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Abuela de 94 años se recupera de la COVID-19 en Cuba (+ Video)

«¡Este es mi país: Cuba, que no termina de darle lecciones al mundo!», asegura a JR Clotilde Peón, la maestra y ensayadora de Acosta Danza, superfeliz de que su madre de 94 años haya sobrevivido a la COVID-19

Autor:

José Luis Estrada Betancourt

Su nieto, el notable pianista, productor y compositor Pepe Gavilondo, ni se molesta en disimular su felicidad mayúscula. Es más, se aprovecha de Facebook para que se enteren en los cuatro puntos cardinales de que su madre y su abuelita queridas ya están a salvo. «Las dos mujeres más fuertes que conozco. Una verdadera inspiración y fuente de esperanza para todos nosotros en estos tiempos difíciles. Más valor que miedo, más conciencia que terror, más unidad que soledad», escribió quien concibiera la partitura original de la admirable Satori, coreografía de Raúl Reinoso para Acosta Danza.

Después de varios días de naturales angustias, por fin este 1ro. de abril el tecladista de Síntesis se permitió hasta una aparente broma en las redes sociales: «Messi, ojalá llegues a ver esto. Esta abuela de 94 años vive por ti, por verte jugar. Hoy se recuperó de la COVID-19 y lo único que hizo fue hablar de ti y del Barça. Che, mándale un video, ¿sí?».

Para que los lectores de JR no piensen que se trata de un «invento» del pequeño de casa, la mismísima Marta Sánchez, quien diera a luz a la muy conocida Clotilde Peón, la «Loti» que en la actualidad se desempeña como maestra y ensayadora de la compañía que dirige Carlos Acosta, expresó ante un video su pasión total por el popular deporte, a pocos minutos de que le dieran de alta en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí (IPK).

«Yo me levanto cada día, desayuno y me siento frente al televisor a ver fútbol. ¡Yo soy de Messi! ¡Yo soy del Barça!», confesó esta señora llena de vida a quien dejaron ingresada en el Hospital Naval, bajo sospecha de haber enfermando, el 17 de marzo, el día en que comenzó el tormento también para su hija.

De hecho, que Loti hubiera acabado de regresar de España, tras ser testigo de las exitosas presentaciones de Acosta Danza en diferentes ciudades del Reino Unido, constituyó uno de los motivos para que José Raúl, doctor del policlínico docente Mártires del Corynthia, decidera poner en marcha el protocolo establecido para personas con problemas respiratorios que hubiera tenido contacto con alguien venido del extranjero.

«El doctor José Raúl vino a hacerle un reconocimiento a mi mamá, porque sabía que además de mayor, es muy alérgica. Cuando la auscultó sintió unos ruidos fuertes, propios de una asmática, a pesar de que hacía más de 30 años que no le daban crisis. Y aunque encontró que todos sus signos vitales estaban perfectos, no se confió», cuenta evidentemente agradecida Loti.

«Te juro que quisiera nombrar, uno por uno, a los médicos, enfermeras, pantristas, técnicos de laboratorio, auxiliares de limpieza..., que no escatiman esfuerzos para salvar a quienes necesitamos de sus auxilios. Son todos, sin excepción, dueños de corazones más grandes que sus propios cuerpos.

«Ha sido tan esmerada, tan rigurosa, tan profesional, tan amable la atención que hemos recibido, que no encuentro las palabras precisas para agradecer», expresa la ex primera solista y maître del Ballet Nacional de Cuba al rememorar no solo los cinco días que permanecieron en el Naval, donde les hicieron el pesquisaje y «los muy jóvenes y muy profesionales doctores Pedro y Marlos se desvivieron» por cuidarlas, sino los que se dedicaron en el IPK a velar por ellas.

«¿Qué puedo decirte de estos hombres y mujeres que a pesar de que en 45 días no pueden salir de los hospitales ni ver a su familia, jamás pierden la sonrisa? Mi madre y yo recibimos los mejores medicamentos que se puedan tener... Era terrible, tormentoso, angustiante... A mi mamá le temblaba un ojo y el mundo me caía encima, pero allí estaban enseguida todos ellos a nuestro lado...

«Lo que está haciendo este país es inmenso. Imagínate que mi tía de 92 años se tuvo que quedar sola en casa, pero tres veces al día la iban a ver. Es que ellas son una estirpe muy fuerte... Para que tengas una idea: mi abuela, por quien me pusieron Clotilde, sobrevivió a la influenza  de 1918 que se conoció en Cuba como gripe española y cobró miles de vidas. Sin embargo, ella se salvó».

—Supongo que hayas estado muy tensa porque las personas de la tercera edad que son víctimas de la pandemia no suelen sobrepasarla...

—Estuve cada segundo con el corazón en la boca. Ella siempre ha sido una mujer de una salud descomunal, parece que es hereditario; provengo de una familia muy longeva, pero hay una verdad indiscutible: primero el contagio se descubrió a tiempo y luego se nos dio un tratamiento de excelencia. Así, aunque sea difícil espantar el temor, una siente que no quedará defraudada si se aferra a la esperanza. Lo que han hecho por nosotras no tiene precio. ¡Este es mi país: Cuba, que no termina de darle lecciones al mundo!

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