Como una práctica habitual en el proceso electoral cubano, los pioneros, niños, niñas y adolescentes, entre siete y catorce años de edad, acompañan a la mesa electoral custodiando las urnas. Así sucede desde el año 1976 y ello constituye una de las características sui géneris de la democracia y el sistema electoral cubanos.
Por las condiciones en que se desarrolla ese proceso, en esta ocasión elecciones parciales para seleccionar a los delegados municipales del Poder Popular, en un ambiente de barrio los más pequeños de la casa participan junto al resto de la familia y van conociendo de cerca uno de los momentos más democráticos del sistema político y electoral de la Isla.
La cita tiene para ellos especiales expectativas, y en esta ocasión que coincide con la semana de receso docente no faltó preocupación por la preparación del uniforme y la pañoleta, ya sea azul o roja, para estar «bien elegante».
Una labor importante que realizan los muchachos es acompañar a los miembros de la mesa, si fuera necesario, para llevar las boletas a ancianos, enfermos u otras personas que están limitadas para llegar al Colegio Electoral, y desean ejercer su derecho al voto, y también auxiliarán al elector que lo requiera en el momento de su traslado hasta el cubículo o la urna.
Y por supuesto, como en todo lugar donde están los infantes, ellos colocan una dosis de sonrisas y alegría, y acompañarán a los mayores en esta cita con la dignidad de la Patria.