Compañeras y compañeros:
No sería posible ni necesario referirme a todos los temas aquí analizados durante estos tres días.
He seleccionado algunos de ellos:
Carlos Lage Dávila en la reunión de los presidentes municipales del Poder Popular. Foto: Roberto Suárez Como resultado del impacto en la economía de los incrementos de los precios de los combustibles, de los alimentos, y de prácticamente todo lo que importamos y el priorizado empeño de planificar ajustado a los recursos disponibles, algunos de los principales programas inversionistas han sido reducidos y serán necesarias nuevas reducciones. En ningún caso se abandonan sino que se racionalizan sus alcances y se aplazan en el tiempo.
Esta impostergable necesidad de la economía ha derivado en un programa inversionista más en correspondencia con la capacidad constructiva que tiene hoy el país y ello deberá permitir reducir costos, cumplir los cronogramas de ejecución de las obras y en aparente contradicción avanzar más rápidamente.
Aún así el plan de inversiones del 2008 es un 29 % superior al del pasado año y 2,4 veces el del año 2000.
En estos momentos se realiza por el Ministerio de la Construcción y la Comisión del Buró Político un análisis integral de las construcciones por la urgencia de elevar la capacidad constructiva del país y en su momento se irán adoptando las medidas que resulten necesarias.
Pero hay algo que no puede esperar y que es imprescindible rescatar para que cualquier programa tenga éxito: la disciplina en la ejecución de las obras.
Los Consejos de la Administración deben apoyar y exigir lo siguiente:
•Máximo control de los recursos materiales en la obra. Control administrativo y control obrero. Antes de preguntar si la obra se termina en la fecha acordada, hay que preguntar y comprobar si hay robo, y no hablo de faltantes, ni desvío de recursos, utilizo el término adecuado. La primera tarea de un jefe es que no le roben.
•Cada obra debe formar parte del plan de la economía y en consecuencia al iniciarse debe tener todos sus recursos garantizados.
•La construcción de una obra tiene que estar precedida de un detallado trabajo de preparación que incluye un suficiente avance de los proyectos.
•La fuerza de trabajo es parte de la planificación de la obra, debe ser previamente seleccionada y no puede extraerse para otros objetivos.
•Antes de comenzar una obra el inversionista y el constructor tienen que haber acordado un minucioso y estricto cronograma de trabajo, por cuyo cumplimiento se deberá exigir sin aceptar justificaciones.
•Cuando se inicia una obra se ha de trabajar en ella ininterrumpidamente hasta su culminación. En algunas incluso se justifica un doble turno o trabajar 24 horas en tres turnos.
•Una jornada de 8 horas con alta productividad debe ser el objetivo. Las horas extras en la construcción se originan casi siempre en la falta de productividad de la jornada normal.
•La ropa y calzado de trabajo y las condiciones de alimentación y albergues al nivel posible deben estar asegurados igual que los recursos para ejecutar una obra.
Si alguien nos informa que por cualquier razón, como puede ser un contrato irresponsablemente firmado, se pierde una determinada cantidad de dinero, reaccionamos justamente con indignación, pero que una obra se atrase resulta casi normal y puede ser muchísimo más lo que se pierda y lo que se deje de ingresar. El tiempo es también un recurso económico que se puede medir en divisas convertibles.
Con relación al programa de la vivienda algunas experiencias de estos dos últimos años son las siguientes:
•Es necesario disponer de una mayor capacidad de prefabricados destinados a la construcción de viviendas. La insuficiente mano de obra calificada y el déficit del transporte hacen imprescindible este esfuerzo. Moldes, doble turno, ruptura de cuellos de botellas en las líneas productivas, son alternativas que deben revisarse fábrica por fábrica al tiempo que centralmente se decidan nuevas inversiones.
•Es de vital importancia el trabajo estable de la brigada de construcción de vivienda y la de reparación en cada municipio, subordinadas al Poder Popular. El MICONS y el Instituto de la Vivienda han estado apoyando y lo continuarán haciendo con instrumentos y medios de trabajo. Adicionalmente el MICONS en cada provincia debe fortalecer la empresa o brigada constructora dedicada exclusivamente a la vivienda. Estas fuerzas no se deben convertir en reservas para resolver atrasos de otras obras o emprender iniciativas fuera del plan.
•El plan de viviendas del 2009 debe nacer en los municipios. Sobre la idea de una asignación de recursos semejante a la del 2008, el municipio propondrá qué viviendas considera debe iniciar, continuar o terminar de manera que se priorice la solución de los problemas más graves y apremiantes de cada localidad.
•No puede abandonarse el principio de la amplia participación de la población. La familia, el barrio, el centro de trabajo deben sumarse en horario extralaboral y con trabajo voluntario a la construcción de cada vivienda; debe expresarse un gran espíritu de solidaridad y que nadie que construya una vivienda respaldada por el plan, tenga que acudir a ningún particular para trasladar los materiales o ejecutar determinado trabajo.
