Acuse de recibo
Desde la calle Romay, No. 70, apto. 3, entre Monte y Zequeira, en el municipio habanero de Cerro, denuncia Alfonso Fabal Vaillant las filtraciones que vienen del piso superior, el cual ocupa la escuela Enrique Galarraga.
Cada vez que llueve, señala, se le inunda su vivienda. Y en reiteradas ocasiones le ha comunicado el problema a la directora del centro escolar.
En septiembre de 2023, señala, se acercó la metodóloga de la Dirección Municipal de Educación y planteó que la situación se iba a resolver. Y el 16 de noviembre pasado, cuando Alfonso se entrevistó con la directora municipal de Educación, esta le planteó que no era su problema. Que la auxiliar de limpieza y los maestros no podían sacar el agua por otra parte.
Precisa que el 15 de noviembre durante toda la noche se inundó su casa. Se le mojaron el colchón, ropa y zapatos. Y ya el techo había sufrido desplomes, y peligra con desprenderse. Ya el 16 de noviembre, la directora del plantel le expresó que no veía solución a su caso hasta 2026.
Alfonso lo denunció en la Dirección Provincial de Educación, tras hacerlo en la Municipal. Pero la respuesta ha sido «el mayor de los silencios y la indiferencia más grande del mundo», enfatiza el remitente.
«¿Hasta cuándo tengo que aguantar la situación por la que estoy pasando, sin que me atiendan los directivos y funcionarios de dicha entidad?», cuestiona.
«Un buen médico es aquel que además de darte la cura para tus males, te da calma cuando te agobia la desesperanza», manifiesta en su carta Luisa Jústiz Piedrahita, quien reside en Edificio de Bajo Costo 2, apartamento 4, en Alamar, municipio capitalino de Habana del Este.
Lo afirma porque está henchida de gratitudes al colectivo del hospital ginecobstétrico América Arias, más conocido por Maternidad de Línea.
Comienza sus agradecimientos por la doctora Loreta, jefa de la Sala H, y todo su equipo de trabajo: Heidy, Letzabel, Pedro Pablo, Eliany y Tayli. Y el cirujano José Luis, con su equipo: los doctores Ena, Zafora, Osvaldo y Elena.
«Ellos me brindaron todo su apoyo y confianza durante el proceso operatorio, logrando que sus resultados fueran satisfactorios», afirma. Igualmente destaca a la supervisora Yamelis que mantuvo todo el tiempo su preocupación y atención.
«Se quedan nombres, dice, que no recuerdo. Pero para todos transmito mi amor y mi profunda gratitud».
Y al propio tiempo resalta al colectivo de la Sala de Angiología del Hospital Hermanos Ameijeiras, donde fue intervenida quirúrgicamente su hermana, y recibió una excelente atención; en especial de los doctores Eliseo, Dayli, Yanela, José Luis, y los enfermeros y enfermeras con un alto sentido del deber.