CAYO SAETÍA, Mayarí, Holguín.— Hacer preguntas imprevistas a niños que disfrutan de un baño de playa, puede tener su cuota de riesgo: ¡Bieeenn!, responden a coro los enanos «locos», mientras avanzan cual cándida avalancha hacia este reportero, involucrado, por demás, en funciones de fotógrafo: ¡La playa, la playa es lo mejor! No. ¡Los ponis, los juegos, las meriendas...! ¿?!
Salpican gotas saladas y granos de arena por doquier. Levantan las manos, chasquean con insistencia el dedo pulgar y el del medio, cual si estuviesen frente a una pregunta escolar, de esas que son como «una papita». Todos quieren expresar a la misma vez que su alegría es la mayor sobre la tierra, y este reportero casi se ve obligado a poner a buen resguardo a la «digital».
Escondido bajo una gran loma de arena, está Carlos, quien ahora parece poseer el cuerpo de una sirena inmensamente obesa, la cual sus compañeros le han «fabricado» entre mofas y divierten al propio Carlitos.
La pionera Ana Julia González llegó a Cayo Saetía desde la ciudad de Holguín. Tras confiarnos que acaba de vencer con muy buenas notas el cuarto grado en la escuela Eliseo Reyes, cuenta que es la primera vez, «en sus diez años», que ve pasar por el horizonte un barco tan «grandote».
«Llevan el combustible para la termoeléctrica de Felton. ¿Sabías que es de allí de donde «sale» la corriente para mi casa? ¿Y por qué la bahía de Nipe es la más grande de Cuba? En el cayo hay muchos venados. Es como un zoológico sin rejas. Allí está la fábrica de níquel de Nicaro», son algunos de los comentarios lanzados como ráfagas, acerca de las nuevas cosas aprendidas o por conocer.
Como para no pasar por alto los conocimientos adquiridos por los niños, Luis Enrique Pupo Morales, director del campamento, les reconoce que son esas también de las utilidades del paso de los pioneros por este bello lugar, donde, desde hace 26 años, está enclavado el Campamento Docente Recreativo Isla de los Niños.
Fantasía hecha realidadSi hay algo que no ha cambiado un ápice en tierras del hermoso Cayo Saetía mayaricero, pese a las dramáticas transformaciones medioambientales o el impacto de crisis económicas y financieras por todo el mapamundi, es su inconmensurable ambiente dominado por los juegos y las sonrisas infantiles.
Desde aquel domingo de 1983, cuando en el lugar quedó inaugurado un campamento docente-recreativo, especialmente dedicado a los pioneros cubanos, hasta el nombre geográfico del islote se vio trastocado para siempre por otro mucho más elocuente, y que le hace verdadero honor: Isla de los Niños.
Si no fuera porque es muy real, la historia sobre su nacimiento podría decirse que está rodeada por ese mismo halo de candor y de valores humanos que suelen latir en los cuentos más gustados por los infantes.
Rememora Pupo Morales que fue durante una visita realizada al lugar por el General de Ejército Raúl Castro Ruz y la inolvidable presidenta de la FMC, Vilma Espín Guillois, junto a otros compañeros del Partido y el gobierno en el territorio, cuando brotó la mágica idea.
«Al parecer, ya Raúl lo había “visto” todo en su imaginación. Dicen que recogió del césped un trozo de papel, el cual parecía estar allí, como esperando por ese instante, y trazó sobre él el proyecto, con una pluma. Todos los presentes salieron de allí con una tarea. Ese mismo pedazo de papel es hoy una de las piezas más valiosas que atesora nuestro museo», expresa apasionado Pupo. El 17 de julio de 1983, con el concurso de varias empresas constructoras, el grueso de ellas pertenecientes al sector del Níquel, la idea del campamento germinó con su nombre actual.
Pero sobrepasados los primeros años del nuevo milenio, el deterioro de los locales se hacía vicible. Enfrascado el país en rescatar algunos de los sueños lacerados por el período especial, nuevamente entonces, bajo la atenta mirada de Raúl, el campamento Isla de los Niños se sometió a una intensa reparación que no solo le devolvió sus mejores bríos, sino que lo hizo mucho más hermoso y confortable.
