Los cuadros muestran la capacidad de las artes plásticas para integrar a la sociedad a numerosos jóvenes discapacitados, afirma el artista Elio Fernández Lugo. Autor: Lisván Lescaille Durand Publicado: 21/09/2017 | 05:46 pm
GUANTÁNAMO.— No habría que llegar al punto de quedarnos completamente ciegos, como en el mundo a oscuras calcado en la novela de Milan Kundera, La insoportable levedad del ser, para aceptar que a veces subestimamos las cualidades de una persona discapacitada.
Esa impresión la comparten muchos asistentes a la muestra expositiva Por una sociedad más inclusiva, que reúne pinturas de tres jóvenes guantanameros integrantes de la Asociación Nacional de Sordos de Cuba (Ansoc), la Asociación Cubana de Limitados Físico-Motores (Aclifim) y de una Casa para niños sin amparo filial.
Unos 15 cuadros, realizados fundamentalmente con tempera sobre cartulina, recrean la forma en que Yoanni Lestapier Preval, de 32 años; Brian Cardosa Vega, de 30; y Leonardo Rill Vargas, de 18; piensan y comprenden la sociedad. Cada dibujo describe las ansias de estos jóvenes por hablarles a las personas ajenas a su mundo de silencio y señas.
Ante los trazos de Yoanni discurren episodios de la historia nacional que tanto lo apasiona. Los rostros de sus ídolos Antonio Maceo, Máximo Gómez, José Martí…, nos devuelven a «héroes de la cubanía que son ejemplos buenos», me traduce su intérprete.
En tanto, las figuraciones de personas y elementos de la naturaleza son el fuerte de Brian. Sus cuadros develan el cuerpo femenino, imaginado desde la frondosidad de un árbol, o el cuidado a un entorno natural. El joven se hace entender mediante emociones que le cuesta explicar, incluso, ante sus compañeros más cercanos, pero que brotan transparentes y cristalinas.
De similar aprecio por la naturaleza se nutre la obra presentada por el joven Leonardo, quien vive desde su temprana existencia en una casa para niños y adolescentes sin amparo filial. Con la parquedad de su discurso, Leo insiste en que sus pinturas son una forma de ayudar al cuidado del medio ambiente.
Al joven artista de la plástica guantanamera Elio Fernández Lugo mucho le agradece el público que aprecia estas obras en el Palacio de Computación en la provincia. Movido por su sensibilidad hacia los discapacitados, Elio cosecha el primer resultado de una búsqueda constante de talentos en las comunidades y organizaciones como las referidas aquí.
Naturalista por excelencia, el artista consigue inculcar a sus pupilos —incluye a niños de su taller de pintura en el reparto Rúber López Sabariego, de esta ciudad—, la pasión por el campo cubano y sus placenteros paisajes. Razón por la que, quizá, predomine el tema en la primera exposición personal de los tres jóvenes.
«Aceptar sus maneras de pensar y el modo de expresarse es un buen comienzo para su completa inserción en la sociedad que, a veces, por prejuicio o desconocimiento, los margina o no toma en consideración sus propuestas estéticas», sostiene el instructor de Artes Plásticas, integrante de la Ansoc y ganador de la beca de creación de arte naif, en el primer Salón provincial de la especialidad, realizado recientemente.
Fernández Lugo es enfático al recordar que «discapacidad no es sinónimo de incapacidad», de manera que aprecia el apoyo de especialistas y demás promotores locales, aportadores a este proyecto. Al mismo tiempo invita a quienes no lo hacen a dirigir su mirada hacia este inexplorado universo en Guantánamo.