Acuse de recibo
Juan Carlos Cabrera Chang (Calle 11, No. 67, Rpto. Frank País, municipio de Contramaestre, Santiago de Cuba) lo denunció aquí el 16 de noviembre de 2013: la calle y acera frente a su casa estaban agrietadas y sus fragmentos se habían dispersado, al punto de que el desagüe se había bloqueado y las aguas residuales comenzaron a inundarlo todo. El origen del asunto se remontaba a la colocación de un punto de recogida de materia prima en la esquina de la arteria y la consiguiente entrada de camiones pesados para cargar lo recogido.
Luego de conocer del suceso en el Consejo de la Administración municipal, los compañeros de Comunales pusieron un tubo en la parte del derrumbe y lo dejaron sin tapar en espera de quienes atendían Viales. Con tal arreglo a medias el problema se agudizó. Los vecinos acudieron entonces a las instituciones implicadas. Todo infructuoso.
A propósito, el 19 de agosto pasado recibimos en nuestra redacción la misiva de Waldis González Peinado, presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Contramaestre. Refiere Waldis que el 11 de octubre de 2013 se recibió en la Oficina de Atención a la Población del Poder Popular municipal, vía telefónica, la queja de la mamá de Juan Carlos Cabrera Chang, y que a partir del 20 de octubre se comenzó el trabajo, consistente en la extracción del fango de la zanja y el material de relleno que se tiró sobre los tubos. «Desde el 20 de noviembre hasta el 5 de diciembre —añade— se realizó la fundición del contén integral y el enchape de las aceras…».
El valor de esta inversión en materiales fue de 6 534,17 pesos, detalla el funcionario. Y puntualiza que la mano de obra costó 3 750,00 pesos y el uso de equipos: 4 182,00. Igualmente precisa que se regó y se le dio nivel al balastro (capa de grava), lo cual mejoró notablemente la calle.
«No se contactó con Juan Carlos, pues su comunicación no fue recibida ni remitida a nuestro Órgano local. Se le dio respuesta a su mamá Aida Chang (…) por ser la primera recurrente. Ella está conforme con la atención brindada y el trabajo realizado, así como el resto de los vecinos que sufrían la misma afectación», señala el Presidente de la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Agradezco la respuesta y el hecho de que ya este fragmento de arteria esté totalmente reparado. Solo lamento que la misiva de contestación llegara a la redacción más de nueve meses después de publicado el caso (y la carta no puntualiza qué motivos hubo para ello). Y en cuanto a no responderle al remitente —aunque él no se haya dirigido personalmente a las autoridades municipales y otros vecinos sí—, pienso que era más elegante extenderle una respuesta y no costaba nada hacerlo. Hacer política también es saber dialogar.
Insólito. Ese es el primer calificativo que viene con la caligrafía del holguinero Daniel Mir Proenza (calle Gilberto González No. 29, Cacocum), quien cuenta que en el policlínico de su municipio, al momento de escribirnos (29 de julio), llevaban 55 días sin realizar análisis de sangre por no disponer de agua estéril para los equipos.
El día 4 de julio Daniel preguntó por teléfono si se estaban haciendo esas pruebas imprescindibles. Del laboratorio le informaron que sí. «Al amanecer del día 5 llego a las cinco de la madrugada y marco. Me correspondió el uno en la cola. A las 7:15 a.m. llegó la compañera que anota, y sin previo aviso nos dice que no se realizarán análisis porque no hay agua estéril para los equipos. Salgo de allí indignado y en el camino me topo con la Directora del policlínico, a quien le planteo lo que pasa y me dice: “Espérame en la Dirección Municipal (de Salud) para aclarar el asunto. Tres horas de espera y la compañera no llegó. En los siguientes días llamé al laboratorio y nada. La respuesta: no hay agua estéril para los equipos. Está en falta en toda la provincia de Holguín».
A los 40 días, el holguinero realizó un viaje familiar al camagüeyano municipio de Guáimaro. En el policlínico local, previa emisión de la orden por una doctora, pudo realizarse sin dificultad los referidos exámenes.
«Al regresar a mi municipio, por casualidad paso por el policlínico y pregunto si están haciendo análisis de sangre, y la respuesta es: no hay agua estéril para los equipos», refiere el lector.
Como Daniel, que necesita chequeos periódicos por estar operado del corazón, ¿cuántos pacientes más se verían afectados en tan prolongado lapso? ¿Quién o quiénes son responsables de que un policlínico quede sin abastecimiento de agua estéril tanto tiempo? ¿Qué hicieron las autoridades de la institución y las de Salud Pública a nivel municipal y provincial? Urgen las respuestas.