En Guantánamo se reconstruyen muchas de las viviendas que no soportaron las embestidas del ciclón Sandy. Autor: Lisván Lescaille Durand Publicado: 21/09/2017 | 05:40 pm
EL SALVADOR, Guantánamo.— Una de las peores huellas que deja un ciclón se dibuja en el rostro de los que se quedan sin casa en apenas segundos. Es una herida que sana despacio y solo empieza a desaparecer cuando el afectado deja de formar parte del dato estadístico que contabiliza a los damnificados.
Claribel Olivares Despaine, de 43 años, que vive con sus diez hijos y tres nietos, sabe qué se siente en esas horas aciagas. Todavía hoy, a un año justo del paso del huracán Sandy por su pueblito de Bayate, en el municipio guantanamero de El Salvador, un nudo obstruye su garganta ante el recuerdo de su casita desplomándose por la furia del viento.
Por fortuna, la solidaridad estuvo allí antes de aquella madrugada perturbadora: «Me quedé en casa de mi vecina con todos mis hijos; allí pasamos la noche junticos, casi sin pestañear. Por eso mi esposo y yo vimos cómo se deshacía en pedazos nuestra ya maltrecha vivienda. Todo se derrumbó en nuestras narices», recuerda.
«Sin embargo, la gente y las autoridades me devolvieron la calma… y, una casa de verdad: observen periodistas». Nos muestra su nuevo hogar esta fértil mujer —recolectora de café en aquellas serranías— quien recibe oronda a cuantos llegan a su nueva casa de mampostería, con cuatro cuartos, en los que consiguió instalar mejor a su amplia descendencia.
Las satisfacciones de Claribel tienen múltiples réplicas hoy en decenas de familias con techo o casas completamente nuevas. Según Carlos Martínez, vicepresidente del Gobierno en la provincia, ya se recuperaron más de 9 000 de las 18 614 viviendas abatidas por Sandy, parcial o totalmente.
En medio de la catástrofe, la dirección del país decidió subsidiar a los más desvalidos y asumir el 50 por ciento del costo de los materiales de construcción para todos los damnificados. Una medida que significó erogaciones en el territorio ascendentes, hasta septiembre, a unos 42 420 478 pesos.
Martínez puntualiza que, a pesar de la inmediatez en las asignaciones de fibrocemento, zinc galvanizado y cemento, esenciales para las edificaciones, otros recursos, como los áridos, están en déficit en la provincia.
Apunta, sin embargo, que «hay mucha actividad constructiva dentro de ese programa, que ya restituyó con cubiertas más fuertes a miles de hogares, y levantó sobre sus escombros a casi un centenar de los 464 hogares que no soportaron las embestidas del ciclón».
El Vicepresidente del Gobierno reconoce, empero, que queda trecho por recorrer para borrar totalmente las secuelas dejadas por el meteoro.
Asuntos para no descuidar
El sol pica duro en la piel cuando bajamos la empinada cuesta de Juan Pons, en las lomas de El Salvador. Camino a Bayate asaltan las historias de Sandy, que marcaron definitivamente aquel acogedor paraje de la geografía guantanamera, muy próximo al Realengo 18, genialmente descrito por Pablo de la Torriente Brau en su serie de reportajes Realengo 18, tierra o sangre, donde narra las luchas campesinas contra la dictadura batistiana en ese lomerío.
Rafael Espinosa, un obrero de la Empresa Municipal Agropecuaria, pese a que ya situó el techo de su casa, destruida por Sandy, aún tiene preocupaciones importantes.
A Espinosa aún le faltan los caballetes para asegurar su techo, porque están deficitarios; sin embargo, lo que más le inquieta es que, según la ficha técnica no le toca acero, ni módulos de persianas ni otros recursos para la terminación. Un asunto que debió ser dilucidado por los técnicos de la Unidad Municipal Inversionista de la Vivienda (UMIV) durante la tramitación de su expediente, y que son elementos que no se deben descuidar.
En extremo ardua resulta la gestión de Isulina Tiope Fonseca, presidenta del Consejo Popular de Bayate, quien a diario da la cara a los afectados; unas veces explica, otras indaga, traslada aliento y, siempre, «pelea» ante las autoridades de El Salvador las cuotas que le tocan a su demarcación.
