Acuse de recibo
Leyanis Martínez Laffita (calle G, no. 5, entre 12 y 16, reparto Nuevo Buenaventura, Calixto García, Holguín) cuenta que los 203 consumidores de la comunidad rural San Agustín de Aguarás, en el municipio de Calixto García, están muy molestos.
Y la razón que los perturba es que la Empresa Municipal de Comercio y Gastronomía, de Calixto García, decidió cerrar la bodega 3852 El Triunfo, que los abastece, y fuera construida en el año 2000.
El propósito de los directivos es trasladarla y anexarla a otra tienda que está en La Sabana, a más de tres kilómetros de esa comunidad, de difícil acceso para las 79 familias, entre las que hay 37 adultos mayores, 26 niños de 0 a 13 años, impedidos físicos y personas postradas que dependen de otros.
Nadie nunca fue a consultarles de una decisión que se adoptó. Y el 15 de julio pasado, el administrador y dependiente a la vez de la bodega fue informado en una reunión en el municipio de la eliminación de la tienda de marras.
Los consumidores, refiere, se personaron en la Asamblea Municipal del Poder Popular y manifestaron su inconformidad. «Pienso que en vez de ayudar sería causar un problema mayor para la población de ese lugar. Esperamos una respuesta positiva, pues ahí vive mi familia y todos serán afectados», concluye Leyanis.
Ahora que se pretende potenciar la gestión propia de los municipios, es saludable tener en cuenta que las decisiones administrativas que puedan afectar a los ciudadanos de una comunidad no se deben tomar drásticamente sin antes sopesarlas bien, consultarlas y consensuarlas, so pena de generar molestias y críticos estados de opinión.
El cubano por antonomasia es sensible y solidario con el vecino, y espera por ese mismo espíritu inclusivo por parte de las autoridades, ante personas vulnerables y solas, que viven al límite.
Carmen Rodríguez Pérez, quien reside en Liduvino Quiñones no. 750, en el reparto Honduras, de Banes, en la provincia de Holguín, escribe porque no puede dormir tranquila mientras su vecina Minerva Riverón Ricardo, una anciana de 74 años, permanezca en las condiciones en que está viviendo.
Refiere la remitente que Minerva, jubilada del sector del Transporte luego de laborar más de 40 años, es sola y padece de cardiopatía, hipertensión y diabetes. Percibe una pensión de 240 pesos y vive en una segunda planta.
Pero su escalera de acceso viene deteriorándose progresivamente, hasta que con los últimos aguaceros se acabó de inutilizar. La anciana se ha quedado prácticamente incomunicada, pues le es muy difícil bajar y subir esas escaleras, cuando sale a gestionar sus alimentos y medicinas.
Cuenta Carmen que Minerva ha sido visitada por comisiones del gobierno municipal y el presidente del consejo popular se ha preocupado por la grave situación. Pero hasta ahora no aparece una solución. Y la vida de esa anciana corre peligro.
Así como el asunto desvela a Carmen, debe procurarse que Minerva pueda al menos tener una alternativa para vivir tranquila. Gobernar es prever, dijo nuestro José Martí.
Por otra parte, insisto a nuestros lectores en que cuando escriban a esta sección, deben estampar su nombre y apellidos totalmente y su dirección particular; algo que vengo repitiendo durante años; pero comprendo que siempre hay nuevos reclamantes y opinantes aquí.
Y las misivas deben ser claras y lógicas a la hora de narrar los asuntos, al tiempo que deben incluir las gestiones hechas hasta el momento y con quiénes.
Lo más importante es que ni la COVID-19, con el consecuente aislamiento y tantas dificultades, ha podido frenar a esta columna de todos. Aquí seguiremos junto a ustedes.