Las brigadas especializadas restablecieron el servicio en los municipios Jobabo y Colombia, mientras aún trabajaban en Amancio Rodríguez al cierre de esta edición. LAS TUNAS.— De tanto utilizarla en cualquier contexto, la frase «merecido homenaje» devino lugar común. Sin embargo, ahora no acude otra mejor para calificar, con apego a la realidad, el reconocimiento que los tuneros dispensaron a los trabajadores de la Organización Básica Eléctrica (OBE), a cuyo tesón debe hoy este territorio la restitución de los servicios especializados luego del paso del huracán Ike.
Las rachas del ciclón más funesto que recuerden los tuneros, dañaron total o parcialmente el ciento por ciento de la red eléctrica de la provincia. El panorama de entonces era en verdad escalofriante: 264 transformadores inutilizados, 1 700 postes en el suelo, 300 kilómetros de acometidas por sustituir y 1 200 luminarias fuera de servicio, entre otras afectaciones.
No hubo tiempo ni oportunidad para las lamentaciones. Tan pronto la situación meteorológica resultó propicia, los «eléctricos» echaron mano a sus herramientas, abordaron sus vehículos y asumieron su rol por zonas urbanas y rurales sin apenas concederse respiro. Fue la razón por la que poco más de dos meses después Las Tunas tuviera de alta el 99,8 de su cobertura.
Pero no se trata de una proeza solo atribuible a la OBE territorial, que tuvo en el momento de mayor intensidad 20 colectivos a pie de tragedia. Aquí fueron sus coequiperos 21 brigadas procedentes de otras zonas, como Guantánamo, Cienfuegos, Ciego de Ávila, Matanzas, Isla de la Juventud y Ciudad de La Habana. También las FAR hicieron lo suyo y hasta un grupo de seis linieros llegado desde la diminuta Granada nos recordó los lazos de solidaridad que nos unen. Ellos trabajan todavía en las líneas que van de La Herradura a la Llanita, en la zona norte de la provincia.
Algo que todos admiran es la extraordinaria visión de Fidel, al prever el uso de grupos electrógenos para situaciones de catástrofes naturales. En el caso tunero se instalaron alrededor de 300, de estos más de 50 en asentamientos poblacionales y 245 en objetivos de la salud, la producción de alimentos, el abasto de agua y las comunicaciones, entre otros servicios vitales.
«Las Tunas sufrió mucho durante el huracán; de ahí la complejidad de las labores. Cuando ustedes concluyan, las redes estarán en mejores condiciones técnicas», dijo entonces Vicente La O, director de la Unión Nacional Eléctrica, quien extendió una felicitación por la eficaz respuesta.
Sin embargo, cuando todo indicaba que se haría la luz en la provincia, una «Paloma» devenida centella intentó provocar un cortocircuito. Sus ráfagas dañaron e interrumpieron durante un tiempo relativamente breve el servicio en Jobabo, Colombia y Amancio. El rápido movimiento de las brigadas especializadas lo restableció en los dos primeros. Al cierre de esta edición se trabaja por conseguirlo en Amancio, particularmente en Guayabal, la zona más afectada.
Jorge Cuevas Ramos, presidente del Consejo de Defensa provincial, alabó el esfuerzo desplegado en los ocho municipios de la provincia por reparar con celeridad los daños de Ike. Se refirió también a la unidad del pueblo, sin cuyo concurso ninguna obra es realizable.