«Nos recuperamos lentamente —admite—. A pesar de que hay mucho movimiento constructivo, a veces este disminuye su ritmo por la falta de puntillas y algunos módulos de zinc, además de que no se completan aún las persianas, puertas y otros insumos para la terminación de la vivienda.
Isulina asegura que existe prioridad para los casos más críticos, analizados por la comisión encargada para las asignaciones de créditos y subsidios.
«Tienen preferencia los subsidiados por el Estado y otros que recibieron bonificaciones para acceder a los materiales. En Bayate suman 103 casos y se procura atender con celeridad a los más críticos: familias numerosas, enfermos, personas de muy bajos recursos…», detalla.
La Presidenta del Consejo Popular de Bayate sostuvo que «es cierto que en algunos casos los técnicos de la UMIV no hicieron bien su trabajo y hay que valorar la inclusión de algunos recursos que necesita la gente». Sin embargo, aseguró, hay mucha sensibilidad y apoyo hacia los más críticos. «La mayoría de las veces el problema es que no está el recurso para darlo», dijo.
Doce meses después
Al complejo asunto de los recursos no escapa ninguno de los programas constructivos que acomete la provincia. Sandy apareció en el horizonte cuando estaban aprobadas las asignaciones del plan de la economía 2013, y sobre esa base se dispusieron los materiales para la recuperación del meteoro, afirma Yormaris Romero, a cargo del programa en Guantánamo por la Dirección de Comercio Interior.
«Estaban planificados 1 800 metros de arena y 1 082 de piedra, pero se ha disparado la demanda de esos insumos, por lo cual se contrataron adicionalmente unos mil metros de áridos y probablemente se requiera de una cifra similar antes de concluir el año», explicó el funcionario, quien da cuenta de las ventas de más de 180 000 tejas de zinc y fibrocemento, que permitieron la reposición de más del 50 por ciento de las casas dañadas.
Aseguró que se recibieron otras 30 000 tejas, con las que se suplirán carencias en los municipios de El Salvador y Guantánamo, los más afectados por las inclemencias de Sandy: «Prácticamente el 90 por ciento de los recursos que comercializamos son para este programa», estimó.
Del lado de la industria de materiales de la construcción no hay espacio para lamentos, y han echado mano a la contratación de arena desde Holguín y las Tunas, a causa de los bajos niveles productivos de la cantera Luis Raposo, principal fuente de obtención de árido en forma artificial, donde se extrae apenas el 50 por ciento de su potencial diario de unos 600 metros de arena y piedra triturada.
Hidalgo Vera Cantillo, director de la Empresa de Materiales de la Construcción en Guantánamo, expuso que esa cantera se someterá a una reparación capital el próximo año, para que, junto a la habilitación de la planta beneficiadora de arena de Malabe —paralizada desde hace cinco años—, podamos acercarnos a los 14 000 metros cúbicos mensuales de áridos que demanda la provincia.
Hidalgo Vera aseveró: «A pesar de la inestabilidad en la producción de áridos, las cuotas contratadas para los damnificados de Sandy se han cumplido en su mayoría: de 901 metros cúbicos de piedra se entregaron 1 975, en tanto de arena se requerían por plan unos 1 361 metros y se situaron en los rastros 2 729.
«La realidad confirma, sin embargo, que es mucho mayor la demanda de estos recursos; de manera que contratamos otros volúmenes en Las Tunas y Holguín, que están llegando por ferrocarril —no solo para resarcir los daños por Sandy—, y los fines de semana realizamos operativos para transportar arena desde las márgenes del río Cajobabo, en Imías, a más de 80 kilómetros de la cabecera provincial, y del Filipinas, en Niceto Pérez», finaliza.
A la vuelta de 12 meses, Sandy es solo un mal recuerdo que se disipa en el tiempo, mas no en la memoria de los afectados; ni de las entidades del Estado comprometidas con ellos; ni en los hombres y mujeres de esta nación, acostumbrada a hacer suyas las heridas y alegrías de su gente.