La tecla del duende
Annia Louit Moreno quiere agradecer por las esencias que nos arman y «alman» día a día. Y lo hace de la mejor manera: repartiendo historias. En el buzón teclero nos dejó esta…
El alumno, según pensaba, había terminado el cuadro. Llamó a su maestro para que lo evaluara. Se acercó el maestro y observó la obra con detenimiento y concentración durante un rato. Entonces, pidió al alumno la paleta y los pinceles. Con gran destreza dio unos cuantos trazos aquí y allá. Puso luz en aquel ángulo, textura en el otro, limpió alguna diminuta mancha… Cuando el docente le regresó las pinturas al joven el cuadro había cambiado notablemente.
El estudiante quedó asombrado; ante sus propios ojos, en unos instantes, la obra había pasado de mediocre a sublime.
Casi con reverencia preguntó al veterano: —¿Cómo es posible que con unos cuantos toques, simples detalles, haya cambiado tanto el cuadro? —Es que en esos pequeños detalles está el arte, contestó el sabio.
Si observamos despacio, nos daremos cuenta de que todo en la vida son detalles. Los grandes acontecimientos nos deslumbran tanto que a veces nos impiden ver esos pequeños milagros que nos rodean. Un ave que canta, una flor que se abre, el beso de un hijo en nuestra mejilla, son simples sensaciones que al sumarse pueden hacer diferente nuestra existencia.
Todas las relaciones —familia, matrimonio, noviazgo, amistad— se basan en detalles. Nadie espera que remontes el océano Atlántico por él, aunque probablemente sí que le hables el día de su cumpleaños. Nadie te pedirá que escales el monte Everest para probar tu amistad, pero sí que lo visites durante unos minutos cuando sabes que está enfermo. Y en unos segundos, las paletadas dispersas se convertirán en arte.
Como la montaña de grafitis sube, recordamos la divisa: ser breves, originales y pacientes.
Anisley: A tu lado el corazón se me hace un charquito de amor. Ven a darte un chapuzón. Tu Guao
Lage: Un verdadero amigo es alguien capaz de tocar tu corazón desde el otro lado del mundo. Merci pour l’existant. Luis Ma
Gerardo, mi tesoro: Tu barrita de chocolate se derrite, ¿dónde estás, amor mío? TQM
Mi Firulay: Quisiera ser el último pensamiento de tus noches, para que amanezcas pensando en mí. Tu Firulay
KNorbert: Eres todo en mi vida, es decir mi Alfa y mi Beta. Tu Zuly
Reproche: Quiero que encierres mis pesadillas y liberes mis deseos. ¿Volverías a cuidar de mi sueño alguna que otra noche? Suspiro
Mi Carlitos: Si me vuelvo sirena te hechizo. Prefiero ser ballena porque, como ellas, te amo. Tu ballenita
El hombre que mueve montañas comienza siempre moviendo piedrecillas. Nostradamus