Laz Guagüerías Autor: LAZ Publicado: 21/09/2017 | 06:49 pm
¿Cuál es el colmo de un chofer? No ver la P.
En el costumbrismo cubano el chofer de ómnibus es un personaje típico. En las viejas historias se representaba de cuerpo robusto, rostro con patillas, bigote, camisa blanca... Fueron y son personas muy carismáticas. Siempre han sido el motor de la sociedad. Transportan a la maestra, al estudiante, al médico, a los actores, a los deportistas. En su rol social, con frecuencia, ofrecen historias que narrar.
Lección de historia
—Chofe, abre atrás.
—No, por atrás no me gusta.
—Asere, si en la tres no hay nadie; dale, abre, y pago más.
—No, ven por «delante» y te hago rebaja.
—¿Y cuánto sería?
—Pues dos pesetas en vez de 40 quilos.
—¿Y desde cuándo eso es rebaja?
—Desde que el Morro era de palo y el Malecón de poliespuma.
El acompañante
¡Vamos que la alcancía no se llena sola! ¡Socio, recoge ahí! Los choferes están contribuyendo a disminuir la tasa de desempleo y también de la accidentalidad. Para concentrarse estrictamente en el manejo del ómnibus, han optado por ¿contratar? a un acompañante que se encargue de la recolecta del dinero.
Los «conductores» por-cuenta-del-guagüero, además de «ayudar» con la economía, acomodan los ómnibus y auxilian a las personas necesitadas. Los choferes merecen un reconocimiento por impulsar la idea de la contrata de asistentes. Con ello evitan que el dinero que necesitan recaudar se les escape y que ciertos seres humanos se sientan improductivos.
Fórmula Uno
¿Juan Manuel Fangio manejaría a velocidad extrema un P? Muchos de nuestros guagüeros, seguidores del histórico campeón de la Fórmula Uno, se han empeñado en superarlo. Cuando delante o detrás de uno de ellos está estacionado el articulado de otro colega-competidor, alcanzan la rapidez máxima apenas saliendo de la parada, no importa que sea con sobrepeso de público ni en las calles más desafiantes de La Habana.
Los campeonatos están a la orden del día. Ni en la ciudad-Estado de Mónaco se ven tantos, solo que aquí también es un deporte extremo, sobre todo en los días de lluvia, cuando la velocidad de los neumáticos aumenta a límites insospechados.
No importan los riesgos. En cada parada hay un «Gran Premio», el primero que llegue se lleva todo el pasaje... y su dinero. Y al contrario de Fangio, que conducía en solitario su cuña, nuestros bólidos tienen a sus pasajeros como copilotos, derramando adrenalina y a veces otros líquidos más.
Suavemente...
Velocidad, ¡velocidad!, demandan los pasajeros cuando el autobús va a paso de tortuga. La lentitud de algunos ómnibus se debe a lo precavido que son ciertos choferes. Respetan al máximo las leyes del tránsito. Quizá los estudiantes necesitan estar a tiempo para un examen o los obreros están a minutos del retraso, pero la máxima del chofer es que lleguen vivos.
El buen guagüero también se esfuerza por dar placer. Aprovecha algunos horarios, sobre todo los de baja demanda
—cuando va con poca gente—, para que quienes viajan con él puedan observar con detenimiento las bellezas de la ciudad. Si la parada siguiente está llena de personas y puede incrementar su recaudación, no es algo intencional, es pura coincidencia.
Zona de piquera
En Cuba es conocido como piquera el lugar donde se estacionan los carros que prestan servicio de taxis, tanto estatal como particular. La iniciativa ha sido extendida hasta los ómnibus metropolitanos, cuyos choferes se detienen en determinados lugares en espera de pasaje completo.
Esto crea cierta polémica entre los pasajeros y los conductores, mas el principio de solidaridad con el público impide que el articulado salga de la zona de piquera con un asiento vacío y el pasillo desahogado.
Su salud primero
La obesidad es una enfermedad que ha invadido a Cuba. La economía de un núcleo familiar común se reduce a comida y transporte, sin dejar espacio para el cuidado del físico.
No hay nada mejor que una buena carrerita matutina para incentivar el cuerpo antes de un largo día de trabajo; para ello no tiene que ir al gimnasio, solo salir a buscar su P.
La rutina de ejercicios comienza con una carrera de resistencia hacia el lugar en el que paró la guagua y termina con una excelente sauna ya dentro de esta, donde podemos mimar nuestro cuerpo con una mezcla de olores traídos de los sitios más exóticos del cuerp... perdón, del mundo.