•Una vivienda terminada es con el habitable entregado. La exigencia por cumplir no puede conducir a fraudes. Lo primero que tenemos que exigir es la veracidad de los informes y luego el grado de cumplimiento de los planes y eso es válido también para la conservación y rehabilitación. Nos proponemos en este año 110 mil acciones de conservación y 140 mil de rehabilitación, más que en ninguna ocasión anterior, en correspondencia con la prioridad demandada por los diputados y delegados de circunscripción, pero tenemos que asegurarnos que las cifras reportadas se correspondan realmente con acciones realizadas y de esa envergadura.
Foto: Roberto Suárez El viejo problema del insuficiente mantenimiento que reciben casi todos los centros productivos o de servicios está relacionado sin dudas con la escasez de recursos y de fuerza de trabajo, pero es también un problema de cultura, de falta de prioridad, de mala planificación.
Estamos desarrollando importantes trabajos de reconstrucción y reequipamiento en las instituciones de la salud, la educación, el comercio y la gastronomía y en muchos otros centros de producción y servicios. De nada valdría continuar reparando escuelas, policlínicos u hospitales, si no somos capaces de mantener los ya reparados.
La primera prioridad en la asignación de recursos, tanto en la producción como en los servicios es el mantenimiento. Lo que tengamos hay que dedicarlo primero a mantener y luego a crecer.
Ver destruido y funcionando mal lo que una vez estuvo en óptimas condiciones y funcionando bien, es desgraciadamente frecuente y es consecuencia de que no le dedicamos al mantenimiento el tiempo y la exigencia que dedicamos a una nueva inversión.
Los Consejos de la Administración de las Provincias y Municipios y los Organismos de la Administración Central del Estado, deben comprender que para avanzar hay que consolidar.
Podemos y debemos hacer un mayor esfuerzo para atender y responder los planteamientos de la población.
Es un deber de los organismos y del Poder Popular suministrar a los delegados toda la información necesaria y el apoyo posible para dar solución o respuesta a cada problema. En el Consejo de Administración de cada municipio se debe analizar, uno por uno, cada planteamiento del actual proceso de rendición de cuentas de los delegados, el primero de este mandato. Lo que no tenga solución, o falte información para responder, debe ser elevado a la provincia, quien hará lo mismo y luego en reunión del Consejo de Ministros evaluaremos los resultados de este proceso.
Tendremos una mayor capacidad de respuesta a los planteamientos de la población en la misma medida en que conozcamos cada uno de ellos y se fortalezca el plan de la economía.
Un plan de producción de materiales de construcción, de construcción de viviendas, de asfalto, de iluminación pública, de obras hidráulicas y otros, permitirá a las provincias y municipios participar de la decisión de lo que se prioriza cada año, pues como sabemos no todo puede resolverse de inmediato y muchas cosas requieren tiempo.
El énfasis actual en la importancia de la planificación y en la disciplina en la ejecución de los planes, que nos ha orientado el compañero Raúl, comprende también una mayor participación de los Consejos de Administración Municipales y Provinciales, en el proceso de elaboración del Plan de la Economía.
Al calor de la Batalla de Ideas, inspirada y guiada por Fidel, surgieron y se impulsaron numerosos programas de gran significación social que reafirman el sentido de justicia y solidaridad de nuestra Revolución.
Las personas con discapacidad, los niños por debajo del peso y la talla para su edad, o afectados por cualquier otra causa biológica o social de riesgo para su desarrollo pleno, los ancianos que viven solos, los pacientes con enfermedades de baja prevalencia y requerimientos especiales, los jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, o en otras condiciones sociales asociadas a la marginalidad y el delito, los reclusos, y los que egresan de las prisiones, no son ya estadísticas frías, sino personas con nombre y apellidos, atendidas por trabajadores sociales, junto a las Organizaciones Políticas y otros factores y fuerzas de la comunidad.
Ni una sola de estas personas puede estar desatendida. Cuarenta mil jóvenes trabajadores sociales permiten este excepcional privilegio de nuestra Sociedad Socialista. Se han creado además mecanismos para atender las necesidades materiales derivadas de este trabajo y dar gradual solución a los problemas, comenzando por las situaciones más críticas.
El control de los recursos y el ahorro de todo y en particular del combustible y los alimentos se convierte en algo esencial, decisivo, impostergable.
Estrictas normas de consumo, inventarios dentro de lo establecido, prohibición de creación de reservas y de cambios de destino de lo asignado, son criterios entre otros que tenemos que aplicar con rigor y si lo hacen recibiremos de ustedes propuestas concretas de reducción de asignaciones y por el número y magnitud de estas propuestas mediremos el cumplimiento de esta tarea. En particular debemos trabajar más aceleradamente en la centralización del transporte.
El ahorro es una fuente de riqueza al alcance solo de nuestra disciplina, capacidad y eficiencia.
En medio de la intensidad del trabajo, los invito a buscar tiempo para leer, estudiar, analizar los problemas del mundo, del país, de la provincia, y del municipio.
