La Columna Invasora campesina, conducida por Camilo, también marcó la jornada patriótica de julio de 1959. Autor: Perfecto Romero Publicado: 21/09/2017 | 05:52 pm
En febrero de 1959, se produjo la primera crisis del Gobierno Revolucionario Provisional. El Gobierno, presidido por el Doctor Manuel Urrutia Lleó, no funcionaba con la acometividad que el pueblo reclamaba. Se corría el riesgo de que la Revolución perdiese credibilidad. Los cambios previstos en el Programa del Moncada esperaban por la aprobación de las leyes revolucionarias.1
Varios ministros se dirigieron a Fidel Castro Ruz, líder indiscutible de la Revolución, para pedirle que aceptara formar parte del Gobierno.
El 16 de febrero de 1959, Fidel Castro tomó posesión del cargo de Primer Ministro en solemne ceremonia celebrada en el Palacio Presidencial. Fidel pasó a dirigir las reuniones del Consejo de Ministros y asumió la responsabilidad política de su ejecutoria, mientras que al Presidente le correspondía ratificar o rechazar los proyectos de leyes que adoptara el Consejo. Sin embargo, los problemas en el Gobierno Provisional no estaban resueltos.
Renuncia Fidel a su cargo de primer ministro
Las declaraciones y la conducta del presidente Urrutia obstaculizaban el avance de la Revolución. Los pronunciamientos públicos del Presidente habían provocado incertidumbre en el pueblo. Su discurso era similar al de los enemigos de la Revolución. Las discrepancias y los conflictos provocados por Manuel Urrutia desde los primeros momentos de su toma de posesión, en julio de 1959, eran ya insostenibles, por lo que Fidel decide renunciar a su cargo.
El viernes 17 de julio el país se estremece. En la primera página del matutino Revolución aparece un titular de dos palabras: Renuncia Fidel. Desde las primeras horas de ese día, en la medida en que se conoce la noticia, el pueblo se desborda en las calles y reclama su regreso. Los ministros, reunidos en el Palacio Presidencial, aguardan por las anunciadas declaraciones del Comandante en Jefe Fidel y recomiendan esperar las palabras del líder de la Revolución.
Las declaraciones de los dirigentes y de las organizaciones se funden en los pedidos que, desde todos los rincones del país, el pueblo le hace a Fidel para que no renuncie. Los estudiantes se concentran en las universidades. En toda Cuba se oyen exclamaciones de «Fidel no puede renunciar».
Ese día, a las ocho de la noche, tal como se había anunciado, comparece Fidel en el programa Ante la Prensa e inicia sus declaraciones afirmando que «renunciar a un cargo no quiere decir renunciar a la Revolución (…) ni renunciar al cumplimiento del deber».
Tras subrayar que la Revolución no corría ningún peligro, Fidel expuso los motivos de su dimisión: «La razón de mi renuncia es una razón de orden interno (…) obedece a la imposibilidad por mi parte de continuar ejerciendo el cargo en las actuales circunstancias, dadas las dificultades con el señor Presidente de la República».2
Luego de puntualizar sobre sus discrepancias con el presidente Urrutia, Fidel pide reflexionar sobre la ética de su decisión:
«Yo quiero que el pueblo razone y me diga si en mi condición de Primer Ministro, sin renunciar, yo podría venir a hacer estas declaraciones. Y yo quiero que el pueblo me diga, honradamente, si creía que fuese el procedimiento correcto, después de todo esto que se está tramando, después de las angustias que ha estado viviendo el país, de las campañas de calumnias, presentar una acusación que trajese como consecuencia la destitución del Presidente, y que me presentasen a mí ante el mundo entero como un caudillo clásico quitando y poniendo presidentes de la República, que me diga si tenía otro procedimiento sino el procedimiento de renunciar para poder expresar al pueblo estos hechos».3
Urrutia renuncia, y dorticós ocupa la presidencia
Minutos antes de que terminara la comparecencia de Fidel, el presidente Urrutia hizo llegar su carta de renuncia al Consejo de Ministros, que se encontraba reunido en Palacio.
Aceptada la dimisión del Presidente, a las 11 y 15 de la noche, por unanimidad, el Consejo designa al Doctor Osvaldo Dorticós Torrado para el cargo de Presidente Provisional de la República de Cuba.
Al día siguiente, dirigido por Dorticós, se reúne el Consejo de Ministros y toma entre sus acuerdos: felicitar al pueblo cubano por la decidida y amplia movilización desarrollada en respaldo a Fidel Castro; rechazar la renuncia presentada por Fidel a su cargo de Primer Ministro y hacer pública la exhortación para que continúe en el desempeño de sus funciones. Asimismo, se acuerda reducir el presupuesto del Estado para las atenciones del Palacio Presidencial y los haberes del Presidente de la República. Los ahorros de 1 200 000 pesos anuales que se producirán por las rebajas acordadas, serán donados a las Casas de Maternidad y Beneficencia.
El 21 de julio vuelve a sesionar el Consejo de Ministros, y Dorticós ratifica que no aceptaba la renuncia de Fidel. Además, se convoca al Consejo para una sesión el 26 de julio, a las 5:15 a.m., como homenaje de recordación a los mártires que en 1953 asaltaron aquella edificación militar y el cuartel Carlos M. de Céspedes.