El manisero llegó
«¡Mi gente, un espacio para el manisero!» Así los guagüeros apoyan a los trabajadores por cuenta propia. Esto posibilita la vinculación entre el sector estatal y el que no lo es.
Un ómnibus urbano, además de hartarse de personas, puede cargar coches con cremitas, huevitos de chocolate, pellys, frituras de coditos y otras propuestas de comida «sana».
Como activos protagonistas de las transformaciones económicas que se viven actualmente en la Isla, los choferes brindan su aporte al crecimiento del cuentapropismo; no importa que a veces tengan que trasladar las mayores cargas en horario pico.
Acopio
El acopio de productos agrícolas en nuestro país se realiza con una mano de obra fuerte y efectiva. Luego de la recogida de los recursos que brinda la tierra, es necesario su traslado hacia los puntos de venta en la ciudad.
Para contribuir con los servicios de transporte están los guagüeros, quienes ofrecen sus ómnibus como camión de viandas para los «campesinos emprendedores». Esta iniciativa favorece también a la población, que al montarse en ellos pueden recoger, literalmente, un buen boniato.
¡Su granizado aquí!
Los choferes capitalinos promocionan servicios de la ciudad: granizados, golosinas, embutidos. Un articulado puede permanecer media hora detenido ante la urgencia de su conductor de adquirir algún alimento. La deglución vendrá acompañada de un tiempo de reposo durante el cual conversa con el vendedor.
Los trabajadores del transporte realizan su aporte a la compra de productos alimenticios en kioscos, cafeterías y paladares. Se fortalecen con vitaminas y minerales, mientras anuncian a su público los puntos de venta.
Cervantinos
Para la próxima edición de su Diccionario, la Real Academia de la Lengua Española está pensando, seriamente, incluir algunos de los aportes realizados por los guagüeros de La Habana, notorios por su amplio vocabulario y buena dicción.
La Academia prestó atención a las innovaciones de los conductores capitalinos e incluirá en una de sus publicaciones frases como: ¡vamos, meta su pasillo en el acordeón!; o ¡hasta el fondo que la guagua está vacía!
Einstein
Los choferes de ómnibus han cambiado totalmente las concepciones físicas del vacío: «caballero, caminen atrás que la guagua está vacía» y no cabe ni una mosca. La Real Academia Sueca de Ciencias debería entregar el Premio Nobel de Física a estos discípulos de Einstein, pues dicho aporte modifica totalmente las tesis de materia que se tienen hasta el momento.
Si los expertos analizaran el caso podrían llegar a la conclusión de que el vacío sería lo lleno, por lo que las guaguas en su centro estarían tan vacías que hasta podrían reventar.
Infotur
Cuba es un país cuya economía depende en gran porción del turismo. Los extranjeros aquí son como la visita en la casa, tienen a disposición el mejor servicio.
Los guagüeros se han especializado como guías turísticos, brindando servicios de primera calidad, dígase orientación de direcciones y recorridos por la ciudad. El más exclusivo es el de taxi particular, que deja a los visitantes en el lugar específico al que quieren ir. Importante aclarar que esto es solo para extranjeros; pues somos los anfitriones y para nosotros es primordial el bienestar de nuestros huéspedes.
Discotecas
Si cuando Albert Arthur Molteno creó lo que se considera como el primer autobús hubiese imaginado que estos funcionarían como discotecas, a lo mejor le hubiera agregado luces de neón desde el principio y así ya se iba complementando la carroza.
Pero bueno, el placer de ingeniar la disco sobre ruedas fue concedido a los choferes cubanos, quienes hacen de sus guaguas puros centros de recreación para cualquier edad.
Lo mismo se puede entrar a un bus que esté navegando por el ancho mar con Barquito de papel, que viajar en la nave del olvido junto a José José; lo único que no puede suceder es que el silencio invada al transporte urbano.
Penélope
Besos por la ventanilla, guiños de ojo y el tan escuchado: ¡Mami, qué linda!, son algunas de las estrategias más aplicadas por los Donjuanes de las calles. Ellos son expertos en manejar guaguas y conquistar jovencitas.
Las lenguas más antiguas comentan que los choferes, al igual que los marineros, tenían en cada parada una amante. Pero las historias del costumbrismo cubano, en las cuales las mozas sentían una atracción especial por los guagüeros, no están olvidadas y con frecuencia se vuelven a vivir, con adolescentes desesperadas por saludar a su joven conductor.
Foto: Roberto Ruiz
Foto: Juventud Rebelde
Foto: Adán Iglesias Toledo