Piero recibiendo la distinción. Autor: Internet Publicado: 21/09/2017 | 06:12 pm
El profesor italo-norteamericano Piero Gleijeses, quien ha escrito dos obras magistrales sobre la ayuda cubana a los países africanos, recibió este miércoles el título como Académico Correspondiente Extranjero en un acto efectuado en la Academia de Historia de Cuba, con sede en la Universidad de San Gerónimo de La Habana.
La Academia otorga esa categoría a profesionales eméritos de otras naciones que han desarrollado trabajos relevantes sobre la historiografía relacionada con Cuba.
El profesor Sergio Guerra, uno de los Académicos de Número presentes en el acto, resumió la trayectoria de Piero Gleijeses, profesor de Política Exterior de la Universidad Johns Hopkins, de Washington, quien ha escrito sobre Cuba dos obras «con inmenso rigor, compromiso político y pasión por la historia».
Los referidos libros son Misiones en Conflicto: La Habana, Washington, África 1959-1976, y Visiones de la Libertad: La Habana, Washington y Pretoria y la lucha por el sur de África 1976-1991. Este último será presentado próximamente en Cuba.
Sergio Guerra explicó que Piero realizó otras dos obras investigativas de profunda calidad: La Esperanza Destrozada, sobre el derrocamiento por parte de Estados Unidos del Gobierno de Jacobo Arbenz en Guatemala, en 1954, y La Esperanza Desgarrada, sobre la invasión norteamericana en 1965 a República Dominicana.
Son obras clásicas de la historiografía universal que demuestran la capacidad de investigación que ha llevado adelante con enorme paciencia y seriedad el destacado profesor, significó Guerra.
Por su parte, el Doctor Pedro Pablo Rodríguez, vicepresidente de la Academia de Historia y Premio de Ciencias Sociales 2010, expresó que para la institución es un alto honor entregarle al profesor Gleijeses el título de Académico Correspondiente Extranjero, lo cual está avalado por su larga historia de acucioso, serio y prolífero investigador.
Gleijeses agradeció a los miembros de la Academia de Historia y explicó que en la investigación realizada le ayudaron muchas personas en Cuba, y en especial reconoció a dos que fueron imprescindibles: Jorge Risquet Valdés y la doctora Gloria León.