Desde su histórica comparecencia del 17 de julio, Fidel se retrajo de participar en actividades públicas. Su decisión era una incógnita. Pero la noche del miércoles 22 emergió de su aislamiento para concurrir a la clausura del Congreso Obrero Textil. Los delegados allí reunidos demandan su regreso al cargo y le plantean que se quedarían por tiempo indefinido en el lugar hasta que él no retire la renuncia. Fidel, convincente, les pide esperar al 26 de julio para consultar a todo el pueblo, a los campesinos de todas las provincias que junto al pueblo de La Habana, se reunirían en la Plaza Cívica (hoy Plaza de la Revolución).
Respondiendo a una convocatoria de la CTC, el 23 de julio, a las diez de la mañana, toda Cuba se detuvo para reclamar el regreso de Fidel Castro. A las 11 se reanudan las actividades, y espontáneamente surgen los gritos de la población pidiendo «que vuelva Fidel». La ciudadanía reclama: «¡Fidel, tienes que regresar!».
La noche del viernes 24, en el Estadio del Cerro, reaparece Fidel para participar en un juego de pelota, cuyo objetivo era recaudar fondos para la Reforma Agraria. Allí, el equipo de Los Barbudos enfrentará al de la Policía Militar.
Los Barbudos, formados por miembros del Ejército Rebelde, son dirigidos por Fidel, quien actúa como lanzador. El lanzador del equipo contrario sería el Comandante Camilo Cienfuegos. Pero Camilo no lanzó contra el equipo de Fidel, porque según palabras textuales, «Yo no estoy contra Fidel ni en un juego de pelota», y decidió integrar la batería del líder máximo de la Revolución.
Y llegó el 26 de julio
El 26 de julio, el Consejo de Ministros sesiona en el Cuartel Moncada. La reunión se inicia a las 5 y 15 de la madrugada, hora exacta en que comenzara el histórico asalto.
Osvaldo Dorticós invita a Haydée Santamaría Cuadrado, heroína de la acción del Moncada, para que pronuncie unas palabras. Ella, muy emocionada por el recuerdo y evocando a los caídos, expresa:
«Hoy aquí pido en nombre de los mártires —ya que son muchos los vivos que le van a pedir que vuelva—, hoy aquí también pido en nombre de esos que sé que se lo están pidiendo, que Fidel vuelva, que vuelva al puesto que le pertenece, porque así lo quieren los vivos y porque así lo quieren los muertos».4
En La Habana, a las diez de la mañana, comienza el desfile por el 26 de Julio. Más de medio millón de personas congregadas a todo lo largo del Paseo del Prado, junto al Comandante en Jefe acompañado por el general Lázaro Cárdenas —ex presidente de México— y al comandante Raúl Castro, presencian el desfile militar y el paso de la Columna Invasora campesina, conducida por Camilo Cienfuegos.
Al terminar el desfile, se realiza un simulacro de combate con la participación de fuerzas de mar, tierra y aire. Millares de personas se congregan a todo lo largo del Malecón. Las fuerzas rebeldes dan una magnífica demostración de organización y disciplina.
Pocas horas después, a las cuatro de la tarde, en la Plaza Cívica comienza el acto central por el 26 de Julio. Entre los oradores, el general Lázaro Cárdenas pronuncia un memorable discurso.
En su intervención, el presidente Dorticós pregunta: «¿Desean ustedes o no que el Doctor Fidel Castro ejerza sus funciones de Gobierno?». Durante varios minutos, la ovación y los aplausos van acompañados por los machetes y los sombreros de yarey que se levantan al aire exigiendo el regreso de Fidel. El Presidente cubano concluye:
«Pues si es así, y si esta es la respuesta, yo termino mis palabras emitiendo estas palabras: “Esta vez, por vez primera en la historia de nuestra Revolución, no manda Fidel Castro; manda el pueblo que ordena a Fidel Castro cumplir con su deber como gobernante”».5
Las emociones en la Plaza van en aumento. Interviene Raúl, quien destaca que, aunque en la Plaza estén presentes miles de ciudadanos y cientos de cartelones, en ninguno de estos se pide nada y en todos se apoya, y la única cosa que se pide es que regrese Fidel.
Ese es el momento en que Dorticós le interrumpe y le pide el micrófono para decir: «Compañeros: en el instante más cargado de emoción de mi vida, puedo hoy como Presidente de la República, anunciar a ustedes que el compañero Fidel Castro, ante vuestro mandato, ha aceptado retornar al cargo de Primer Ministro del Gobierno Revolucionario». La ovación es mucho más estruendosa que las anteriores.
Continúa hablando Raúl, y dice:
«Creo que esta vez, colectivamente, conjuntamente con todo nuestro pueblo, podemos decir: ¡Gracias Fidel!
«¡Que regrese Fidel! Y ya regresó. En realidad, creo que nunca se fue, porque su pueblo no lo dejaba. Y Fidel está aquí porque hace falta, porque la nave de la Revolución, para cumplir el cometido de nuestra Revolución, hace falta Fidel».6
*Director de la Oficina de Asuntos Históricos del Consejo de Estado.
1 Ver en JR el artículo Primera crisis en el Gobierno Revolucionario Provisional.http://www.juventudrebelde.cu/cuba/ 2014-02-12/primera-crisis-en-el-gobierno-revolucionario-provisional/
2 Fidel Castro Ruz: Comparecencia en el programa ANTE LA PRENSA, el 17 de julio de 1959.
3 Ibídem
4 Revolución, 27 de julio de 1959, p. 3.
5 Hoy, 28 de julio de 1959, p. 7.
6 Hoy, 28 de julio de 1959, p. 7.