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Bush, el hijo, acaba de enviar un presupuesto para el año fiscal 2009 que califican de «histórico», porque los 3,1 millones de millones propuestos (que rebasan la marca del trillón según el conteo a lo norteamericano) producirán inmensos déficits, pero dejarían definidos, más allá de su mandato, los intereses y las políticas del obstinado republicano.
Y tú, ¿de qué te ríes?. Foto: Reuters Otro incremento más, de ocho por ciento (36 000 millones de dólares) para el Pentágono y nuevos recortes o eliminaciones de los programas destinados para los pobres y los ancianos, incluidos 196 000 millones menos en los próximos cinco años para los servicios de cuidados médicos, que reducirían especialmente las ayudas a los hospitales públicos, a los asilos y los hospicios.
Un análisis detallado de cada cuenta daría una imagen más precisa de cuánta iniquidad en el ejercicio del poder conduce a la inequidad que impera en la sociedad estadounidense.
En el campo de la salud, también perderán fondos en el proyecto 2009 los cuidados médicos para la población rural pobre y el control y la prevención de enfermedades, entre otros muchos, puesto que la mitad de los departamentos del gabinete bushiano verán reducidas sus finanzas a pesar de que los gastos multimillonarios en los acápites dedicados a la llamada defensa y la seguridad nacional incrementarán el déficit en 407 000 millones de dólares.
Para el Pentágono, Bush le propone al Congreso gastos por 515 400 millones de dólares, y no incluye en esa escandalosa cifra los costos de las guerras en Iraq y Afganistán, para las que pide «una asignación de emergencia» de 70 000 millones solo para los primeros seis meses de ese año fiscal que comenzará el 1ro. de octubre de este 2008, apenas un mes antes de las elecciones presidenciales que lo sacarán de la Casa Blanca. Sin embargo, Bush advierte que no serán suficientes, y adelanta que los requerimientos se acercarán más a los 100 000 millones de dólares según los actuales gastos en el campo bélico.
Muchos consideran que ni siquiera la suma de esas dos soldadas serán suficientes, comparándolas con el presupuesto en vigor ahora en el Departamento de Defensa: 668 600 millones.
Si algunos consideran que la presentación de este plan es un alarde, un bluff de Bush, porque el Congreso de mayoría demócrata no lo aprobará cuando está a punto de terminar sus días en la Casa Blanca, otros ven en el intento la posibilidad de dejar una herencia guerrera e injusta, el empuje de una visión que también pudiera poner en práctica otra administración republicana, dadas las incertidumbres en el panorama electoral estadounidense.
En otro pavoneo bushiano, el señor emperador tiró a chacota la gravedad de los términos económicos cuando, como «medida de ahorro», dejó de enviar 3 000 copias impresas del presupuesto a los congresistas y medios de prensa, y dijo que podían obtenerlo en la página de internet www.budget.gov.
Por lo demás, que el que venga atrás, y millones de estadounidenses, se las arreglen como puedan. Este reyecito casablanquino, como todo un Midas en reverso, demuestra que puede convertir el money en humo...