Acuse de recibo
El pasado 15 de marzo, y desde la ciudad de Pinar del Río, el jubilado José Antonio Quintana contó aquí que en enero de 2018, y sin solicitarlo, le cambiaron la tradicional chequera por la tarjeta magnética para acceder a su pensión. Pero la tarjeta no llegó, y tuvo que cobrar ese mes en la Caja.
Tras siete visitas a la Sucursal 1532 del Banco Popular de Ahorro (BPA), al fin obtuvo la tarjeta y el pin. Y el 17 de febrero, 32 días después de comenzar los trámites, intentó en balde cobrar con la tarjeta en un cajero automático: La pantalla de este le indicó que no había fondo depositado.
Fue a la 1532, y allí lo remitieron a la filial del Inass, que estaba cerrada ese sábado. El lunes inmediato volvió a la filial, y allí la jefa, disgustada, le dijo que lo habían «peloteado», llamó a la Dirección Provincial del BPA y lo redireccionó hacia allí.
En el BPA se excusaron con él, y le dijeron que su dinero había sido extraído por alguien, que podía ser un familiar suyo, él mismo o un ladrón. Y sugirieron que denunciara ante la Policía. Quintana respondió que si robaron, fue en el cajero, y por tanto ellos debían hacer la denuncia.
Cuando me escribió el 1ro. de marzo, Quintana aún no había podido cobrar su jubilación, pues la reclamación aún estaba en proceso.
Al respecto, el 12 de abril llegó a nuestra Redacción la respuesta de Bárbara Mirabal Aranda, vicepresidenta del BPA, quien señala que Quesada debió recibir su tarjeta y el número de identificación personal (NIP) en enero, para cobrar su pensión de febrero. Pero no ocurrió así, por haber llegado a la sucursal solo la tarjeta y no el NIP, que es la clave con que puede operar en el cajero automático.
Apunta Mirabal Aranda que el jubilado cobró el 22 de enero su pensión de febrero (se paga adelantada) por la ventanilla de la sucursal bancaria. Y el 29 de enero recibió el NIP.
El 17 de febrero el cliente intentó hacer extracción en un cajero automático, correspondiente a su mensualidad de marzo, que ya estaba depositada en su cuenta de tarjeta magnética desde el 15 de ese mes. Y no pudo lograrlo. Fue entonces a la sucursal del BPA, donde le entregaron la tarjeta, pero, según Bárbara, «lo orientaron incorrectamente, originándole molestias y trámites innecesarios».
Señala la Vicepresidenta que al conocer la Dirección Provincial del BPA el caso, lo investigó, y supo que Quintana realizó una operación el 17 de febrero en un cajero automático, y no recogió el efectivo dispensado dentro del tiempo de que dispone este, por lo que lo reintegró de nuevo al interior del equipo. Y la sucursal a la cual pertenece dicho cajero tenía registrado ese importe como sobrante.
Precisa que dicho importe fue reintegrado a la tarjeta de Quintana el 1ro. de marzo, y al siguiente día él cobró la mensualidad de su jubilación correspondiente a ese mes.
La reclamación del cliente, apunta, fue atendida por una comisión de funcionarios de esa sucursal y de la Dirección Provincial del BPA. Y Quintana suscribió que «he sido atendido como nunca antes, como en ningún otro lugar, como no lo esperaba; gracias».
Pero aun así, afirma Bárbara que «el BPA considera que las molestias y trámites innecesarios provocados pudieron evitarse y no deben repetirse». Con la funcionaria que atendió en la sucursal a Quintana, refiere, se evaluará lo ocurrido y se tomarán las medidas correspondientes una vez que se reincorpore al trabajo, pues se encuentra fuera de servicio temporalmente.
Agradezco la autocrítica respuesta y la solución del caso. Las nuevas tecnologías vinieron para facilitar comodidad y agilidad al cliente. Y las mentes de quienes prestan servicios a este mediante aquellas, deben «resetearse» acorde con las expectativas del ciudadano, mucho más si es un anciano pensionado por jubilación. Facilitar es la palabra de orden. No complicar.