Frente al espejo
«Estimado Hugo Rius: Sus artículos invitan a meditar. Sus dos anteriores (Bomba de tiempo y Trampas, 27 y 16 de septiembre) sirven de preámbulo a Tomar nota (11 de octubre). Aunque se apoya en estadísticas de otro país, se observa a las claras que nos invita a una clara revisión del problema en nuestro patio. Permítame enfocar este problema actual no solo desde la familia, sino también en lo que ha pasado en la Revolución (...). Ella nos dio a todos la posibilidad de educarnos y vivir en un ambiente de igualdad social, entre otros beneficios. Lamentablemente hay quienes, a pesar de tener lo que les hubiera sido imposible en un régimen diferente al nuestro, se lamentan, critican y quieren mucho más de lo que la Revolución puede dar en las condiciones actuales…». (Ramón Torres)
«Encomiable el trabajo de rescate que usted hace de nuestra historia, sobre todo del período 1902-1959 (Mentidero, Ciro Bianchi, página de Lectura, 27 de septiembre). Gracias a periodistas como usted vamos comprendiendo mejor nuestra historia y nos alejamos del maniqueísmo». (José Luis)
«Es indignante la forma grotesca en que este grupo de “animales con forma humana”, como los definió el Presidente Chávez, arrebata el poder a quien realmente está legitimado para ejercerlo, al amparo de la falacia de defender “el orden constitucional” y el “Estado de Derecho” (Noviembre y las «goriladas» de Micheletti, Marina Menéndez Quintero, 9 de octubre)… Lastimosamente, siempre hay gente que se pone al servicio de los intereses de las clases poderosas en las naciones de América Latina». (Erick Fernando García)
«Cuando yo vi a Lázaro Vargas lesionarse, pensé que más nunca iba a jugar pelota, que más nunca iba a caminar. Aquella fue la lesión más espectacular que yo haya visto (Atletas cubanos salvados de sueños rotos, Osviel Castro Medel, 27 de septiembre). Pero a los pocos meses Vargas ya estaba jugando pelota nuevamente, y rindiendo como si nunca se hubiera lesionado. Ante el profesor Rodrigo Álvarez Cambras y su equipo hay que quitarse el sombrero. Son verdaderos magos de la ortopedia». (Ale)