Fotos: Roberto Suárez
Un total de 17 testigos declararon hasta las cuatro de la tarde de ayer en el Juicio Político en Tribunal Antiterrorista: La Juventud Acusa a Luis Posada Carriles y al Gobierno de los Estados Unidos, donde se puso de manifiesto el carácter criminal del acusado y el encubrimiento y apoyo para sus acciones que tuvo siempre de las distintas administraciones norteamericanas.
El tribunal está presidido por la licenciada Iala Rodríguez Cruz. Actúan como jueces Laura Fernández González, Ayerín Fernández Mesa, Erick Luis Almeida y Yuri Pérez Martínez, todos estudiantes de Derecho de la Universidad de La Habana.
El ministerio fiscal está formado por los licenciados Dyxán Fuentes Guzmán y Sailehs Montero Rivero.
En el primer día de trabajo del tribunal se presentaron pruebas acerca de la participación de Posada Carriles en la voladura del avión de Cubana de Aviación y en la Operación Irán-Contras, así como torturador de la DISIP, en Venezuela, en los años 70.
Familiares de las víctimas, periodistas, estudiantes de diversos países latinoamericanos y estudiosos de la Seguridad del Estado de Cuba fueron los testigos.
Hoy se abordará la participación de Posada Carriles en los actos terroristas realizados en la década de los 90 en instalaciones turísticas de nuestro país, el intento de magnicidio contra el Comandante en Jefe Fidel Castro durante la cumbre iberoamericana en Panamá, y su última entrada a territorio norteamericano.
En la vista se encontraban presentes familiares de las víctimas de los actos terroristas y de nuestros Cinco Héroes prisioneros en cárceles del Imperio, así como representantes de la juventud cubana y latinoamericana.
PLIEGO ACUSATORIOEn nombre del pueblo de Cuba, pedimos que este tribunal antiimperialista condene a Luis Faustino Clemente Posada Carriles, así como al gobierno de los Estados Unidos por los hechos terroristas de los que son responsables, haciendo de su sentencia una condena y un reconocimiento del dolor y el sufrimiento de nuestro pueblo, así como de la firme e invariable decisión de continuar luchando mientras permanezca la injusticia.
Así concluyó el pliego acusatorio de la Fiscalía, leído por el secretario de la sala ante el Tribunal, con lo cual se dio inicio a la presentación de los testigos en el Juicio Político del Tribunal Antiterrorista: La Juventud Acusa a Luis Posada Carriles y al Gobierno de los Estados Unidos, que desde las nueve de la mañana y hasta las cuatro de la tarde de este lunes sesionó en el Centro Recreativo Juvenil José Antonio Echeverría.
En la relatoría de los hechos se hizo un resumen exhaustivo de las acciones en las cuales participó Posada Carriles contra Cuba y otros países latinoamericanos.
El dolor no ha menguado a pesar de los años. Igualmente, el documento hace referencia a la preparación que recibió este terrorista por parte de entidades norteamericanas —el ejército y la CIA— para la realización de estas acciones.
Hechos como la voladura del avión de Cubana de Aviación con 73 personas a bordo, la guerra sucia en Centroamérica, la tortura en Venezuela y el intento de magnicidio del Comandante en Jefe Fidel Castro, en Panamá, son algunos de los acontecimientos que recoge el documento.
También hace referencia a su participación en acciones terroristas contra instalaciones turísticas en Cuba, entre los años 1996 y 1997, para lo cual reclutó y preparó a mercenarios salvadoreños y guatemaltecos que introdujeron explosivos en el país. Como consecuencia de estas acciones perdió la vida el joven italiano Fabio di Celmo.
El objetivo de todas estas acciones, refiere el informe, era desestabilizar la política interna y provocar el colapso económico del país.
En calidad de testigo compareció el Doctor Andrés Zaldívar Diéguez, investigador titular del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, quien se refirió a la actividad subversiva del gobierno de Estados Unidos contra la Revolución Cubana, que sirvió de marco propicio para que Posada Carriles realizara actividades terroristas contra nuestro país.
«Esa actividad se manifestó desde los primeros momentos posteriores al triunfo de la Revolución de 1959, como una continuación directa de todas las previamente realizadas para impedir ese triunfo.
«En un estudio realizado por la división paramilitar de la CIA acerca de acciones de ese tipo, acontecidas entre septiembre de 1955 y diciembre de 1958 a escala mundial, se menciona una acción paramilitar de fines de 1959, cuyo teatro de operaciones era nuestro país, con la finalidad de impedir el triunfo del Ejército Rebelde.
