Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La sangre generosa en el preludio de la invasión

 Las naves, pintadas con las insignias de la Fuerza Aérea Cubana, atacaron los enclaves de San Antonio de los Baños, Ciudad Libertad y Santiago de Cuba. Era el preludio de Playa Girón

Autor:

Juventud Rebelde

El 15 de abril de 1961, traidora y sorpresivamente, en un plan organizado y pagado por la CIA, fueron bombardeados tres aeropuertos cubanos. Las naves, pintadas con las insignias de la Fuerza Aérea Cubana, atacaron los enclaves de San Antonio de los Baños, Ciudad Libertad y Santiago de Cuba. Era el preludio de la invasión mercenaria por Playa Girón.

Aviones B-29 proporcionados por la CIA despegaron desde sus bases en Puerto Cabeza, Nicaragua, con el propósito de asestar un golpe que destruyera en tierra los escasos y obsoletos aviones de combate que poseía entonces la Revolución, y asegurara a los invasores el total dominio del aire. Uno de los pilotos agresores, cumpliendo instrucciones, voló a Miami e hizo declaraciones para hacer creer que se trataba de un levantamiento interno.

Siete combatientes cubanos cayeron ese 15 de abril mientras rechazaban la agresión. En un comunicado al pueblo de Cuba, Fidel informa sobre lo sucedido  y proclama que «si este ataque aéreo fuese el preludio de una invasión, el país en pie de lucha resistirá y destruirá con mano de hierro cualquier fuerza que intente desembarcar en nuestra tierra».

Al día siguiente, en el sepelio de las víctimas, ante la concentración de milicianos en armas que llenaban la esquina de las calles 23 y 12, a las puertas del Cementerio de Colón, proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana: «Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí, en sus narices, y que hayamos hecho una Revolución Socialista en las propias narices de Estados Unidos».                                                     

Y continuaba el líder de la Revolución: «Era, además, un hecho que se esperaba; era algo que todos los días se estaba esperando; era la culminación lógica de las quemas a los cañaverales, de los centenares de violaciones a nuestro espacio aéreo, de las incursiones aéreas piratas, de los ataques piratas a nuestras refinerías por embarcaciones que penetran de madrugada. Era la consecuencia de lo que todo el mundo sabe; era la consecuencia de los planes de agresión que se vienen fraguando por los Estados Unidos en complicidad con gobiernos de lacayos en América Central...».

Entre los caídos aquel 15 de abril se encontraba el joven artillero Eduardo García Delgado, quien al ser alcanzado por la metralla,  guardó fuerzas para escribir, con su sangre generosa, el nombre de Fidel.

 

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