La regleta eléctrica es un equipo electrodoméstico de uso generalizado. Por su gran utilidad se emplea en las oficinas, tiendas, escuelas y los hogares. Una regleta eléctrica es un arreglo de tomacorrientes adecuadamente colocados que se conectan por uno de sus extremos a un cable flexible, y permite que se puedan insertar varios aparatos eléctricos de forma segura al mismo tiempo. Las regletas tienen un uso particularmente útil cuando hay varios equipos próximos, fundamentalmente de audio y video, así como computadoras y sus periféricos. Generalmente las regletas poseen un interruptor, aunque también las extensiones de múltiples tomacorrientes que no poseen interruptores son regletas de menos prestaciones.
Toda regleta tiene parámetros de diseño como la potencia, la tensión eléctrica y la intensidad de la corriente que puede admitir. Eso significa que sus circuitos están diseñados para que se puedan conectar varios equipos, pero la intensidad de la corriente demandada por todos ellos, y la potencia eléctrica conjunta de todos esos equipos, no debe superar los valores límites que proporciona el fabricante, y que generalmente vienen indicados en el embalaje o impresos sobre la propia regleta. De superarse esos valores, sufre un daño físico y se puede producir un accidente eléctrico.
Regletas y cangurosEl inventor australiano Frank Bannigan fundó, en 1972, la empresa Kambrook. La obsesión de Bannigan era ofrecer productos eléctricos de calidad y baratos. Con ese fin convirtió el garaje de su casa en un taller. En su labor diaria, Frank llegó a sentir frustración al no tener suficientes puntos para conectar y probar los equipos creados por él. Eso lo llevó a concebir el producto que lo llevaría a hacerse famoso, el tablero o regleta eléctrica de cuatro posiciones. Su invento fue una solución efectiva y de bajo costo, que se convirtió en un «hit» mundial desde que el producto salió por primera vez al mercado. La empresa Kambrook pasó del anonimato a ser un reconocido fabricante de equipos electrodomésticos en el país de los canguros. Sin embargo, Bannigan no patentó las regletas eléctricas creadas por él y Kambrook terminó compartiendo el mercado con muchos otros fabricantes, de lo cual se lamentó posteriormente.
Hoy son innumerables las compañías que las fabrican en el mundo, y son disímiles las mejoras introducidas al modelo original de Bannigan. Ya no solo sirven como extensión múltiple, sino que mediante ellas se pueden ejercer además funciones de protección del equipamiento, control de parámetros eléctricos y el ahorro de energía.
Protección y controlEl desarrollo de estos equipos ha ido más allá de garantizar comodidad en el manejo de la conexión de varios aparatos al mismo tiempo. Algunas de ellas poseen en su diseño circuitos para proteger de los incrementos de tensión eléctrica, así como filtros para evitar interferencias electromagnéticas, protección para la línea telefónica y otras funciones protectoras.
Aunque tampoco fue el objetivo con que fueron creadas, las regletas también permiten el control de parámetros eléctricos como la intensidad de la corriente, la tensión eléctrica, la potencia de los equipos que están conectados e incluso medir la cantidad de energía eléctrica utilizada durante un intervalo de tiempo determinado.
Muchas de las disponibles en el mercado poseen un interruptor que al ser accionado provee o retira el servicio eléctrico a todos los aparatos que están enchufados a ella. Algunas poseen incluso interruptores para cada tomacorriente. Esto permite administrar el suministro de energía eléctrica a cada dispositivo individualmente, lo cual es muy favorable.
Lo último en regletasEl diseño de algunas incluye circuitos electrónicos y sensores que detectan si los aparatos eléctricos conectados a ellas están encendidos, o si han pasado a la posición de stand by después de ser apagados. Esas regletas poseen un socket principal y tomacorrientes secundarios conectados en serie con este. Algunos modelos poseen también tomacorrientes secundarios independientes. En todos los casos, existe un interruptor general que permite activar o desactivar manualmente el suministro eléctrico a sus diferentes partes.
Si el sensor detecta que se ha encendido el aparato conectado en el tomacorriente principal, entonces la regleta activa el suministro de energía eléctrica a los restantes aparatos conectados en los otros tomacorrientes. En caso de que el sensor detecte que el aparato conectado en el tomacorriente principal ha entrado en stand by, entonces automáticamente retira el servicio eléctrico al principal y a los que son dependientes de este. Esto libera al usuario de las molestias que pueda causarle el desconectar todos los aparatos, o incluso tener que apagar el interruptor de la regleta para desactivar el llamado «consumo oculto» de los equipos electrodomésticos.
Algunas regletas de última generación poseen incluso un control remoto que permite que el usuario las controle a distancia, ya sea para encenderlas o para apagarlas. Las hay que tienen un sensor de presencia que detecta si el usuario se encuentra trabajando con su computadora. En caso de que pasado un tiempo predeterminado por el propio usuario, la regleta no detecte su presencia, entonces se activa automáticamente el apagado de los equipos.