«Según aquel estudio, hecho público en 2005, a fines de 1958 la división del hemisferio occidental de la CIA solicitó a la división paramilitar establecer un pequeño cuerpo de tareas de contingencia, capaz de realizar suministros aéreos dentro de Cuba.
«Incluso, representantes de la división paramilitar de la CIA fueron enviados a La Habana para localizar y valorar posibles zonas de envíos aéreos, y crear condiciones para emplazar en ellas tanto fuerzas antibatistianas como anticastristas.
«Lo que la división del hemisferio occidental de la CIA esperaba conseguir, presumiblemente, era organizar esas fuerzas y armarlas con tiempo suficiente para prevenir que “Castro” tomara el poder si Batista repentinamente dimitía o decidía escapar del país».
Según explicó el experto, la solicitud se cumplió por parte de la división paramilitar de la CIA, aunque el lanzamiento no pudo ejecutarse, pues se había programado para el 2 de enero de 1959.
«El desplome de la tiranía el último día de 1958, si algo afectó, fue solamente la fecha en que aquel envío se realizaría. Pocos meses después se convertirían en algo cotidiano tales prácticas para el avituallamiento de las organizaciones contrarrevolucionarias y bandas terroristas, que rápidamente la CIA comenzó a organizar, armar y dirigir».
De esos actos, el ataque a Playa Girón fue, sin dudas, el hecho más agresivo y abierto. Pero el fracaso militar y político que constituyó, no significó el cese de las actividades subversivas contra nuestro país.
Así lo demostró el Doctor Manuel Hevia Frasquieri, director del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado, quien cuenta con 38 años de experiencia en su labor de investigador.
Este oficial explicó cómo, a solo semanas de la invasión, la CIA organizó nuevos planes de asesinato contra el Comandante en Jefe Fidel Castro y otros dirigentes, conocidas como las operaciones Patty-Candela y Mangosta.
«Aquellos planes criminales formaron parte desde entonces del accionar de los grupos terroristas de origen cubano en Estados Unidos —expresó—, desde los primeros años de la Revolución, ante los ojos de la CIA y el FBI.
«No conocemos ningún ciudadano residente en Norteamérica, que haya sido juzgado desde entonces en ese país por haber planeado el asesinato de un dirigente revolucionario cubano».
A Posada Carriles, el especialista lo definió no como un simple asesino, sino como el símbolo oscuro de la política terrorista de grupos ultraderechistas de poder en Estados Unidos, representados en el clan Bush.
«Posada es también un capo de la mafia de Miami, que cubrió de luto a este continente en la segunda mitad del siglo XX. No tuvo tiempo de desembarcar en Girón en 1961. Pero poco después, en 1963, ingresó en la base militar de Fort Maines, en Georgia, junto a otros ex mercenarios. Allí ganaron los conocimientos de su triste oficio: torturar, subvertir, sabotear, confeccionar explosivos y matar a cualquiera que estuviera en el momento y lugar equivocados».
Hevia relató que el gobierno de Estados Unidos creó en aquellos momentos el grupo de contingencia para enfrentar, mediante operaciones encubiertas, el movimiento revolucionario latinoamericano y en el Tercer Mundo.
Fue así como muchos de aquellos mercenarios fueron enviados por Estados Unidos a labores de contrainsurgencia en Venezuela, Ecuador, Honduras, Bolivia, Nicaragua, Costa Rica, Chile, El Congo, Vietnam y El Salvador.
«Documentos desclasificados de la CIA ubican a Posada Carriles en 1964 como jefe de un campamento paramilitar de un grupo terrorista contrarrevolucionario en la Florida Central.
«Por esa fecha, la propia CIA registró una activa participación de Posada en acciones de contrabando de armas y explosivos en la región del Caribe.
«No es casual que en 1965 se registró una intensa actividad terrorista contra Cuba desde bases ubicadas en la región. Fueron capturadas cuatro infiltraciones armadas en La Habana y Pinar del Río, y se produjeron 11 ataques piratas a puntos costeros.
«Aquellos mercenarios de origen cubano se asentaron definitivamente en Miami, Nueva Jersey y Nueva York, constituyeron sus propias bandas y grupos violentos de una definida posición neofascista y convirtieron el terrorismo anticubano en un lucrativo negocio —recibiendo una patente de corso de las autoridades norteamericanas para sus crímenes — y en una fuente importante que contribuyó a la riqueza de algunos ex batistianos de esa comunidad y a la inserción más tarde de cubanoamericanos en la vida política norteamericana».
