Acuse de recibo
Vicente Alvarado Viñas (edificio 1, apto. 16, entre 20 y 21, Guiteras, municipio de La Habana del Este) alerta en su carta que en la calle Nueva del Oeste, entre 19 y 23, en ese reparto, peligra un almacén, denominado GA UB 315 Nave 6, donde se guardan productos alimenticios de la canasta básica para los consumidores.
Precisa el denunciante que la tormenta del pasado 29 de abril en la capital arrancó alrededor de 15 planchas de cinc del techo de esa instalación, y afectó las cabillas que contribuyen a asegurar aun más el techado.
Cuando me escribió, Vicente contaba que dicha abertura continuaba impunemente sin atender, con un alto riesgo de que con las lluvias de junio se forme otra tormenta y cause más daños al almacén y a todos los alimentos allí resguardados.
Vicente se cuestiona que si este techo forma parte de los intereses del Estado y del pueblo por qué no hay apuro en arreglarlo.
Julio César Rodríguez (calle B No. 1, reparto La Estrella, Guisa, Granma) me escribe para elogiar el trabajo del director municipal de Salud en Guisa, por las acciones que se están acometiendo en ese territorio y la preocupación de sus trabajadores porque las instituciones de salud estén bien conservadas y limpias, con confort y atención al entorno natural que les rodea.
Realza también la calidad de médicos y paramédicos y personal de servicio, e invita a toda Cuba para que palpe la profesionalidad y el esmero con que se trabaja en el hospital y el policlínico. «No quiero ser absoluto —expresa—, pero me atrevo a decir que el policlínico de Guisa si no es el mejor está entre los mejores.
Apunta Julio César que el nuevo director de Salud en Guisa, Roselo de la Caridad González Fonseca, lleva poco tiempo en el cargo, y ha transformado la atención de salud en el territorio. «Hoy quiero hacer este humilde homenaje a ese director que, con su ejemplo, es defensor de las ideas del Comandante en Jefe Fidel Castro».
Y Ofelia de la Rosa Martínez (Avenida 43 No. 3219, San Nicolás de Bari, Mayabeque) manifiesta su agradecimiento a los trabajadores del sanatorio San Juan de Dios, sito en La Fortuna, en la capital, donde acogieron como a un hijo por casi 29 años a su hermano Orlando de la Rosa Martínez, un paciente con limitaciones mentales conocido allí por «el Nene», y en San Nicolás como «el Nano».
«Mi hermano dejó de existir físicamente el pasado 21 de mayo, a la edad de 72 años, debido a una enfermedad repentina. Pero el hecho de haber permanecido casi 30 años en ese centro habla por sí solo del amor que son capaces de entregar los trabajadores de ese colectivo, a quienes estaré eternamente agradecida», concluye Ofelia.