueblo, fundamentalmente obreros y estudiantes, salieron a las calles para manifestar su repulsa al golpe de Estado,
Una de las mayores protestas se produjo en Cienfuegos para denunciar la implantación de los llamados Estatutos Constitucionales impuestos por la dictadura y en apoyo a la vigencia de la Carta Fundamental de la República aprobada en 1940.
Los cienfuegueros se incorporaron a las distintas organizaciones y grupos creados para combatir la dictadura, pero muy pronto gran parte del pueblo se sumó al Movimiento 26 de Julio guiado por Fidel Castro, quien puso en práctica una estrategia objetiva para enfrentar los desmanes de la dictadura que oprimía a la nación y conculcaba los derechos de estudiantes, obreros y campesinos.
Los primeros planes para un levantamiento en Cienfuegos, con el apoyo del grupo de marinos revolucionarios se planificaron inicialmente para abril de 1957, pero no fue posible concretarlos en esa fecha.
Luego se preparó otro intento para el 28 de mayo, con 35 hombres, escogidos entre los mejores de la región central. Los mismos se concentraron en la barriada cienfueguera de Buena Vista, pero debido a un aplazamiento para el día siguiente, fueron denunciados, cercados por la policía y arrestados.
Coordinaciones previas
En septiembre de 1957 se rompe la unidad en el aparato militar de la tiranía y en distintos sectores militares se aprecian muestras de descontento con las acciones del gobierno. A fines de junio un grupo de jóvenes ex oficiales de la Marina de Guerra, con el apoyo de numerosos miembros de ese cuerpo, se vincularon al M-26-7 gracias a los contactos realizados con Frank País. Miembros de la Fuerza Aérea y el Ejército, sobre todo sargentos y soldados, y de la sección radio motorizada de la Policía, contactaron en La Habana a miembros del 26 de Julio. Por distintas vías y a través del Movimiento tres grupos diferentes: el de Cienfuegos, el de oficiales jóvenes y el de La Habana se unieron para enfrentar al gobierno de Batista.
El grupo desarrolló un plan de envergadura nacional con el propósito de desarrollar diversas acciones armadas contra puntos claves en La Habana, apoyado por acciones en Cienfuegos y Santiago de Cuba. La acción conjunta se efectuaría el 5 de septiembre, según el acuerdo tomado y los principales objetivos eran el Palacio Presidencial y el Estado Mayor de la Marina, ambos en la capital del país. Se procedería entonces a realizar amenazas de ataque aéreo contra el campamento militar de Columbia y se exigiría la rendición de Batista.
El día 3 de septiembre se realizó una reunión en la que participan oficiales de mayor graduación en la Marina, sumados a última hora y de manera unilateral deciden posponer el alzamiento por 24 o 48 horas. Ese mismo día Julio Camacho, miembro de la dirección provincial del M-26-7, se encontraba en La Habana junto a Miguel Merino, recibiendo órdenes detalladas de Faustino Pérez y contactando con Dionisio San Román para realizar la acción del día 5. Por falta de comunicación entre los dirigentes del M-26-7 y los oficiales de la Marina, la noticia de posponer el alzamiento no llegó a tiempo a los revolucionarios.
El levantamiento
Alrededor de las 5:20 AM del 5 de septiembre, el cabo Santiago Ríos Gutiérrez pone en marcha el plan acordado para tomar Cayo Loco, importante base naval del distrito sur. Tomada la base, se dio paso a los jefes de las acciones y a los milicianos del 26 de julio, que permanecieron acuartelados, y acudieron a buscar las armas ocupadas, parte de las cuales se entregaron al pueblo.
Se tomaron además las estaciones de la Policía Marítima y la Nacional, acción esta última en la que cae mortalmente herido Gregorio Morgan, el primer mártir de esa gesta.
En Cayo Loco se analizaron los resultados de la acción, pero Julio Camacho comprueba sobre las 9:00 AM que el alzamiento solo se estaba realizando en Cienfuegos y propuso a Dionisio San Román recoger todas las armas y replegarse hacia el Escambray, según los planes originales. Este opina que sería imposible llegar a esa zona puesto que la aviación impediría el avance, por lo que ambos jefes deciden resistir en los edificios ocupados.
Sobre las diez de la mañana las aeronaves del Ejército comienzan a sobrevolar el Distrito Naval y el Parque Martí y comienzan a ametrallar y bombardear la zona. En Cayo Loco Dionisio San Román decide unilateralmente ir a contactar la fragata “Máximo Gómez” y no acepta llevar escolta de confianza. En la fragata es apresado y trasladado posteriormente en un avión militar hacia La Habana donde es torturado y asesinado junto a Alejandro González Brito.
Poco después del mediodía los refuerzos del ejército, procedentes de Santa Clara, comenzaron a llegar. La lucha se hizo más violenta en el Colegio San Lorenzo, los portales del teatro Tomás Terry, la Estación de Policía, el Ayuntamiento, los altos de la droguería Cosmopolita y otros puntos aledaños.