LA INJUSTICIA TIEMBLASilvestre Montilla Calderón. Las víctimas directas de la voladura del avión de Barbados también expusieron en el proceso. Odalys Pérez es la hija del piloto Wilfredo Pérez. Ella tenía diez años aquel 11 de octubre de 1976 y hoy, 30 años después, siente el mismo dolor de aquellos días.
«Nuestra familia nunca ha sido la misma —reveló—, jamás tuvimos la misma alegría, la misma risa. He sufrido el no tener padre, que me acompañara en los momentos más importantes de mi vida. No lo tuve al lado ni en mi graduación, ni cuando me entregaron el carné del Partido y, sobre todo, en el nacimiento de mis tres hijas.
«Mis hermanos no pueden ni hablar de Posada Carriles. Yo sí, porque soy la mayor. Cada vez que oigo la grabación del avión, diciendo que hay una explosión a bordo, pienso que se desenmascara la acción terrorista».
A Haymel Espinosa le quitaron de un golpe sus sueños infantiles. Con lágrimas en los ojos, recuerda cómo aquel día, compañeros de su padre, el copiloto Miguel Espinosa, la fueron a buscar a la escuela con la noticia. «Al llegar a la casa fue peor. Allí la gente sabía la noticia, pues la habían dado por radio. Lo que había era un mar de pueblo».
María Margarita es la hija de Luis Alfredo Morales. Tenía 14 años cuando le quitaron a su padre, uno de los miembros del equipo de esgrima que regresaba de los Juegos Centroamericanos de Kingston, Jamaica.
«Era muy alegre, cariñoso y preocupado por sus hijas. Conocer la manera brutal en que fue asesinado es muy triste. Muchas veces, mi hermana y yo soñábamos que volvía.
«Mi mamá, que falleció hace poco, me dijo un día: “Me voy a morir y todavía no voy a ver que se haga justicia con la muerte de tu papá”».
El mayor Misael Fonte Pérez, con 14 años de experiencia como perito del Laboratorio Central de Criminalística, compareció ante el Tribunal para explicar detalles de las investigaciones realizadas a los restos del avión DC-8 del vuelo 455 de Cubana de Aviación, que el 6 de octubre de 1976 explotó en las cercanías de las costas de Barbados, con 73 personas a bordo.
El joven especialista significó que, los que entonces tuvieron acceso a los restos de la nave recuperados del mar, pudieron establecer que ocurrieron dos explosiones, una en el baño número tres y otra en la cabina de pasajeros, así como las características de la elaboración de los explosivos, lo cual prueba fehacientemente que no se trató de un accidente, sino de un sabotaje.
Por su parte, el joven instructor de la Dirección de Investigaciones Criminales del Ministerio del Interior, el primer teniente Yohán López Urbay, quien ha estudiado profundamente el proceso realizado entonces por los especialistas cubanos en esa materia, hizo referencia a que existen suficientes testigos y otros elementos que ponen de manifiesto la participación de Posada Carriles en esos hechos.
«La juventud cubana y la gente honesta del planeta piden justicia. Nosotros tenemos elementos fehacientes que prueban su culpabilidad. Los actos que cometió y seguirá cometiendo si continúa la impunidad, no fueron solo contra el gobierno de Cuba, sino contra el pueblo y la humanidad».
PUSIERON LA BOMBA... ¿Y QUÉ?Alicia Herrera, autora del libro Pusimos la bomba ¿y que? No fue fácil para la periodista venezolana Alicia Herrera decidir si publicaba el libro Pusimos la bomba, ¿y qué?. No hacerlo implicaba ser cómplice del monstruoso crimen. Por ello resolvió contar todo lo que sabía. Y su actitud le trajo no pocos problemas, entre ellos, el exilio de su país durante diez años.
«Yo era periodista de una empresa de publicaciones muy conocida en Venezuela. Conocía a Freddy Lugo y a Hernán Ricardo, ambos fotógrafos, y pensaba que no eran culpables. Por curiosidad, solidaridad y porque buscaba un cambio en mi profesión, me acerqué a ellos. En esas visitas conocí a Orlando Bosch, que compartía la celda con Freddy Lugo.
«Fue Lugo el primero que me hizo una confesión. Comenzó a darme detalles acerca de cómo colocaron los explosivos en el avión, y de las circunstancias que rodearon la detención de él y de Hernán Ricardo en Trinidad».
Según contó la escritora, Freddy Lugo siempre acusó a Hernán Ricardo de imprudente, porque según aquel, todo estaba preparado para que no se supiera nada.
