Cuando el 20 de mayo de 1960, con total conciencia de la significación que tendría el arte para el desarrollo pleno de nuestro pueblo, el Comandante en Jefe Fidel Castro firmaba la ley 812, unía desde entonces y para siempre el destino del Ballet Nacional de Cuba con el de la Revolución.
Casi medió siglo después de aquel suceso, una carta de Fidel a su fundadora y directora, Alicia Alonso, y la presencia la víspera del Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, General de Ejército Raúl Castro Ruz en la gala inaugural del 21 Festival Internacional de Ballet de La Habana, coincidiendo con el día de la fundación hace 60 años, confirmó que el colectivo danzario más prestigioso de la Isla ha cumplido con creces el compromiso contraído con los hijos de esta tierra.
El ministro de Cultura Abel Prieto, quien leyó en el acto inaugural la misiva de Fidel a Alicia, que le enviara de su puño y letra, destacó el notable significado que tuvo el nacimiento de esa institución, algo que catalogó como un hecho fundacional en nuestra cultura: «El nacimiento de una de esas grandes obras artísticas, éticas y espirituales que han enriquecido la fisonomía de Cuba y los cubanos, y que a su vez ha ofrecido notables aportes a la cultura universal».
La misma compañía que actuó para el Ejército Rebelde en febrero del 59, y que en septiembre de ese propio año partió a recorrer América como embajadora de la Revolución, fue la principal protagonista de la primera jornada de este Festival, al tener a su cargo el estreno en Cuba de A la caída de la tarde, de la Alonso; así como la interpretación de Tema y variaciones, pieza que creara para la prima ballerina assoluta el afamado coreógrafo George Balanchine.
Si las imágenes documentales que este martes se exhibieron en el Gran Teatro de La Habana rememoraron momentos significativos de una contundente obra a lo largo de seis décadas, llenó igualmente de regocijo haber visto desfilar por el escenario no solo a quienes hoy ponen en alto el nombre de la cultura cubana, guiados por la gran Alicia Alonso, sino también a aquellos que ahora son alumnos de la Cátedra de Danza del BNC, de la Escuela Provincial de Ballet Alejo Carpentier, y de la Escuela Nacional de Ballet, los cuales anuncian que al Ballet Nacional de Cuba le aguarda un prominente futuro.