Yannelis Favier Trueba y Yunieski Noa Hinojosa Autor: Juventud Rebelde Publicado: 21/09/2017 | 06:57 pm
MOA, Holguín.— La ingeniera metalúrgica Yannelis Favier Trueba es expresión genuina de la juventud cubana, y sobre todo de su singular terruño industrial, curtido en los secretos de convertir el rojizo polvo del monte en granos de níquel, hierro y cobalto.
No lo afirma solo JR, sino el voto mayoritario de sus compañeros en la Empresa Ernesto Che Guevara, que le confió la alta responsabilidad de representarlos en el venidero 19no. Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes (FMJE), que se celebará en octubre próximo en la ciudad rusa de Sochi.
A sus 26 años de edad, y con vivencias que ya deberían haberla «inmunizado», dice que sintió hervir sus mejillas ante la masa, un frío sudor deslizándose por su espalda y, los nervios, «esos me dieron por asentir con la mirada a comprometerme bien adentro».
Yannelis, expresión genuina de la juventud cubana. Foto: Kegnar Pereira
Graduada en 2014 en el Instituto Superior Minero Metalúrgico Antonio Núñez Jiménez, realizó luego su período de adiestramiento en la planta de recuperación de amoníaco, perteneciente a la misma empresa, como tecnóloga de procesos industriales.
Sus resultados fueron satisfactorios, y ello favoreció, después, su aprobación para desempeñarse de lleno en la planta de recepción y suministros, donde actualmente está encargada de supervisar la potabilización, almacenamiento y distribución de casi toda el agua empleada en el municipio.
«Mi carrera es muy abarcadora; me fascinan no solo los procesos metalúrgicos, sino el procesamiento de metales, materiales y productos químicos. Son campos para el futuro de Cuba, y quiero contribuir».
Sobre ella, como también se dice de los buenos moenses, señalaron algunos que se puede parafrasear un dicho, porque «siempre tirará para Moa». Durante sus años de adolescente, la delegada moense cursó estudios en la Escuela Vocacional de Arte Raúl Gómez García, de la ciudad de Holguín, donde se graduó de nivel medio en la especialidad de ballet.
«Mi destino habría sido el escenario. Sin embargo, me decidí por mi “fuerte”: las ciencias exactas. Matriculé en la Escuela Vocacional José Martí, de Holguín. Allí obtuve la carrera de Ingeniería, y regresé a estudiarla a Moa. Tal vez por eso lo del refrán va conmigo», sentenció Yannelis.
Ella tiene muchas ideas y expectativas sobre su participación en el magno evento juvenil, pero asegura que si algún objetivo se ha planteado es el de compartir con otros jóvenes del mundo el legado de Fidel, a través de su universal concepto de Revolución.
En mi familia casi todos estamos incorporados a funciones en la industria del níquel. De ellos, quien más orgulloso se siente hoy por esta elección es mi papá. Aunque no viajó en aquella ocasión, él fue igualmente seleccionado entre los delegados al Festival juvenil de Pyongyang en 1989.
«No permito las chapucerías»
VARADERO, Matanzas.— De estatura baja, complexión relativamente fuerte y manos ásperas, Yunieski Noa Hinojosa se nos presenta con la sencillez de los grandes, los que anónimamente lo dan todo por el país en la cotidianidad de su labor.
«Haber sido electo como delegado al 19no. Festival es un honor y me siento orgulloso de representar a mis compañeros, que confiaron en mí para hacerlo», dijo.
«Asistiré no solo en representación de los jóvenes de la construcción del contingente Lenin; mi voz se alzará en nombre de todos los jóvenes de este sector en el país, por la paz y la solidaridad entre los pueblos».
En su colectivo del contingente de la construcción Vladimir Ilich Lenin lo respetan y lo quieren, y la espontaneidad de los abrazos de felicitación de sus compañeros decían más que mil palabras.
Yunieski, con la sencillez de los grandes. Foto: Hugo García
Con 29 años de edad ostenta desde hace cuatro la categoría de Maestro constructor, la cual está precedida de denodados esfuerzos en un sector difícil. Integra la brigada 26 del contingente, al que pertenece desde 2012. Sus manos han dejado huellas en numerosas obras del polo turístico de Varadero, como la moderna marina y varios hoteles.
Se refiere a la calidad de las obras como si de eso dependiera su respiración: «No permito las chapucerías; hay que respetar los contratos y la calidad en la terminación», asiente. Trabaja diariamente ocho horas, pero cuando hay algún atraso o necesidad sigue hasta la noche en horarios extendidos.
Cada tres meses y 20 días viaja a su hogar en Moa, provincia de Holguín, y comenta que antes el salario era de 500 pesos y 75 CUC mensuales, pero que ahora gana alrededor de 6 000 pesos, según el cumplimiento de las normas.
«Estudié en la Universidad de Ciencias Pedagógicas José de la Luz y Caballero, de Holguín, y tras una licencia no me reincorporé y vine para este contingente, donde me he destacado en mi trabajo, he enseñado a muchos compañeros para laborar con calidad en las obras del turismo y estoy satisfecho y alegre de cumplir el compromiso con la Revolución de desarrollar esta industria», agregó Yunieski.
«Con la juventud cubana se puede contar y en el Festival le demostraremos al mundo que nuestros principios éticos y el pensamiento legado por nuestro Comandante en Jefe conviven en cada acción de la juventud», refirió el joven constructor.
Muchos de sus compañeros lo catalogaron de honesto, responsable, disciplinado y muy trabajador, con 13 años como militante de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización a la que le ha aportado todo su entusiasmo y compromiso.
Ronald Hidalgo, segundo secretario del comité nacional de la UJC, junto a Yannara Concepción Domínguez, primera secretaria de la organización juvenil en Matanzas, entregaron a Yunieski la credencial de delegado y otros reconocimientos. Foto: Hugo García