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CARACAS.— «La nueva Ley Orgánica de Educación (LOE) contiene el modelo de educación que soñaba Bolívar, por eso vamos a batallar todos juntos por esa ley». Así dijo el presidente Hugo Chávez Frías en su más reciente Aló, Presidente, y el lunes una entusiasta muchachada marchó por Caracas en apoyo a la legislación que les garantiza su participación, corresponsable y protagónica, en la adquisición de conocimientos que los harán seres humanos dispuestos a mejorarse y a mejorar su entorno social, y ciudadanos dignos y libres.
Pese a los ataques reiterados en los medios de comunicación y por parte de los partidos y organizaciones de oposición —no pocos de ellos llamando a la subversión del orden y al boicoteo de las clases—, esta revolución educativa abre un espacio este 16 de septiembre, día de inicio del curso escolar, y los niños y adolescentes que se concentraron en la Plaza de El Venezolano, junto a la Casa Natal de El Libertador, dieron rienda suelta a su alegría, bailaron, cantaron, jugaron y en carteles sencillos expresaron su disposición a tomar los «buses» prontamente para llegar a sus aulas.
En medio del bullicio, Litbell Díaz Aché, la presidenta del Instituto de Derecho de Niños, Niñas y Adolescentes Misión Niños del Barrio, explicaba a periodistas cubanos que decir estudiante en Venezuela es asumir una tremenda carga histórica, un legado profundo de lo que ha hecho el movimiento estudiantil por el derecho a la educación.
«Hoy se sintetiza en la Ley Orgánica, donde se garantiza el derecho universal, se democratiza el derecho al conocimiento, para que todos y todas, independientemente de la religión o la raza, puedan acceder a ese conocimiento».
Recordó que «la Revolución Bolivariana abrió nuevos centros educativos, aumentó las matrículas de educación inicial o básica —la primaria—, el bachillerato y algo que estaba negado para los pobres: la educación universitaria».
Esa es la realidad que disgusta a quienes siempre guardaron para sí el acceso a la enseñanza, por eso los ataques furibundos a una ley que establece equidad y justicia.
El presidente Chávez daba el domingo datos aclaratorios: en el decenio bolivariano la matrícula escolar aumentó en 23,7 por ciento y actualmente son 7,7 millones los niños, adolescentes y jóvenes inscritos en el sistema escolar. Esa cifra y esta otra también le duelen a la oligarquía y sus ignorantes seguidores: la tasa neta de escolaridad aumentó en 55 por ciento en preescolar, 4,8 por ciento en primaria y 58,9 por ciento en secundaria, mientras disminuía el índice de repitencia.
Conste, ahí no están incluidos los resultados de las Misiones bolivarianas, donde los adultos a quienes se les negó la oportunidad en su momento, ahora se incorporan también al torrente de un pueblo que quiere hacer valer el legado de Simón Bolívar, cuando sentenció que uno de los deberes primordiales de toda República es la educación. Y la República Bolivariana lo está cumpliendo.