NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Investigadores de la Universidad local dialogaron con campesinas pineras a fin de promover la participación de la mujer en la autogestión del desarrollo en las comunidades rurales.
En el proceso de indagación se conoció que entre los problemas que enfrentan esas féminas, figuran el acceso al empleo por falta de opciones en sus lugares de residencia y su pobre incorporación a la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP).
En ese sentido, Ibrahim Abreu, integrante del Buró Municipal de la organización campesina, reconoció que las políticas sociales en Cuba motivan la participación de la mujer. Sin embargo, subrayó que la incorporación de las féminas a la organización solo representa hoy el 20 por ciento del total de socios en el territorio, con solo tres al frente del proceso productivo.
A tenor de esa realidad, las campesinas de las cooperativas de crédito y servicios fortalecidas (CCSF) Sabino Pupo y Juan Manuel Márquez, de las comunidades rurales La Reforma y Argelia Libre, respectivamente, reconocieron que para lograr una emancipación total primero deben desterrar el machismo de sus mentes, y esa posibilidad se las dio la Revolución desde 1959.
En ese sentido, Nidia García, secretaria general de bloque de la Federación de Mujeres Cubanas en el poblado de Argelia Libre, recordó cómo vivían las campesinas antes de 1959. Asimismo, Verena Blanco, tabacalera y socia de la CCSF Sabino Pupo, expresó que «hoy somos más libres porque disponemos de un pedacito de tierra, recogemos el fruto de lo que sembramos y no dependemos económicamente de nuestros esposos».
El diálogo sobre el empoderamiento del mal llamado «sexo débil» se suscitó a partir de un cine-debate sobre una experiencia foránea, en la que un grupo de mujeres logró emanciparse al transformar su realidad gracias a la transferencia de tecnología.
La intención de la academia es, precisamente, llamar la atención hacia esos saberes y capacidades que ellas poseen y que pueden convertirlas en protagonistas del cambio, lo que es posible si además se articulan en redes sociales en función del desarrollo comunitario en armonía con el medio ambiente, acotó Ana Esther Zulueta, una de las investigadoras locales.