Las primeras incursiones de los aviones F-47, bajo las instrucciones del teniente Álvaro Prendes, no atacaron de forma directa a los sublevados ni a la población, pero sobre las tres de la tarde los hijos del general Tabernilla y otros pilotos de confianza iniciaron un ataque despiadado desde aviones B-26 sobre Cayo Loco y otras zonas de combate. Los bombardeos y ametrallamientos provocaron cuatro muertos y más de 20 heridos entre la población civil de varios barrios.
Continúan produciéndose numerosas bajas y son abatidos Armando Rosquete, José Gregorio Martínez y Pastor Sust, siendo apresado un grupo de combatientes en Cayo Loco. Sobre las cuatro de la tarde son enviados refuerzos y pertrechos a los revolucionarios que combatían en el Parque Martí.
La dictadura también multiplicó sus fuerzas y se dispuso para el ataque final. El hotel La Unión a escasos metros del parque fue convertido en cuartel general y allí se congregaron entre mil y mil doscientos efectivos pertenecientes a regimientos de Matanzas, La Habana y Camagüey.
Cerca de las seis de la tarde, ante la imposibilidad de llegar a los frentes de combate ubicados en el centro de la ciudad, Julio Camacho, Raúl Roll, Pedro Aragonés y Osvaldo Rodríguez embarcan en el bote “Iraida” hasta cayo Ocampo e intentan llegar al Escambray. Debido a problemas técnicos, deciden regresar a la ciudad y se esconden en un almacén para posteriormente escapar hacia diferentes destinos.
A lo largo de las distintas acciones desplegadas por el Movimiento 26 de Julio, por civiles y miembros de la marina de guerra, cayeron en combate o fueron asesinados por la represión militar batistiana los revolucionarios:
•Adolfo Rodríguez Barrizonte
•Alberto Cayetano Ríos Mayea
•Ángel Ramba Jardín Suárez
•Armando Rosquete Díaz
•Arturo Álamo González
•Benedicto Rodríguez Ricer
•Carmelo S. Rodríguez Leiva
•Dimas Martínez Padilla
•Ernestino Colina Rodríguez
•Francisco Claudio Curbelo Colina
•Francisco del Sol Díaz
•Francisco Claudio Martell Esquerdo
•Froilan Pastor Suz Valdespino
•Galo Froilán Mederos Soto
•Galo Tiel Delgado
•Gregorio Toribio Morgan Hernández
•Héctor Pérez Llorca
•Ibrahim Reyes García
•José Gregorio Martínez Medina (El yanki)
•José María Fernández Cuadra (kilo)
•José Rafael Ignacio Siverio Talavera
•Juan Felino Cárdenas González
•Juan Gilberto Sotero Rodríguez Campanioni
•Juan Roberto Suárez del Villar y del Sol
•Julián Orestes Chaviano González
•Luis Ciro Pérez Lozano
•Miguel González Yera
•Nicolás Luciano López Viera González
•Osvaldo Bosch Arias
•Pedro González Díaz
•Rabel Quintana Lorié
•René de Jesús González Cartaya
•Rubén González Aguiar
•Tomás Domingo Toledo Benítez
Repercusiones posteriores
El 5 de octubre, a solo un mes del levantamiento, en la fosa común donde fueron enterrados los combatientes revolucionarios, pese a la custodia de las fuerzas del régimen, apareció una hermosa ofrenda de flores blancas, símbolo de respeto a los muertos. Pese a la represión, las mujeres del M-26-7 cumplirían nuevamente el acto de colocar nuevas ofrendas florales a los caídos. La confección de una placa de cemento para la fosa común, se convirtió en tarea popular, al tiempo que diversas muestras de ayuda y solidaridad llegaban hasta los familiares de los caídos.
Los revolucionarios detenidos, tampoco fueron desatendidos. El doctor Osvaldo Dorticós Torrado destacó en la defensa de varios de ellos, para los que la fiscalía solicitó incluso la pena de muerte en algunos casos. Varios de los detenidos fueron liberados tras la gestión de habeas corpus por parte de Dorticós.
Después del triunfo revolucionario de 1959, cuando la Caravana de la Libertad entra en Cienfuegos, Fidel habló a la multitud reunida en el Parque José Martí:
Había que venir aquí, aunque solo fuera a rendir tributo a los héroes que cayeron el 5 de Septiembre de 1957.[1]
Al conmemorarse 20 años de la gesta, Fidel expresó:
Pienso que algún día habrá que hacer algo mejor, algún día en esta ciudad habrá que erigir un monumento al pueblo, a los combatientes revolucionarios y a los marinos caídos. Es cierto que a la Revolución le faltan muchos monumentos —ya lo hemos dicho otras veces—: hace falta en Santiago de Cuba, hacen falta en muchos lugares. Pero en estos años arduos de consolidación de la Revolución, de trabajo diario, poco tiempo hemos tenido en realidad para dedicar la atención que merecen esos hechos y para perpetuar el recuerdo de aquellos que cayeron, de aquellos que se sacrificaron y que jamás deberán borrarse del corazón y del pensamiento de las futuras generaciones.
Tomado del sitio web de la Fiscalía General de la República