Ernesto Fernández. Foto: Roberto Suárez La Campaña de Alfabetización fue su primera gran proeza. Desde el triunfo mismo de la Revolución, los jóvenes han sido los protagonistas y, al propio tiempo, ellos han estado en el colimador de las prioridades de la nación.
La Revolución les garantizó la educación y les conminó a educar al resto. Ahora, la tarea rebasa, incluso, a la Isla. Posiblemente, nunca antes la trascendencia fue tan inmensa.
El reto planteado por el Comandante en Jefe el 17 de noviembre de 2005 en el Aula Magna de la Universidad de La Habana —luchar por conseguir la invulnerabilidad política de la Revolución— tiene implicaciones para el mundo.
En opinión de Ernesto Fernández, miembro del Buró Nacional de la UJC que atiende las Relaciones Internacionales, no se trata solo del proceso que tiene lugar aquí y de la defensa de la integridad de Cuba como nación, sino de «mantener la vigencia del socialismo en el mundo y como alternativa para construir la sociedad futura».
«Preservar a la Revolución cubana es preservar ese sueño de una sociedad más justa y más humana, contraria al sistema capitalista salvaje que pone en riesgo la existencia misma de la especie humana». Se trata —afirma— de «cómo preservar la construcción del socialismo para las futuras generaciones, en un mundo donde el sistema capitalista le ha robado a la inmensa mayoría de los jóvenes la capacidad de pensar. Por eso, la batalla que nos plantea Fidel entraña desafíos que tienen que ver con el futuro de la humanidad.
«Para que nuestra generación sea capaz de entender eso hay que hacer lo que él nos ha pedido: estudiar, tener capacidad de análisis sobre los problemas que existen en el mundo, tales como la sostenibilidad de los modelos de desarrollo y de construir alternativas medioambientales para garantizar la sobrevivencia humana.
«Necesitamos de un joven informado con conciencia política para entender esos retos; con capacidad para discernir, interpretar y enfrentar a los grandes medios de comunicación dominados por el capital financiero».
«Eso recobra vigencia desde aquella frase de Martí de ‘Ser cultos para ser libres’ hasta lo que ha sido el esfuerzo fundamental de la Batalla de Ideas, creada y concebida por el Comandante en Jefe, y donde los jóvenes han tenido un rol importante no solo como hacedores sino como beneficiarios de ella. Y la Batalla de Ideas y sus programas para la formación de los trabajadores sociales, los instructores de arte o los enfermeros y técnicos de la salud, tiene su pilar fundamental en la construcción de esa juventud culta. Ese es el primer y principal reto que nos plantea la Revolución.
«Hay un momento, en el mensaje que nos enviara recientemente el Comandante en Jefe Fidel Castro, que puede ser un elogio pero, más que todo, es un compromiso. El reto más importante que tiene nuestra generación hoy por delante es no defraudar esa confianza de Fidel y el Partido. Cualquier cosa sería posible menos fallar a esa forma suya de depositar la responsabilidad de la continuidad en los jóvenes, cuando dice: si los jóvenes fallan, todo fallará. Y su confianza absoluta en que nosotros, como generación, no fallaremos.»
«La forma de materializar todo eso nos la dio Raúl el 26 de Julio. No podemos olvidar que la generación de jóvenes que tenemos hoy en el país son los que crecieron en el momento más difícil de la Revolución: no conocieron el capitalismo pero tampoco conocieron el momento de esplendor del socialismo en el mundo. Son los jóvenes formados en la Cuba del período especial, que entrañó no solo dificultades materiales sino retos ideológicos y políticos mayores. Por eso necesitamos jóvenes con más conciencia acerca de la importancia del trabajo, de la necesidad de ser eficientes en cada lugar donde estemos. Jóvenes comprometidos desde la trinchera de trabajo y de combate de la Revolución; jóvenes valientes políticamente, que enfrenten los problemas, que sean autocríticos, que combatan las malas actitudes en el escenario donde estén. Jóvenes con capacidad de entrega para cumplir las tareas de la Revolución, comprometidos con los problemas de nuestro pueblo.
«El reto fundamental que tiene la Unión de Jóvenes Comunistas es el diálogo permanente con los jóvenes, saber cómo piensan, cuáles son sus problemas, crearles el espacio para plantear sus problemas y necesidades y construir juntos las soluciones a esos problemas desde las realidades que hoy tiene nuestra sociedad; en medio del periodo especial que atravesamos todavía y de las limitaciones que nos impone el bloqueo. Frente a eso hay una clave esencial: formar los valores del socialismo, que únicamente es posible sembrarlos en una sociedad como la nuestra: la solidaridad, la incondicionalidad, el compromiso, la entrega. Los sentimientos humanos que caracterizan a una sociedad socialista necesitan ser profundizados. No desde la formalidad de un discurso sino desde el trabajo cotidiano y permanente.
«Frente a un mundo que promueve a una juventud individualista, enajenada, aislada de la realidad, consumista, construir una juventud diferente, que encuentre su satisfacción sobre todo en su realización espiritual, en su desarrollo cultural. El hombre nuevo del que nos habló el Che.»
Hace falta más
En atención a la recomendación formulada por la conferencia Mundial de Ministros de Asuntos de la Juventud en Lisboa, Portugal, en 1998, la Asamblea General de Naciones Unidas, en su resolución 54/120 I, aprobó el 17 de diciembre de 1999 la nominación del 12 de agosto como Día Internacional de la Juventud. Unirse, organizarse y actuar, son las recomendaciones de la ONU... Pero los problemas siguen.
Los jóvenes del mundo en cifrasLa población mundial entre los 15 y los 24 años de edad, aumentó de 1 025 millones a 1 153 millones entre 1995 y 2005, y representa el 18 por ciento de la población. El 89 por ciento de todos los jóvenes del mundo vive en los países subdesarrollados.
Los jóvenes desempleados representan aproximadamente el 44 por ciento del total de desempleados en el mundo
Ha aumentado el número de jóvenes que ni trabajan ni estudian. Se estima que 34 por ciento de los jóvenes en Europa central y del Este ni trabajan ni estudian. La tasa detectada fue de 27 por ciento para África al sur del Sahara, 21 por ciento en América Central y del Sur, y 13 por ciento en las economías industrializadas y la Unión Europea.
(Datos aportados por el Centro de Investigaciones de la Economía Mundial).