Después del encuentro con el Presidente Raúl Castro y del intercambio de regalos, el Papa Francisco se recrea en una animada conversación. Autor: Roberto Ruiz Espinosa Publicado: 21/09/2017 | 06:18 pm
A las 4:05 de la tarde se oyen los flashes de las cámaras fotográficas y los susurros de palabras de saludo en el salón de los vitrales del Palacio de la Revolución durante la visita de cortesía del Papa Francisco al Presidente Raúl Castro.
Entre los helechos arborescentes de las montañas cubanas y las banderas de Cuba y el Estado Vaticano se produce la conversación que, por la imagen que transmitía la televisión cubana denota comprensión mutua en el intercambio. No es para especular qué se dice en la conversación privada cuando términos comunes como la solidaridad y el amor al prójimo y la necesidad de paz han sido pronunciados en las 24 horas de estancia del séquito papal en la Mayor de las Antillas.
En salón cercano, el Primer Vicepresidente de los Consejos de Estados y de Ministros, Miguel Díaz-Canel era anfitrión del resto de la comitiva papal.
Una hora duró el encuentro en el que también intercambiaron dones: un Cristo obra del artista de la plástica Alexis Leyva «Kcho» y un Mosaico de la Virgen de la Caridad del Cobre, realizada por el Estudio del Mosaico de la Fábrica de San Pedro con la misma técnica con que se hizo la Basílica en El Vaticano.