NUEVA GERONA, Isla de la Juventud.— Expertos de esta localidad elaboraron el mapa eólico de este territorio con mediciones a 50 metros de altura y en tiempo real.
Al estar separada del Sistema Energético Nacional, la Isla de la Juventud clasifica como un polígono para el desarrollo futuro de energías renovables, y los vientos son hoy un potencial importante en ese propósito.
El máster Edgardo Soler Torres, especialista en Meteorología en este territorio, explicó que la primera referencia de estudios sobre este recurso en Cuba data de principios de los 70 del siglo pasado, cuando se publicó la Geografía Eólica de Oriente; en 2004 se creó un mapa eólico gracias a un proyecto internacional, y en 2009 se publicó la primera edición del Mapa Eólico Nacional.
«Entonces se midieron los vientos a diez metros de altura para estimar su potencia a 50 metros. El actual estudio se realizó con mástiles de medición de hasta 50 metros de altura, con instrumentos de alta tecnología y un capital humano capacitado y multidisciplinario como parte del proyecto Producción y Comercialización de Servicios Energéticos Renovables de Onudi (Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial).
«Durante un año y medio calculamos cada diez minutos la potencia y velocidad del viento en tres dimensiones, para evitar errores. El trabajo incluyó diseño, instalación, monitoreo, análisis estadísticos y de simulación de mediciones del terreno. La elaboración del mapa incluyó relieve, vegetación, viales e hidrología, entre otros elementos, además de la imagen satelital.
«Los resultados demuestran que el mayor potencial eólico en la Isla de la Juventud está en las elevaciones al Norte; existen además mejores condiciones —incluso que donde está enclavado hoy el parque Los Canarreos— en la franja de la costa Este, y se probó que el lugar ideal para el aprovechamiento de los vientos está en Cayo Redondo, en el extremo nordeste de la Isla.
El objetivo de la pesquisa —diez veces más detallada que las anteriores, aclaró Soler Torres— es estudiar la conducta de los vientos, identificar, localizar y confirmar áreas promisorias con miras a convertir la Isla en un polígono de promoción de energías renovables.
«Uno de los beneficios del estudio es que aporta capacidad de pronóstico del viento en cualquier punto de la geografía insular a partir de la simulación del terreno, al tiempo que sirve para hacer evaluaciones del impacto ambiental y mejorar los servicios energéticos», explicó.
Detalló que el software —adquirido mediante el referido proyecto—, tiene herramientas para la revisión de mapas de forma digital, mide el viento en tres niveles de comportamiento, y la temperatura y densidad del aire casi en tiempo real, además de tributar otros datos al sistema.
«Hoy nos sobra información local, nacional e internacional para trabajar, pero no está en correspondencia con los servicios que prestamos, por lo que se hace necesario estudiar nuevos servicios para entidades que utilicen el potencial eólico en su objeto social», acotó.