Acuse de recibo
El pasado 14 de julio, el lector Arturo Valdés denunciaba aquí numerosas irregularidades y deficiencias sufridas en una casa de Islazul que alquiló del 16 al 22 de julio de 2012, a razón de 35 CUC diarios, en la Zona 9 de la playa de Boca Ciega, en la capital. Y preguntaba: «¿Quién nos resarce de los gastos incurridos y el desgaste emocional?».
El refrigerador no enfriaba, y al quejarse, trajeron otro, también en mal estado. Al tercer día fue que les llevaron un equipo sano. Se encontraron con la llave del fregadero y la ducha de teléfono rotas; las arreglaron al día siguiente. La taza del inodoro botaba agua por los tornillos del tanque, lo cual enmendó el plomero al tercer día con cemento blanco, por no tener los tornillos necesarios.
Los toalleros eran puntillas en la pared del baño. El tubo que suministra agua a la ducha exterior se salía a chorros. Las paredes de la casa carecían de pintura hacía tiempo; las de los cuartos desconchadas y sin repello. Ninguna de las seis camas tenía almohada; después de varios reclamos las llevaron al cuarto día. No había cestos de basura en el baño ni en la cocina. Los útiles de cocina estaban deplorables. Las áreas verdes con la hierba alta. Durante la semana, nunca limpiaron la casa, la cual estaba bastante sucia el día que la recibieron.
Al respecto, responde Alfredo Díaz Rodríguez, director de la Empresa Casas del Este de Islazul, quien transmite «las más sinceras disculpas al cliente Arturo Valdés, por las molestias ocasionadas como resultado de irregularidades en los procedimientos establecidos para la comercialización de las casas».
Precisa el funcionario que, al conocer la historia por Juventud Rebelde, se entrevistaron con el cliente. Y este señaló que escribió indignado a esta sección, pues al dirigirse a un directivo de primer nivel de esa empresa, este en lugar de escucharlo y buscar soluciones a los problemas, se limitó a recomendar que emitiera una queja oficial por escrito.
Asegura Alfredo que «el caso fue profundamente analizado en el Consejo de Dirección y el Comité de Calidad, primero reconociendo y dando “con lugar” la queja del cliente. Y luego, adoptando medidas enérgicas, tanto disciplinarias como de orden técnico-organizativas, y en forma general en toda la empresa, y no limitándonos a la UEB (Unidad Empresarial de Base), pues inmenso es el esfuerzo y la asignación de recursos financieros y materiales para garantizar cada verano la cantidad de casas necesarias para el disfrute de la familia cubana».
Manifiesta que «no solo Turismo invierte cada año una cifra considerable para la reparación de las casas, el completamiento de equipos, utensilios y redes técnicas; también interactúan otros organismos, como la Organización Básica Eléctrica, Recursos Hidráulicos, Vialidad y Tránsito, la Policía Nacional Revolucionaria y el Consejo de la Administración Municipal, entre otros.
Del resultado de los análisis, apunta, se dio cuenta al cliente afectado, y se procedió a la acción compensatoria acordada, «la cual permite atenuar en lo posible el malestar causado, conscientes de que del actuar de los jefes en cada lugar depende el cumplimiento de los objetivos y metas trazados; este es un verdadero y lamentable ejemplo de ello».
Concluye afirmando que «hoy nuestra principal dirección de trabajo es cómo ofrecer para el próximo verano un producto de más calidad, logrando que las casas tengan mayor comodidad, y mejorando su entorno, ofrecer más ofertas extra hoteleras y de recreación; todo ello como parte de la instrumentación del Lineamiento 265 de la Política Económica y Social de nuestro país».