La tecla del duende
Son incontables las historias cubanas relacionadas con la pelota, esa pasión que nos une. El agudo cronista villaclareño José Antonio Fulgueiras recoge estas dos en su libro testimonial Los hombres de negro, dedicado a quienes han impartido justicia en nuestros torneos beisboleros.
Santos Molina y su fuca. A Sagua la Grande la pelaba al moñito. El cátcher mío era Ignacio Arredondo, alias Neneíto, un fenómeno allá atrás. Como yo era mensajero del central, algunas veces no podía abrir el juego, y cuando iban ya por el tercero o cuarto inning, me llamaban: «¡Juan, los sagüeros se han rebelado y hace falta que vengas y les apagues la luz!». Entonces yo iba y los ponía a bailar en mi mano.
Me gustaba cuando arbitraba el teniente de la policía Santos Molina, que era tuerto. El alcalde del pueblo, Julio Fundora, lo contrataba para los juegos decisivos contra Sagua, y le decía: «¡Este hay que ganarlo!». Molina se ponía un revólver a la cintura y, aunque fuera un bolón por la cabeza, decía: «Estrái y estrái». Recuerdo que una vez Facundo Betharte le reclamó: «Teniente, con esos espejuelos verdes usted no ve nada», y él sacó la fuca y gritó: «Y el que viene atrás es “estrái” también, ¡así que tírale!». Y nadie más chistó.
En un juego que ganaba una por cero en el noveno inning, y ya con dos outs, se me embasó un sagüero y empezó a adelantar en primera. Me viré, tiré para allí, y Molina le voceó al que bateaba: «¡”Estrái” tercero y ponchado!». Entonces yo me le acerqué y le dije bajito: «Coño, Moli, si yo lo que tiré fue para primera». Y él exclamó: «¡No jodas, Juan! Yo creo que esta vez sí apreté un poquito». (Contado por Juan el Zurdo, pitcher de Quemado de Güines).
Pan para el bateador. En la 6ª Serie Nacional, todavía los pitchers bateaban. En un juego estaba al bate Rodoberto Pan, y el lanzador contrario pidió cambio de bola al árbitro y tiró la bola al cátcher. Pan aprovechó aquel envío flojito, le hizo swing y metió un tremendo batazo entre left y center. El ampaya de home, muy molesto, le dijo: «¡Óigame, Pan!, ¿qué número es ese?». El aludido, sin inmutarse, le respondió: «Mire, ampaya, yo soy un mal bateador y tenía que aprovechar esa bolita tan fácil». (Contado por Clodomiro Valdés, entrenador de pitcheo).
La tenaz guerrilla teclera de Holguín llegó hasta el policlínico Julio Grave de Peralta, la escuela de oficios Julio Antonio Mella y la casa No.1 del Hogar Materno provincial para festejar a la mujer cubana. En la noche alegraron la Delegación 4 de la FMC, del reparto Peralta, en casa de Mirta y Cristina. Hubo «de todo como en botica».// Los ocurrentes de El Yayabo se encontrarán este sábado, 10:00 a.m., para una tertulia-almuerzo en el Restaurant Pío Lindo.// Y ese mismo día en la Fragua Martiana, 2:00 p.m., será la cita de la peña capitalina. Tema: las primaveras de la vida.
Mi novio: Hoy, en la distancia, te siento más cerca que ayer junto a mi cama. Tu Chinchúa