Adrián Román González. Autor: Roberto Morejón Guerra Publicado: 21/09/2017 | 05:07 pm
Dice un viejo refrán que la mentira puede correr un año, pero la verdad le alcanza en un día. Y esto es así, incluso en la ultramoderna era cibernética, donde todo se mide en milisegundos y bites de velocidad, y hasta para las falsedades de quienes se pretenden «defensores» de una causa y solamente andan detrás del dinero.
Que algunos de los supuestos «ciberdisidentes» alimentados, aupados y fabricados por el gobierno norteamericano hayan llegado a ganar a través de «premios» hasta medio millón de dólares sucios, o que cuando se reúnan con las autoridades del país norteño pidan tarjetas de crédito, no solo descubre la verdadera catadura de esos autoproclamados paladines de una «ciberdemocracia», sino que indigna a muchas personas que vieron en la noche del lunes por la televisión cubana la más reciente entrega de la serie Las razones de Cuba.
Bajo el título de Ciberguerra, esta vez el material desnudó a «quienes son realmente los que se dicen “blogueros disidentes”, que en realidad buscan hacer un negocio exagerando de los problemas de Cuba, sobredimensionando las dificultades, disfrazando la verdad», como expresara Omar Antonio Díaz, profesor de la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI).
Este guantanamero, que llegó hace años a La Habana a estudiar ingeniería informática, con su talento logró excelentes calificaciones y hoy da clases en la propia universidad que lo educó, todavía se sigue sorprendiendo cuando alguien asombrado le pregunta en la web si en Cuba hay Internet.
«Lo peor de todo es que muchas de estas personas se dejan llevar por las mentiras de los medios corporativos, pero también por las que propagan desde aquí quienes buscan embolsarse un puñado de dólares a cualquier costo», asegura.
«Es irónico que a algunos de estos ciberdisidentes los hagan famosos, les digan que están entre “las personas más influyentes del mundo”, y hasta el propio Obama les dé una entrevista —cuando no lo hace con otras personalidades del mundo—, y que en su propio país nadie sepa quién es».
Cibermentiras
Conversar a veces sobre el tema Cuba en muchos sitios web, intentar opinar en un foro debate o en las redes sociales, puede ser una pesadilla donde uno habla sobre cualquier cosa y siempre del otro lado ciertos personajillos repiten una y otra vez las mismas y machaconas mentiras.
Al menos así lo ha vivido innumerables veces Ana Evis Echemendía, estudiante de tercer año en la Universidad de Ciencias Informáticas, quien ha sido testigo de que «hables de lo que hables, siempre te están inyectando veneno sobre tu país, buscando lo más negativo, y no hay diálogo alguno, no hay intercambio de ideas, y cuando les respondes, para colmo, te acusan de “intolerante”».
Pero los nombres repetidos, los mismos argumentos vacíos, las mismas personas en todos los sitios, que se detectan incluso aunque se intenten cambiar el nombre, porque las palabras siempre serán iguales, indican que poco tiene de espontánea la campaña de calumnias que se teje en el ciberespacio contra Cuba.
Las mentiras están bien pagadas, como lo evidenció el documental, y la verdad es un delito para quienes no buscan otra cosa que distorsionar la realidad.
«Lo paradójico es que aun con todas las infamias que dicen, siempre encuentras en el ciberespacio gente que defiende a la Revolución; en ocasiones cubanos que por una u otra razón emigraron y siguen queriendo a su país. Pero de esa visión alternativa no hablan, porque no les conviene», afirma Ana Evis.
Para ella, como le sucedió a Idanis Rodríguez, fue muy duro constatar las cifras millonarias que se gastan en divulgar lo que no es, o en exagerar los problemas que tiene el país, «cuando todo ese dinero podría ser utilizado muy bien con fines más nobles».
Y entre las falsedades no faltan las que pretenden hasta vincular a la Universidad de las Ciencias Informáticas con la guerra asimétrica, el ciberterrorismo, o «presentan este lugar como algo militarizado, donde los jóvenes van marchando a clases y todo el mundo viste uniforme», expresa Idanis.
Ella llegó también de Guantánamo a estudiar aquí y ya está en quinto año.
Blogosfera nuestra
Manuel Rodríguez soñó con ser nadador, aunque su papá, profesor de Matemáticas, no compartiera mucho esa idea en su natal ciudad de Holguín, enclavada en medio de la tierra y a decenas de kilómetros del mar.
Una lesión le llevó de las piscinas al teclado y hoy ya está en cuarto año de ingeniería informática en la UCI. Allí descubrió su verdadera vocación, y tras ver el capítulo Ciberguerra de la serie Las razones de Cuba, se convenció de que él se parece a muchos de esos jóvenes que aparecieron en pantalla como ejemplo de quienes defienden a su país desde la blogosfera.
«La realidad es que, como dijo el programa, en Internet se dice mucha bobería, se intenta hacer ver que este es un país atrasado, sin acceso a la red de redes, y que todo el mundo está desesperado por ello, cuando los verdaderos temas que discutimos a diario los cubanos ni siquiera en la mayoría de las ocasiones los mencionan.
«Si algo revelador tiene este material es que uno descubre de dónde sale verdaderamente el dinero que financia a toda esa gente, cuánto se gasta en las campañas de infundios, cómo se han formado ejércitos enteros para agredir a través de las redes informáticas a otros países, y cuánto odio han acumulado contra Cuba», reflexiona Manuel.
A su lado, con un año menos de estudios en la UCI, pero también impactado por las revelaciones del material, Adrián Román González, un artemiseño que como él dice hasta el otro día vivió en Pinar del Río, pues es natural de San Cristóbal, no pudo dejar de fijarse en la complicidad entre las grandes corporaciones que controlan los intereses imperialistas y los más oscuros designios de la cúpula gobernante en Estados Unidos.
«Hasta el propio “zar” de la ciberguerra fue nada menos que jefe de seguridad informática de Microsoft, mientras que muchas de las supuestas organizaciones no gubernamentales son en realidad una tapadera de la Agencia Central de Inteligencia o de la Agencia de Seguridad Nacional, reconocidos organismos de espionaje que siembran el ciberterrorismo por todo el mundo».
Por ello, este capítulo de Las razones de Cuba no fue solo un material revelador para jóvenes como Adrián, Manuel, Idanis, Ana u Omar, sino otra de las razones para seguir defendiendo su país.
Miles de estudiantes de la Universidad de las Ciencias Informáticas se reunieron delante de la estatua de Julio Antonio Mella, quien sin haber tenido Internet en su tiempo sí tuvo que luchar contra las mentiras del imperialismo, para rendir homenaje a jóvenes como Dalexi González, el agente Raúl, quien rechazó el dinero fácil que le ofrecían y prefirió defender a su país.
Él, como tantos jóvenes cubanos, sostienen hoy las verdades de Cuba, ya sea con el mouse y el teclado, mañana si fuera necesario con los fusiles, pero siempre con la verdad como razón.