Entre los derroteros que tiene la BJM está acentuar el trabajo a nivel comunitario. Autor: Gerardo Mayet Cruz Publicado: 21/09/2017 | 05:40 pm
Nueva Gerona, Isla de la Juventud.— Tras nueve años dedicados a la enseñanza artística y a la promoción de la cultura, los instructores de arte de la Brigada José Martí (BJM) en la Isla de la Juventud, sede del acto nacional por el IX cumpleaños de la organización, reflexionan acerca de sus logros, deudas y proyecciones.
Entre los aciertos más significativos de ese movimiento juvenil en el territorio figuran sus resultados durante el pasado verano, la creatividad en los talleres y el impacto social que han logrado en las comunidades, según confirmó a este diario Indira Fajardo Ramírez, presidenta de la BJM en el país.
Otro logro ha sido mantener en activo al 81 por ciento de los 345 graduados como instructores de arte, quienes están incorporados a las enseñanzas media y media superior, con el propósito de formar patriotas y revolucionarios desde la cultura, la misión que les diera el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en Villa Clara, el 20 de octubre de 2004, durante la graduación del primer ejército de instructores de arte.
Lianet Casanova González, presidenta de la BJM aquí, destacó entre los frutos del trabajo la atención a grupos y unidades artísticas escolares, la promoción de la cultura y el mejoramiento del entorno sonoro y visual de las escuelas. «Sin embargo, quedan deudas como la preparación técnico-metodológica de los brigadistas para salir de los muros escolares, en aras de desarrollar grupos de aficionados en la comunidad», dijo.
La insatisfacción se extendió a otras interrogantes: ¿Qué limita aún el mejor engranaje de los actores responsables de esta actividad? ¿Cómo contribuir desde la ciencia a alcanzar los objetivos propuestos por esta organización? Sobre estos y otros temas reflexionaron «frente al espejo» instructores de arte, al calor de su nuevo cumpleaños.
Adentrarse en la comunidad
La atención cultural de la población cubana demanda hoy más eficiencia y calidad en las acciones comunitarias, y es en ese escenario también donde el instructor de arte debe desempeñar un mayor rol.
Indira Fajardo declaró que para la nueva etapa de trabajo se fortalecerán las estructuras de base en las comunidades. «Vamos a integrarnos como brigada y así crear espacios de superación, para participar más en eventos e interrelacionarnos no solo con las escuelas y Casas de Cultura, sino también con las instituciones que interactúan con la población en las comunidades».
En opinión de Lianet Casanova González, para concretar esta propuesta con mayores logros es importante que durante la formación de los instructores se incluya en su plan de estudio el trabajo comunitario.
Aniurkis Peña Arregui, jefa de Formación de instructores de arte de la Universidad de la Isla de la Juventud, confirmó la ausencia del trabajo comunitario dentro de los programas docentes hasta el pasado curso escolar. «Sin embargo, el nuevo programa lo comprende y ello responde al reclamo lógico de estos jóvenes», explicó.
Miguel Ángel Cordero, director de Cultura en la Isla de la Juventud, recalcó la importancia de que los brigadistas conozcan a la comunidad, más allá del aula y los alumnos con quienes interactúan en su trabajo cotidiano. «Es imprescindible que estos jóvenes diagnostiquen el barrio en busca de potencialidades, que a la postre ayudarán a desarrollar en los talleres de creación», dijo.
Yuraimis González Rosillo, coordinadora de Enseñanza Artística en la Dirección Municipal de Cultura, confirmó que la formación de valores y el cambio de imagen en la escuela, para que se convierta en el principal centro cultural, se cumple en la Isla por el empeño de los miembros de la Brigada, pero coincide en que es preciso que su labor desborde más ese espacio.
«Hay que pensar también en que los brigadistas tengan horarios más flexibles en las escuelas y, por supuesto, lo más importante es el esfuerzo que ellos dediquen a esto», sugirió.
Aunque algunos como Miguel Mirabal González, subdirector de las enseñanzas Media y Media Superior en la Dirección Municipal de Educación, opinó que el problema no está en la flexibilidad del horario porque, confirmó, ellos se deben a la docencia, «y el horario que tienen es flexible».
Según el directivo, en la Secundaria Básica imparten dos frecuencias a la semana de Educación Artística en séptimo grado; en los otros grados se utiliza una hora-clase para talleres dentro del horario formal y después de clases los instructores trabajan con los alumnos con aptitud en cada tipo de manifestación artística.
Por su parte, Lianet Casanova González sostuvo que tras nueve años de intenso quehacer en la educación cultural y estética de la población, especialmente con niños y adolescentes, es evidente que aún nos quedan lagunas profesionales en la organización y planificación del trabajo.
«Desde el arte podemos y debemos mover sentimientos y emociones a favor de la identidad local, pero para lograrlo tenemos que aplicar los conocimientos a partir de un diagnóstico certero y objetivo de las potencialidades de la comunidad», expresó.
«Con este objetivo iniciaremos un acercamiento a la carrera de Estudios Socioculturales de la Universidad de la Isla de la Juventud, de forma tal que las investigaciones que se realicen en esa especialidad nos sirvan de punto de partida para nuestro trabajo», dijo.
Asimismo, añadió, seguiremos en el empeño de superar las deficiencias pendientes, de manera que el salto de nuestra labor se perciba en el barrio y no solo en los centros escolares.