Acuse de recibo
Desde Subirana 8, bajos, entre Calos III y Estrella, Centro Habana, escribe la doctora María Elena Alfonso Valdés, para manifestar su preocupación por la desventaja que sufren hoy profesionales que se jubilaron años atrás, antes del reordenamiento, con respecto a quienes lo hacen este año.
Cuenta que se jubiló en 2019 siendo médico especialista de primer y segundo grado en Inmunología, investigadora titular y profesora auxiliar con un salario de 2 100 pesos, como jefa del Departamento Docente del Instituto de Hematología e Inmunología, con 37 años de servicio. Y recibió entonces una jubilación de aproximadamente 1 500 pesos, adecuada para esos momentos.
Pero con el reordenamiento, su pensión quedó en 3 006 pesos, muy baja, en su consideración, teniendo en cuenta la actual situación económica del país.
«Trabajadores jubilados este año 2022, afirma, con menor calificación y antigüedad laboral, obtienen pensiones mayores, por la única diferencia de haber recibido un salario más alto durante 2021. Colegas con similar perfil y antigüedad al mío recibieron pensiones superiores a los 6 000 pesos».
Destaca también que las jubilaciones otorgadas a trabajadores de las FAR y el Minint, similares a la suya después del reordenamiento, y calculadas en su momento por similar aporte a la Seguridad Social, se incrementaron recientemente de forma retroactiva. «Lo considero justo y no lo cuestiono, acota, pero pienso que se debe hacer un análisis similar con las cuantías de las pensiones por jubilación de los profesionales de la Salud.
«Es muy triste trabajar por casi 40 años con entrega, dedicación y conciencia, participando activamente en todas las tareas de la Revolución, y ya jubilada con la necesidad de contratarse, a pesar de presentar problemas de salud, debido a que la jubilación recibida es insuficiente para vivir dignamente, afirma.
«Envié esta inquietud a los sitios digitales de Atención a la Población de la Presidencia, del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social y del Ministerio de Salud Pública, y no he recibido respuesta alguna», concluye.
Desde Eduardo Galindo No. 132, entre Ignacio Pérez y Roberto Reyes, en el reparto Pedro Pompa, de la ciudad de Bayamo, nos comunica su inquietud Luis Alberto Araujo Aguilera.
Cuenta que se mantuvo varios días haciendo cola y rectificando su presencia en la oficina de venta de pasajes de esa ciudad para adquirir tres boletos a La Habana en tren. Y el pasado 25 de mayo se vendían los pasajes para similar día de junio. Con un mes de antelación.
La oficina abrió a las 8:30 a.m., y entraron los tres primeros de la susodicha cola. Compraron boletos en ómnibus. Y pasados unos minutos, salió alguien de allá adentro, presumiblemente un empleado, y comunicó que ¡se habían acabado los pasajes en tren! La primera persona que compraría a continuación no alcanzó pasaje. Y minutos más tarde dice que se acabaron los pasajes en tren y la primera persona que compraría de la cola no pudo comprar; minutos más tarde salió la misma persona para informar que ¡se habían acabado los pasajes en ómnibus!
«De la cola, refiere, varios compañeros conectados por la aplicación no lograron conectarse al sistema en ningún momento. ¿Qué podemos hacer? Me dirigí con otra persona de la cola al Partido provincial, y allí me dijo la recepcionista que debía ir al Partido municipal. Al insistir, me envió al Gobierno provincial. Allí, la respuesta que me dieron en la oficina de Atención a la Población fue que la causa es el sistema digital. Que desde el Gobierno se han comunicado con el Ministerio de Transporte, y la respuesta es que es que se realiza la venta por la aplicación.
«¿Cómo una agencia de viaje no logra vender un pasaje ni de ida ni de regreso para la capital con tantos pasajeros que pueden abordar ese tren? ¿Cómo es que no se puede conectar con la aplicación para comprar el pasaje y media hora más tarde todos los pasajes de ida y regreso del tren se han vendido?
«¿Dónde se meten los pasajes? ¿Quién le busca solución a este problema? ¿Cómo cobran los compañeros de la agencia si en media hora ya no venden pasajes y esto pasa día por día? ¿Será que alguien los revende o es que quieren que viajemos todos en un camión particular a 1 500 pesos?», manifiesta.