La familia ZunZún de Carmen Autor: Juventud Rebelde Publicado: 16/04/2019 | 10:31 am
La noticia nos llegó por correo, rauda y veloz como el vuelo de los zunzunes. A la casa de Carmen, profesora de la filial de Ciencias Medicas de la Isla de la Juventud, arribó un huésped no invitado, pero muy bien recibido.
El zunzún empezó a hacer nido sobre un palito en la tendedera del portal. Por supuesto nada perturbó su quehacer materno. Carmen observó todo el ajetreo, desde que comenzó a construir la pequeñísima morada hasta cómo alimenta a la cría. «Y le están comenzando a salir las plumas», contó.
El Zunzún, no anda en pareja y la hembra pone sus huevos en lugares poco frecuentados por los machos para no ser molestados por estos, como hizo la de Carmen, que también prefirió la primavera para anidar.
Dicen los conocedores que el avecilla suele ser fiel a los lugares donde anida pero nunca vuelve a usar el mismo nido. Lo construye en forma de copa a alturas de 2 a 4 metros del suelo, sobre una ramita fina bifurcada, a la sombra —tal y como hizo esta Zunzún en el portal de la casa de Carmen, y consideró que la pinza de tendedera era la ramita bifurcada.
También afirman que comienza construyendo un ovillo de pajitas finas al que le agrega ramitas y raíces que le dan mayor resistencia y después le abre un hueco que agranda y moldea con su cuerpo. Luego reviste el interior con fibras vegetales finas, líquenes y también telas de arañas, que igualmente pega por fuera, y luego impermeabiliza con hojas o cortezas, para dejar el nido hondo y espeso.
Las fotos dan fe de vida del pequeño pajarillo de la familia del Colibrí, que tiene más de 300 especies. Pero el Zunzún nuestro, que conocemos por su rápido y potente aleteo, está entre los más pequeños y tenemos al más chico de todos los que vuelan por el mundo, el pájaro mosca o zunzuncito, que mide solamente 63 milímetros.
Se dice que a pesar de su minúsculo tamaño son aves de extraordinaria valentía, pues en ocasiones se les ha visto atacar al sijú y al aura tiñosa cuando están cerca de los nidos; sin embargo, no tienen nada de ariscos y son capaces de acudir a un ramo de flores sostenido por la mano de una persona sin moverse, por eso también le gustan los jardines caseros y es frecuente verlos en ellos, batiendo sus alas cien veces por segundo. De seguro nos cansamos nosotros antes que esta avecilla polinizadora que puede volar 20 horas sin parar a una velocidad de hasta 114 kilómetros por hora.
Por ahora disfrutemos de esta mamá Zunzún y de su cría pinera, compartiendo las fotos de la profesora Carmen, porque pronto abandonarán el nido.