Otro huracán de gran intensidad, bajo el nombre de Ike, vuelve a amenazar a todo el territorio de Cuba, más de una semana después que Gustav devastara con su poderosa fuerza destructiva la Isla de la Juventud y la provincia de Pinar del Río.
Nacido en las aguas del Atlántico, siguiendo los pasos de Hanna y escoltado por Josephine, la novena formación ciclónica de la actual temporada había alcanzado en la madrugada del domingo vientos máximos sostenidos de 215 kilómetros por hora, con rachas superiores. Su presión mínima central medida por un avión de reconocimiento es de 948 hectoPascal, por lo que continúa siendo un extremadamente peligroso huracán categoría cuatro de la escala Saffir-Simpson de un máximo de cinco.
A las seis de la mañana, su centro fue estimado en los 21.1 grados latitud Norte y los 72.4 grados de longitud Oeste, posición que la sitúa a unos 135 kilómetros al Este de la Isla Inagua Grande, Bahamas orientales y a unos 330 kilómetros al Este de Punta Lucrecia, Holguín.Se prevé que desde la tarde de este domingo Ike comience a afectar la región oriental de Cuba, que no ha visto un fenómeno similar en casi 50 años.
Ante esa realidad, el Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil, además de decretar la fase de Alarma Ciclónica desde Guantánamo hasta Camagüey, la fase de Alerta Ciclónica desde Ciego de Ávila hasta Matanzas y la Fase Informativa para el Occidente cubano, llamó la atención sobre la baja percepción de riesgo que pudiera existir en muchos de estos territorios, cuya población no ha visto un fenómeno similar en mucho tiempo.
Por eso, no solo se activaron los Consejos de Defensa a nivel provincial y municipal, sino que se ha hecho un llamado a adoptar las medidas necesarias para proteger vidas y recursos con la mayor celeridad.
Imprescindible en este sentido es considerar el efecto que pudieran tener los fuertes vientos con más de 200 kilómetros por hora, en aras de garantizar la salvaguarda de las personas y de los recursos económicos en estructuras fuertes.
Los pronósticos indican que Ike pudiera moverse de este a oeste, ya sea por dentro de tierra —lo cual lo debilitaría algo pero sus efectos se harían sentir por donde pase— o bordeando la costa norte, con lo cual su fuerza se mantendría un poco más.
De cualquiera de las dos maneras, y a pesar de que su rumbo debe seguirse atentamente, Ike estará en las próximas 12 a 24 horas afectando ya desde Guantánamo hasta Camagüey, territorios donde se esperan fuertes lluvias en zonas de la costa norte y montañosa, vientos elevados e intensas penetraciones del mar, especialmente en las zonas bajas.
Ike, que ha fluctuado entre categoría tres y cuatro en la escala Saffir-Simpson, tiene en su recorrido aguas muy cálidas por delante, por lo cual se espera que mantenga su fortaleza, mientras que su rumbo dependerá de un anticiclón ubicado en el océano Atlántico, que lo empuja hacia el oestesuroeste a unos 24 kilómetros por hora, aunque todo indica que probablemente subirá con rumbo a Cuba.