La escritora narró que en ocasión de la visita del contrarrevolucionario cubano Huber Matos a Venezuela, quien fue invitado por el gobierno socialcristiano de Luis Herrera Campin, Orlando Bosch explotó, tuvo una crisis de celos y envidia, porque se sentía desplazado por Matos, en lo que él denominaba el liderazgo de su revolución contra el comunismo.
«Fui de visita al cuartel San Carlos —relata Alicia—, y encontré a Bosch muy descompuesto, gritando, manoteando, y en un estado de ira dijo lo siguiente: “Huber Matos no merece tanta publicidad. Es un hombre incapaz de emprender una lucha como la mía, cargada de sacrificios, cárceles e incomprensiones. No es capaz de meterle mano a un avión cargado de comunistas como yo lo hice en Barbados y como lo tendré que seguir haciendo”».
Para la escritora, recibir la confirmación de que estaba frente a un asesino de 73 personas, fue una situación indescriptible. «Me sentí paralizada por el terror y el dolor al oír aquella confesión», expresó.
FUIMOS NIÑOS DIFERENTESMaría Margarita Morales. «Desde el 2 de junio de 1972 yo no tengo padre. Tenía entonces dos años y medio. Él fue asesinado por Posada Carriles», denunció Rosalba Álvarez García, hija del patriota venezolano Ramón Antonio Álvarez.
«Lo que hicieron con mi padre fue un crimen. Él fue detenido y torturado. Eso lo sé muy bien, porque mi abuela, que ya no vive, me contó que no querían entregarle el cadáver de mi padre, porque con él se habían ensañado y tenía muestras de las torturas a que fue sometido».
La joven hizo referencia al libro Los caminos del guerrero, donde Posada Carriles reconoce sus acciones en Caracas, como el Comisario Basilio. En ese testimonio, refirió, se hace alusión a la forma en que ultimaron a su padre.
«En su libro, el criminal reseña los contactos que tuvo con el delator de mi padre y en la página 131 de ese texto, detalla puntualmente cómo preparó la operación y cómo debían aparecer los cuerpos ante la opinión pública.
«Yo siento la responsabilidad de clamar justicia, de llevar adelante el legado que mi padre me dejó. Él está conmigo para siempre, y las ideas que él entregó siguen vivas. Todavía hoy no tenemos una sola de sus pertenencias, no hay ningún documento que hable de mi padre. Todo lo borraron, lo desaparecieron.
Haymel Espinosa. «El imperialismo ha perdido la batalla. Indicó matar y desaparecer en Venezuela, y debe saber que la simiente de nuestros familiares tiene continuidad, vive y pervive; está multiplicada como nuestro dolor, y tenemos la convicción de que se hará justicia ante tanta impunidad, sangre y oprobio para nuestra región».
El estudiante venezolano Silvestre Montilla Calderón significó que los jóvenes latinoamericanos exigen que este terrorista sea encarcelado de inmediato. «No pedimos venganza, sino justicia», apuntó.
«Resulta vergonzoso saber que este asesino fue liberado y que se dice que es un indefenso ancianito, cuando realmente es un terrorista activo, que potencialmente sigue siendo un peligro para nuestros pueblos.
«Estamos seguros de que ahora, que se siente amparado y protegido, no dudará un instante en seguir atentando contra nosotros».
UN HOMBRE DE LA CIAEl periodista Reynaldo Taladrid expuso ante el jurado algunos detalles sobre la participación de Luis Posada Carriles en la Operación Irán-Contras.
Recordó que el Congreso de Estados Unidos había aprobado una ley que prohibía el apoyo a los movimientos antisandinistas en Centroamérica. «La Operación Irán-Contras fue la más secreta y delicada de las realizadas por el gobierno norteamericano. Sobre ella, Posada Carriles sabe mucho», afirmó.
El periodista refirió que Posada salió de la cárcel en Venezuela «por la puerta», gracias a la gestión realizada por la Fundación Nacional Cubano Americana. De ahí pasó a ser jefe de operaciones de la base aérea de Ilopango, en El Salvador.
«Desde allí se realizan las acciones de entrada de armamentos para los contras en Nicaragua», reveló.
La fiscal preguntó a Taladrid si se puede afirmar que el gobierno de Estados Unidos estuvo al tanto de las funciones de Posada Carriles en Centroamérica, a lo cual el periodista dijo que el propio terrorista, en una entrevista con el FBI años después, dijo que su superior, Félix Rodríguez, se comunicaba telefónicamente con la vicepresidencia de la Casa Blanca, y que él estaba seguro de ello, pues era quien pagaba la cuenta.
«Según su propio testimonio al FBI, precisó Taladrid, Posada fue también el encargado de liquidar todos los vestigios de la operación cuando fue descubierta».