El casino en que ha sido convertida la economía mundial bajo las leyes ciegas del mercado, las consecuencias del hegemonismo y el egoísmo de una superpotencia, los conflictos regionales, las tendencias de la producción y los precios, los cambios climáticos, los progresos de la informatización, la biotecnología, la nanotecnología, las crisis de unos países, los progresos de otros.
Las características del desarrollo económico y social y la situación política en las provincias y municipios que dirigen, la natalidad y la mortalidad, las principales patologías que padece la población, la dedicación de los estudiantes al estudio, la disciplina y productividad del trabajo, la incorporación de los jóvenes al trabajo, los flujos migratorios, lo que aporta y gasta el municipio del presupuesto, el control de los recursos, la posibilidad de respuesta a las necesidades más apremiantes de la población, la moral revolucionaria del pueblo, son asuntos entre muchos otros, sobre los que debemos tener información, analizar, meditar y es parte esencial de las obligaciones de ustedes.
La labor que desarrollan en su simultánea condición de Delegados de Circunscripción y Presidentes de los Consejos de Administración del Poder Popular es difícil y exigente, pero estimulante y decisiva.
Ante todo el ejemplo. Cuando la conducta personal en el trabajo y fuera de él, de ustedes y de los dirigentes a ustedes subordinados es intachable, estamos ganando la mitad de la batalla. La capacidad de influir en los demás, las condiciones para frenar la corrupción, la realización de un trabajo eficiente, solo es posible a partir del ejemplo.
La verdad hay que buscarla en el contacto con el pueblo. La población es quien conoce la realidad de lo que sucede y quien puede aportar la solución de los problemas.
Hay que saber escuchar, estar listo en todo momento para atender una opinión, detenernos cada vez que oímos algo diferente a lo que pensamos.
No mentir jamás, en ninguna circunstancia y sobre nada; ni trascendente, ni intrascendente. Ni siquiera la frase: «dile que no estoy», «o después te veo», sin pensar hacerlo u otras parecidas están justificadas, porque comienzan a debilitar la conducta del cuadro de enfrentarse a los problemas, y forman grietas en el cuerpo impermeable que ha de ser la honradez de un dirigente.
Actuar con celeridad siempre que sea posible. Lo que se hace bien y rápido es mejor que lo que se hace bien.
Las múltiples tareas y la urgencia de algunas, no pueden llevarnos a olvidar la atención al funcionamiento de los órganos colectivos de dirección, una decisión cuando es colegiada, pone en función la inteligencia colectiva y moviliza a todos en su cumplimiento.
Se dice que dormir menos de 6 horas produce obesidad, y no se debe correr ese riesgo, pero releyendo en estos días el Diario de Martí encontré esta frase: «el sueño es culpa mientras falta algo por hacer».
El pueblo respeta al que trabaja y comprende cuando aprecia que quien explica, entiende y siente su problema.
No voy a mencionar en esta ocasión nuestras dificultades. Ustedes las conocen y las viven, nuestra prensa con acierto las refleja cada vez más y la prensa internacional las amplifica y multiplica.
Pese a ello puede afirmarse que son indiscutibles los avances de la Revolución en estos años del nuevo Siglo, con relación a los años más duros del Período Especial: suministro cada vez más estable de electricidad, mayor disponibilidad de alimentos y medicamentos, reparación de escuelas y hospitales, esfuerzos superiores en la vivienda y el transporte, mejoras en el abasto de agua para un número creciente de personas y todo ello en medio de muy difíciles y complejas circunstancias internacionales.
El país gastó el pasado año mil 470 millones de dólares para importar 3 millones 423 mil toneladas de alimentos.
Para importar lo mismo a los precios de hoy, habría que gastar 2 mil 554 millones de dólares, mil millones de dólares más, que el año anterior.
Los 158 mil barriles diarios de petróleo que consumimos el pasado año costaban 8,7 millones de dólares y este año cuestan un 32 % más, es decir, 11,6 millones de dólares cada día.
Estas son realidades que hay que recordar y explicar, impactan inevitablemente nuestras vidas e imponen ajustes a los planes. En las sociedades capitalistas ello sucede espontáneamente, y sin distinción de personas. En una sociedad socialista las consecuencias de circunstancias como estas pueden reducirse, ordenarse, proteger sectores de la población, pero no pueden impedirse. Muchos aún hoy viven al margen de estas realidades y otros las conocen, pero no las conectan con nuestros problemas. Es justo aspirar a que mejoren nuestras condiciones de vida, pero hay que aspirar con los pies en la tierra. Solo trabajando más, trabajando mejor, ahorrando más, planificando mejor podremos triunfar.
Hace poco el compañero Raúl nos llamó a trabajar duro. Al finalizar nuestra reunión y luego de analizar y discutir en ella sobre los problemas sin resolver, los errores que se cometen, los objetivos por alcanzar y las graves consecuencias del incremento de los precios de los recursos que importamos, no encuentro mejor manera de terminar estas palabras: a trabajar duro.
Patria o muerte
Venceremos