Acuse de recibo
Gerardo Carbonell Arencibia (calle K, No. 151, bajos, apto. 1-A, entre 11 y 13, Vedado, La Habana) relata las molestias ocasionadas a los vecinos por los desórdenes que se están generando con la decisión infausta de situar las colas de las gacelas correspondientes a los ruteros 14 y 18 allí en K y 11, donde en ocasiones se forman alteraciones del orden y riñas.
«Cuando el sol está muy fuerte, afirma, y cuando llueve, la mayoría de esas personas de las colas se apartan y se agrupan en los bajos de la entrada principal de mi edificio, pegados a mi ventana, perturbando la tranquilidad de los vecinos. El bullicio, las discusiones, el uso abusivo de aparatos electrónicos como las llamadas bocinas y otros ruidos, se hacen insoportables y no nos permiten descansar, ni ver la televisión.
«A partir de las 6:00 a.m., cuando aún estamos durmiendo, se aglomeran en el sitio molestando y hablando en voz alta. También, las áreas del edificio sirven de baño público a estas personas, quienes se defecan, comen, botan los desperdicios en nuestros espacios… Aclaro, que hace algún tiempo estas colas se hacían en la calle I esquina a 11; y por los mismos motivos y quejas de la población, trasladaron el mal para la esquina donde resido».
Refiere el remitente que desde el 4 de junio del presente año ha enviado por correo electrónico y a través de sitios web el informe de la queja a la Fiscalía General de la República, al Fiscal Jefe de la provincia de La Habana, al Ministro del Transporte, la Asamblea Nacional del Poder Popular, a los Gobiernos municipal de Plaza de la Revolución y Provincial de La Habana y al Comité Provincial del Partido.
El 17 de junio, la jefa de Atención a la Población del Palacio de la Revolución, le respondió que se le había dado cuenta del problema al Gobierno provincial de La Habana. Y también la Fiscalía General de la República le contestó, sugiriéndole que se dirigiera al Gobierno municipal y a la Dirección Municipal de Transporte.
El 23 de julio pasado, señala, llamó a su casa Moisés Núñez Jiménez, especialista de Atención a la Población de la Dirección provincial de Transporte, y le manifestó con respecto a su queja que se había realizado investigación, la cual arrojó que esa parada de las gacelas no reúne los requisitos por no tener los pasajeros condiciones de sombra y lugar donde sentarse. Por ello y a largo plazo se construirá una parada que resuelva las necesidades y no afecte a la comunidad, pues Ordenamiento Territorial y Urbanismo no cuenta con la ubicación adecuada para trasladarla.
Tras solicitar y tanto esperar, al fin el 20 de septiembre pasado Carbonell tuvo el despacho con Orlando López Jiménez, intendente del municipio de Plaza, quien le indicó a la jefa de Atención a la Población que enviara informe con lo planteado al Ministro del Transporte para que este se pusiera de acuerdo con el Instituto Nacional de Ordenamiento Territorial y Urbanismo, y solucionaran el problema que él no podía resolver. Y le comunicó a la jefa de Atención a la Población que le diera respuesta a Carbonell y lo mantuviera al tanto de la gestión.
Y el 15 de octubre pasado, Carbonell conversó por teléfono con la funcionaria Gilma, de la Dirección de Atención a la Población de la Asamblea Nacional del Poder Popular, y le solicitó una entrevista con el presidente, secretario u otro compañero designado para ventilar ese caso, y le explicó que ya él se había entrevistado con el Intendente del municipio de Plaza. Ella le respondió que ya tenían la queja en el sistema pero no la respuesta del Gobierno. Carbonell le dijo que desde julio pasado le habían dado una respuesta, de la cual está inconforme, y ella le respondió que no se podía hacer nada hasta tanto no tuviera la información…
«En conclusión, enfatiza, nosotros no toleramos más esta situación. Cada día se agrava más y es un acto de indisciplina que afecta el orden, la paz y la tranquilidad de las familias. Algunas de esas personas que se congregan en esa área del edificio multifamiliar son de conductas negativas. Cuando se les llama la atención algunos responden en malas formas y con agresividad. Sinceramente, temo por la integridad física de mi familia. Mi esposa actualmente está muy alterada de los nervios por esta cuestión», concluye.