Sin educación no hay Revolución, coincidió el balance matancero. Foto: Roberto Suárez MATANZAS.— El déficit de maestros en esta provincia se ha convertido en un largometraje filmado en varias partes durante los últimos lustros. Esta es una historia vieja, agudizada, pero vieja al fin.
El Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello ha encendido su alarma una vez más. Ese centro, con recursos como residencias estudiantiles y aulas con capacidad de 1 000 educandos, solo cuenta con una matrícula de 127 en el primer año intensivo.
Esta preocupación, formulada por la militante Adis Quiñones Requejo, detonó el añejo problema matancero que afecta, sobre todo, a los municipios de Cárdenas y Matanzas.
«Si no hay educación, no hay Revolución», sentenció Julio Martínez, primer secretario de la UJC, en una de sus intervenciones en la asamblea de balance de la organización de la provincia, celebrada en la escuela del Partido José Smith Comas.
Lo cierto es que cada vez se captan menos estudiantes para las carreras pedagógicas y se jubilan los más experimentados profesores por el proceso lógico de la vida.
Tenemos que apostarle todo a la educación, con empeño y dedicación, con el objetivo de que no sea captar por captar, sino que sean los mejores estudiantes quienes formen parte de los futuros evangelios vivos a que se refería De la Luz y Caballero.
Una idea de la delicada situación la da el hecho de que en el municipio de Matanzas hoy imparten clases alrededor de 500 maestros provenientes de otros municipios, con las complicaciones que se derivan como la necesidad de albergue, transportación y avituallamientos necesarios para la estancia.
Yoanka Delgado, miembro del Buró provincial de la UJC, afirmó que todos los niños sienten apego por la pedagogía en la primaria y que muchos quieren ser maestros en ese momento de sus vidas; sin embargo, reflexionó que en la secundaria cambia esa actitud, que se convierte hasta en rechazo a las carreras pedagógicas.
El año pasado, de 1 056 pioneros procesados para el crecimiento especial de la UJC en esta provincia, solo 78 de noveno grado optaron por las carreras pedagógicas.
«No basta con que Cuba sea el país de más maestros por habitante, queremos que nuestros jóvenes y niños sean los que más sepan», enfatizó Julito.
En Matanzas el plan de ingreso para las carreras pedagógicas en 2008 es de 909 plazas, y en esta fecha sólo se han captado 324, el 35 por ciento, todos estudiantes de los seis pre pedagógicos existentes en la provincia.
La preocupación mayor es con el trabajo en los restantes institutos preuniversitarios, donde apenas 16 jóvenes dieron el paso al frente para estudiar magisterio, de un potencial de miles.
La polémica subió de tono al ponerse sobre la mesa casos de jóvenes de los preuniversitarios que optan por esas carreras pedagógicas para pasar solo 14 meses en el Servicio Militar General, pues luego no se incorporan a las aulas, lo que representa un grave engaño a la Revolución.
Ocuparnos más que preocuparnos y enamorar a los jóvenes fue el llamado esencial de los delegados a esta asamblea, con la mira puesta en la formación del hombre para la vida y en función del mejoramiento humano.
Luis Gustavo Cepero, presidente de la FEEM provincial, insistió en que hay que perfeccionar el trabajo de orientación vocacional y preparar bien a los dirigentes estudiantiles, aunque señaló críticamente que estos últimos son los que deben dar el paso al frente para motivar y servir de ejemplo al resto de los colectivos.
Añadió que un factor decisivo de esta vieja historia es la actitud negativa de los padres, quienes por un lado se quejan cuando faltan los maestros y exigen buenos profesores para sus hijos, mientras por otro desaniman y presionan a sus hijos para que nunca estudien carreras pedagógicas.
El espíritu de las asambleas de balance tiene que ver con la responsabilidad de nuestra organización de darles continuidad a los proyectos y a los programas de la Revolución surgidos al calor de la Batalla de Ideas, que nació en Matanzas, que es un símbolo por lo que representa la formación hasta del propio niño Elián González, cuya lucha por su regreso fue el comienzo de esa gran batalla por la felicidad de todos los niños cubanos, declaró Martínez a la prensa.
Algo quedó claro en la asamblea: los comités de base deben enfrentar las dificultades y retos en el terreno ideológico, preocuparse por la calidad de la educación y por la formación y adecuada atención de los recursos humanos que laboran en el sector, para ser consecuentes con la responsabilidad que tiene la UJC en la coordinación e impulso de los programas de la Revolución.