Frente al espejo
«Muy justa su columna (página temática Energía XXI, reportaje ¿Jaque a la Reina?, Odalis Riquenes, Lisván Lescaille y Héctor Carballo, 27 de febrero). He tenido oportunidad de leerla y créame que está en lo cierto. Han realizado un magnífico trabajo.
«Las violaciones en el uso de los equipos electrodomésticos están a la orden del día. Es una buena idea de parte de ustedes la de abrir una sección para abordar estas cosas. En materia de nuevas tecnologías algunas personas se comportan como el hombre de las cavernas. Con el dicho “dale cuero, que eso no se rompe”, ponemos a veces en situaciones difíciles a los técnicos de reparaciones, que no son magos. No se leen las recomendaciones del fabricante, y no porque no tengan el librito sino porque “yo todo me lo sé”.
«Presencié cómo una compañera de trabajo hervía agua en la olla arrocera; después ella me dijo que se le había roto... Pero ¿cómo no se le va a romper? Les sugiero que en próximas columnas aborden el asunto de los nuevos breakers de electricidad, expuestos a manipulaciones inadecuadas la mayoría de las veces, luego de que la Empresa Eléctrica los dejó en buen estado. Trabajo en la Universidad de Guantánamo.» (Iván Giraudy)
«Es muy oportuno su comentario (Carcoma, Luis Raúl Vázquez, 24 de febrero) sobre la importancia de la participación ciudadana y el papel que deben jugar las organizaciones de masas en la ayuda para que nuestras ciudades sean ejemplos de limpieza e higiene...
«Creo que los medios de prensa deben ser más críticos en cuanto a las violaciones que se cometen a diario en materia urbano ambiental. Aún existen organismos que fingen desconocer los compromisos contraídos por nuestro país en la Cumbre de la Tierra.
«Si me permite una sugerencia, creo que el título debe ser directo. A veces pasamos por alto un buen artículo que toca un tema cardinal para nuestro medio ambiente y que llama a nuestra conciencia cuando la indisciplina social es un talón de Aquiles... Continúen publicando otros, para ayudarnos a reflexionar con mayor frecuencia». (Fidel Barreiro)
En la edición del 18 de febrero publicamos el comentario Gracias por no existir (Julio Martínez Molina), sobre la importancia de emplear correctamente nuestro idioma y ser muy autoexigentes cuando se tiene la responsabilidad de conducir espacios radiales y televisivos, indiscutiblemente vinculados a la creación de la norma lingüística. He aquí lo que un lector comentó a propósito del tema:
«Afortunadamente en nuestra televisión existe un amplio y creciente potencial de excelentes comunicadores cuyo aval lo otorga la aceptación que la teleaudiencia les concede en cada momento.
«Le recuerdo que usted se refiere a comunicadores en la radio y la televisión, —y no a catedráticos del idioma ni a periodistas de la prensa plana (¿?) que disponen de algún tiempo para investigar, revisar y rectificar lo que se escribe— profesionales en medios de divulgación dinámicos y espontáneos, donde la inmediatez y la improvisación son imprescindibles, que no solo dependen de un vasto caudal cultural, sino también del trabajo de equipo, y de las energías físicas y mentales del comunicador. Este profesional es un ser humano, no una computadora...
«Le expreso mi horror por la chabacanería, grosería y mal gusto que se ha apoderado de nuestro lenguaje cotidiano, y en contra del cual debería dirigir la salva de artillería que dispara su periodismo. ¿Por qué detenernos ante escollos de muchísima menor envergadura?... Lamentablemente, en esta oportunidad discrepo de usted». (Alfredo García Rubio)