El gran propósito es sumar a todas la sentidades productivas de servicios al desarrollo local. Autor: Cubahora Publicado: 21/09/2017 | 06:11 pm
PINAR DEL RÍO.— Una estrategia de desarrollo local a escala provincial, primera de su tipo en Cuba, se desarrolla en Vueltabajo, que no es la suma de las de los municipios, sino una nueva visión a escala interterritorial, con miradas a las potencialidades de cada uno de sus actores, y una necesidad superior de capacitación y seguimiento permanente», comenta, optimista pero comprometido, en diálogo con JR, el joven Carlos César Torres Páez, profesor de la Universidad de Pinar del Río Hermanos Saíz Montes de Oca y miembro del Centro de Estudios de Gerencia, Desarrollo Local y Turismo, de esa institución docente.
A sus 26 años, este académico vueltabajero, acreedor de un total de nueve premios de la Academia de Ciencias y cuatro de Innovación Tecnológica, destaca la importancia del acompañamiento que, desde la Universidad, se les ofrece a los procesos de la gestión del Desarrollo Local en Pinar del Río, una de las provincias más avanzadas del país en este ámbito. Hoy todos sus municipios trabajan en el diseño de estrategias. Algunos ya las han terminado y los otros deben concluir antes de finalizar el año, según los cronogramas previstos.
—Profesor, ¿en qué escenario se concibe hoy el desarrollo local?
—A partir de 2011, con la aprobación de los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, hay una voluntad política mucho más expresa que en tiempos anteriores de darle mayor protagonismo a los gobiernos locales en la gestión de su propio desarrollo. En esta idea se trabaja en Cuba con mayor fuerza desde la década del 2000, básicamente desde 2009, cuando el Ministerio de Economía y Planificación estableció los fondos para las Iniciativas Municipales de Desarrollo Local (IMDL). Pero no es hasta 2011 que se habla de darles mayores facultades y competencias a los gobiernos locales como un complemento de las estrategias del país.
«A escala macroeconómica se concentran las grandes inversiones y los procesos de inversión extranjera. Sin embargo, hay un interés también de que los municipios aprovechen aquellas potencialidades que la planificación global, nacional, de la economía no puede llegar a visualizar, y que el territorio sí tiene conocimiento de ella.
Potenciar la minindustria constituye una prioridad. Foto: Telepinar
«Ya no existe solo una voluntad política expresada en los Lineamientos, sino que se desarrollan un grupo de mecanismos que van a respaldar esta decisión del país de empoderar a los gobiernos locales».
—¿Cómo los gobiernos locales en Pinar del Río han asumido esta gestión?
—Aquí es justamente donde entra a jugar su papel la Universidad. La forma en que el acompañamiento se ha concretado en cada lugar depende del avance que ha logrado.
«Primero está la capacitación, ya más orientada que la que tradicionalmente se hace, encaminada a crear capacidades, competencias y habilidades de los gobiernos para asumir esta tarea a partir de políticas y programas destinados para ello.
«Un segundo nivel está en el acompañamiento del diseño de las estrategias de desarrollo local. Un gobierno no puede tener una gestión articulada si no se sustenta en bases estratégicas. Hasta ahora la operatividad ha predominado ante el enfoque estratégico. Hay que apreciar mejor lo que tenemos.
«Por lo general a los gobiernos lo que se les ha pedido es que implementen políticas o programas a escala de país, y no propias. Eso ha hecho que se dediquen a la administración de recursos y no a concebir cómo desearían ver a su municipio en un período determinado de tiempo.
—¿Y la implementación cómo va?
—La implementación es el principal reto hoy y, al mismo tiempo, lo más difícil. Se trata de que las estrategias se completen en programas y proyectos concretos: económicos, productivos y sociales.
«Ya hay una cultura sobre el tema. Pero el sector empresarial tiene que incorporarse de una forma más activa, porque el peso fundamental del desarrollo de un municipio está condicionado por el alcance productivo, y los encargados de diseñar los proyectos y ejecutar esos programas están en el sector empresarial de cada territorio, que es donde existe cierta inercia en cuanto a los protagonismos institucionales y personales a la hora de hacer y también en el momento de asumir responsabilidades».
—En medio de la actualización del modelo económico cubano, ¿de qué forma se ha incluido el sector no estatal?
—Cuando empezamos a trabajar como Centro de Estudios en el asesoramiento a los municipios, vimos que en los grupos no había presencia ni del sector cooperativo ni de los cuentapropistas, y el gran propósito es sumar a todas las entidades productivas y de servicios al desarrollo local, incluso las presupuestadas.
«Se estaban concibiendo estrategias de desarrollo al margen de ellos y sin visualizar sus potencialidades, las cuales en las proyecciones que tiene el país son significativas.
En la medida en que la academia logre concretar propuestas en los municipios, se hará de un papel más protagónico, refiere Carlos César Torres Páez. Foto:Dorelys Canivell Canal
«En la práctica hemos encontrado un capital humano con conocimiento, experiencia, profesionalidad y al que le falta incorporar ciertas dinámicas que incentiven la creatividad en ese sector. Es cuestión más bien de cambiar la visión de las personas que conducen los procesos en el ámbito productivo y de servicios.
«Las empresas están adaptadas a que la única fuente de financiamiento es el plan o el presupuesto y hoy existen otras, solo que para acceder a ellas hay que tener propuestas y proyectos».
—Hablemos ahora de algunas problemáticas en ese proceso de gestión...
—No siempre se hace un estudio técnico correctamente. En muchos casos no se hace un estudio de mercado, y a veces se olvida que está la Universidad con un personal altamente calificado para asesorar el proceso.
«Las minindustrias son un ejemplo de la dificultad que ha existido para integrar coherentemente la cooperación internacional con el desarrollo local.
«Ha fallado la articulación entre los organismos, la estabilidad de las personas que conforman los grupos; existe poca visión de los recursos endógenos de cada territorio y falta pensamiento estratégico.
«La capacidad de desarrollo de un municipio tiene que ver con la vinculación armónica de las políticas, programas nacionales que tienen incidencia en el territorio, más posibilidad de gestionarlo aprovechando los recursos que ese plan nacional no llega a visualizar y que como territorio sí hay que aprovechar porque generan empleo, mejora la economía familiar, la del municipio, eleva la estética del lugar, fomenta un entorno innovador creativo e incide incluso en la calidad de vida de las personas y su bienestar.
«Pinar del Río, que es la provincia que más proyectos tiene concebidos después de Villa Clara, no tuvo en 2014 uno nuevo».
—¿Cómo lograr ese acercamiento necesario entre los sectores productivos y la Universidad y su generación científica?
—Urge un pensamiento más innovador y la Universidad tiene las herramientas para motivarlo. Solo que también hay que lograr sinergia entre el sector empresarial y de servicios y el universitario.
«En la medida en que la academia logre concretar propuestas, se hará de un papel más protagónico. En los municipios en los que se ha avanzado más, hemos ganado en credibilidad.
«Hay que trabajar en función de las necesidades que tiene hoy el país. No se puede hacer ciencia solo por interés del investigador. Tiene que haber una conciliación entre las necesidades económicas y sociales para que la gente haga ciencia, porque a veces se investiga sin un cliente definido, y después no hay una utilidad práctica.
«La pertinencia no la pone el investigador, sino la realidad objetiva. Y para ello se necesita de financiamiento y que el mundo empresarial entienda que para garantizar su desarrollo debe financiar la investigación y la innovación tecnológicas».