Ahorro de electricidadLa electricidad empleada en Cuba por concepto de consumo en stand by, es cercana al seis por ciento de la energía consumida en el sector residencial en un año. A nivel de todo el país, la cifra podría rondar el 1,7 por ciento de la generación anual de electricidad. Puede parecer una cifra pequeña, pero producir esa electricidad demanda del empleo de miles de toneladas de combustibles fósiles, la erogación de millones de dólares, y la emisión de miles de toneladas de sustancias contaminantes a la atmósfera.
La regleta eléctrica empleada adecuadamente podría ser una útil aliada en la batalla por la eficiencia energética y el uso racional de la electricidad. Tomemos por ejemplo el caso del sector residencial y consideremos que en cada uno de los tres millones de hogares cubanos, existe una «carga fantasma» de unos cinco watt. Dicha carga podría corresponder a equipos como el televisor, la videocasetera, el reproductor de DVD, la computadora u otros equipos electrodomésticos. Supongamos además que dicha carga fantasma está consumiendo energía eléctrica durante un promedio de diez horas al día. Eso significa que en un año se habrán utilizado por ese concepto, la nada despreciable cifra de 55 GWh (gigawatt-hora). Producir esa electricidad requiere de unas 15 000 toneladas de combustible, el cual a los precios actuales representa una erogación para el país de unos cuatro millones de dólares y la emisión de unas 35 000 toneladas de Gases de Efecto Invernadero.
La masificación del empleo adecuado de regletas eléctricas permitiría suprimir este «despilfarro oculto» de energía eléctrica, pues los usuarios no tendrían que molestarse en desconectar individualmente cada uno de sus electrodomésticos que poseen consumo en stand by, sino que accionando el interruptor de la regleta todos esos equipos quedarían desconectados al mismo tiempo, reduciendo a cero el consumo fantasma de energía eléctrica. Si los tres millones de hogares cubanos tuviesen regletas cuyo costo sea de tres dólares y se empleasen adecuadamente en su función de ahorro de energía suprimiendo el consumo en stand by, la inversión se amortizaría en unos dos años.
Hay quienes dan este uso a sus regletas y obtienen los resultados esperados, tanto en la protección de los equipos como en suprimir el consumo en stand by. Pero a veces las regletas se colocan en lugares de acceso difícil, por lo que los usuarios las dejan encendidas todo el tiempo. Así no cumplen su función ahorrativa y solo sirven como un tomacorriente múltiple, igual que le sirvieron a Bannigan en un inicio.
A una regleta común no deben conectarse equipos como el refrigerador y el teléfono inalámbrico, pues se desaprovecharía la prestación de ahorro de energía que esta ofrece. Además, siempre debe cumplirse con los datos del fabricante en relación con la potencia máxima y la intensidad de la corriente que admite el circuito de la regleta. Así se garantiza que no ocurran accidentes.
Usar adecuadamente las regletas eléctricas ahorra electricidad y contribuye a cuidar el medio ambiente. Es otra forma de demostrar nuestra educación energética y respeto ambiental.
El autor es especialista de CUBAENERGÍA y miembro de CUBASOLAR.
Conexión mundidal
A cargo de Ohilda Cabrera
EL EDIFICIO EMPIRE STATE DE NUEVA YORK será objeto de una renovación amigable con el medio ambiente, para ejemplo de otros rascacielos en el mundo. El proyecto de remodelación, de 20 millones de dólares, ahorrará a los dueños del edificio 4,4 millones de dólares en el costo anual de energía y reducirá las emisiones de dióxido de carbono en unas 105 000 toneladas en los próximos 15 años, lo que es igual a las emisiones anuales de 17 500 automóviles. Las mejoras en el Empire State, que tiene una altura de 443 metros, son importantes para reducir los niveles de Gases de Efecto Invernadero. En la ciudad de Nueva York las emisiones generadas por el funcionamiento de más de 900 000 edificios contribuyen al 79 por ciento del total de sus gases. Las mejoras programadas para el Empire State contemplan el reemplazo de las 6 500 ventanas del edificio con un cristal aislante que disminuye el calor en el verano y la pérdida de energía en el invierno. También se colocarán más materiales aislantes detrás de los radiadores de calefacción para ahorrar calor. Otros cambios incluyen mejoras en la ventilación del edificio, sistemas de enfriamiento y de iluminación. OTRO PROTOTIPO DE VEHÍCULO PROPULSADO POR HIDRÓGENO fue presentado la semana pasada por investigadores de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de la Universidad de Sevilla y del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA). El modelo alcanza 50 kilómetros por hora y tiene una autonomía de cien kilómetros. El principal objetivo del estudio, desarrollado como parte del Proyecto Delfín, y que se ha realizado entre el Laboratorio de Sistemas de Energía Terrestre del INTA y la Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucía (AICIA), ha sido comprobar la viabilidad del uso de pilas de combustible alimentadas por hidrógeno como sistema de propulsión. El resultado es un prototipo basado en un vehículo eléctrico comercial que incorpora una pila de combustible de polímero sólido. Este tipo de pilas permite generar energía eléctrica a partir de hidrógeno, con gran eficiencia y sin ningún tipo de emisiones, ya que la reacción de este con el aire solo genera vapor de agua. (Mario Alberto Arrastía Ávila)