Con capacidad instalada para 500 pioneros, 12 cabañas para albergar a 42 alumnos, seis aulas para uso durante la etapa del curso escolar, cocina comedor, piscina, áreas deportivas, dos parques para el fomento de habilidades y una zona de playa protegida por una red perimetral, hacen de este un espacio ideal para la recreación infantil.
Su reapertura fue ocasión propicia, además, para la realización de una Tribuna Abierta de la Revolución en la cual participaron más de 2 000 pioneros holguineros, quienes se pronunciaron por la Paz y contra todas las guerras injustas del planeta.
«Solamente desde el verano de 2002, por la Isla han pasado más de 52 000 pioneros de distintas provincias del país, en su mayoría procedentes de la región oriental. Nos llegan por rotaciones, cuyo propósito principal es estimular a los alumnos vanguardias.
«En esta temporada de verano, y debido a algunas limitaciones que afrontamos circunstancialmente con el transporte de la instalación, nuestro funcionamiento se limita al personal de la provincia de Holguín. Pero es algo que esperamos darle respuesta en este mismo verano. En estos momentos contamos con 180 pioneros de los municipios de Holguín, Mayarí y Calixto García», explica el director del centro.
Este domingo tiene un especial significado para los pioneros que acampan junto a sus profesores guías. La confluencia en el almanaque de acontecimientos como el arribo al aniversario 26 de la inauguración del campamento, el octavo de su reapertura en 2002, la celebración del Día de los Niños, así como el advenimiento en la provincia del acto central nacional por el Día de la Rebeldía Nacional, son acontecimientos a los cuales ellos no están ajenos.
«Desde las primeras horas del día se desarrollará un maratón de actividades recreativas, el que culminará en la noche con una gala artística, organizada por los pioneros y sus guías. Celebraremos un «cumpleaños colectivo» en el cual lo que menos importará es si alguien cumple años por estos días, pues realmente será una fiesta de todos y para todos», acotó Luis Enrique.
Preguntas ingenuasHacer la clásica pregunta del «cómo se sienten» en un lugar como la Isla de los Niños, es, más que una redundancia, una simpleza que solo pueden permitirse los adultos.
Al calor de un «reñido» maratón de dominó, nos encontramos en una de las mesas del comedor con Marielis, de Holguín y Leydis Maris, de Mayarí. Pero el animado ejercicio de cálculo mental no puede ocultar las dotes innatas para las «leyes» de la pionera Talía Garlobo González, del seminternado Calixto García, en la Ciudad de los Parques.
Apenas sin despegar la vista de las fichas, se brinda para recitarnos una poesía. Para nuestro asombro se trataba nada menos que del poema Gracias Fidel, de la poetisa matancera Carilda Oliver Labra. Esta es su primera estancia en el campamento, pero insiste en que estudiará mucho para regresar el próximo verano.
Las mellizas Marielis y Marcia Pérez de la Fe son tan parecidas como dos gotas de agua. Ambas acaban de concluir sus estudios de secundaria básica en la escuela Calixto García, del municipio holguinero del mismo nombre.
Ellas nos sorprenden con una respuesta hasta ahora inesperada: «no sentimos tristes..., esta será nuestra última vez en el campamento Isla de los Niños. Aquí estuvimos juntas cuatro veces. El curso que viene ingresaremos en la Escuela Vocacional José Martí de Holguín, de donde pensamos salir a estudiar Medicina», expresa Marielis.
En cambio, Marcia, como para evitar que un término tan feo, como es tristeza, quede tal vez posado para siempre en las líneas impresas de este diario, nos dice: «Es solo un poquito. La verdad es que estamos también felices, porque en este curso nos otorgaron el carné de la UJC. Estas serán, por siempre, nuestras mejores vacaciones». Y entonces una misma sonrisa, de satisfacción por partida doble, ilumina sus rostros.