Acuse de recibo
De regreso a su casa, la capitalina Madelayne Matos (Edif. E-88, Apto. 39, Zona 10, Alamar, La Habana del Este) advirtió la diferencia de 10,00 CUC entre el precio estampado en el vale de compra y lo que había desembolsado en la tienda. Entonces llamó a su pareja, retornó a la ferretería conocida como «Feíto y Cabezón», sita en la calle Reina y exigió su dinero.
Allí, según explicaba en la misiva que publicamos el pasado viernes 9, «el gerente mandó hacer un supuesto cuadre de caja», se determinó que sobraban los 10,00 CUC y se los devolvieron. También se le reembolsó, a petición de ella, la propina que había dejado.
Pero además de denunciar su caso, la remitente hacía hincapié en que delante de ella había dos personas más que pagaron igualmente 111,05 CUC, cuando en verdad debían entregar 101,05 y, por supuesto, surgía la pregunta lógica de adónde habría ido a parar ese dinero.
Terminamos la columna de ese viernes —titulada: «Feíto, cabezón, ¿y pillo?»— instando a una rápida investigación del hecho.
A propósito llega la misiva de Nery Felipe Martínez, gerente de esa unidad comercial, quien comienza advirtiendo en letras mayúsculas: «No somos “Feíto y Cabezón”. Somos Ferretería La Cubana. No somos pillos. Somos trabajadores de TRD Caribe».
«Sobre lo planteado por la capitalina Madelayne Matos —informa el directivo— se demostró con pruebas reales y argumentos bien sólidos que solo fue real la diferencia de 10,00 CUC en la compra efectuada»...
«También es cierto que se da la indicación por parte del gerente de que la contadora de Departamento Económico realice un arqueo de caja (no supuesto), como establecen el mecanismo y herramientas de trabajo en estos casos. Los resultados ya se conocen y se procede a hacerle la entrega de los 10,00 CUC y, además, los 0,50 CUC de propina que había abonado la cliente. Todo esto consta en cinta auditora del día 23 de noviembre de 2011», sostiene Nery Felipe.
«En cuanto a la compra efectuada por otros clientes, de juegos de baño por un valor de 111,35 CUC, es de aclarar que la suma de componentes tasa-tanque, lavamanos y pedestal del sanitario marca SKN de fabricación china es de 111,35 CUC, según cuenta en la cinta auditora con No. de vale 49260; no pareciéndose en nada a la compra realizada por Madelayne Matos, que compró un sanitario marca Corona, de fabricación colombiana; y que la suma de los componentes adquiridos por la misma es de 101,05 CUC, según vale de venta No. 49264», enfatiza.
El directivo añade que la publicación del caso en este espacio «es alarmante y bochornosa, y lo vemos desde el punto de vista de cómo se pone en tela de juicio la moral de todo un colectivo, la de los militantes del Partido, de la Juventud, el Sindicato y la del trabajador más simple sin conocer las causas y condiciones que originaron el error cometido y el malentendido», señala el representante de la entidad.
Y a continuación reproduce en su misiva una carta que le entregara Madelayne, tras una visita que realizaran a su casa él y parte de su equipo de trabajo. Dice así el texto:
«Por medio de la presente la que suscribe, Madelayne Matos Sablón, alego que en la visita efectuada por la gerencia y el dirigente sindical de la tienda “Feíto y Cabezón” nos demostraron que todo fue un error y un malentendido. Además, el escrito de Juventud Rebelde no fue solicitado por mí. Hice un comentario del hecho a un tío mío y él tomó la decisión de escribirle al periódico».
Y cierra la epístola del gerente con el siguiente párrafo: «No nos queda más que decir, solo que ganamos experiencia con lo sucedido, que esto nos obliga a ser más exigentes con nosotros mismos, a ser más eficientes y profesionales con nuestro trabajo y a proporcionarles a nuestros clientes una mayor satisfacción ante el servicio que prestamos; y ante el error originado por parte del cajero se tomarán las medidas disciplinarias…».
Agradezco la rápida respuesta del gerente de la institución, así como la preocupación demostrada por él y su colectivo en torno al caso publicado, pero necesariamente debemos hacer algunas acotaciones.
Las secciones como Acuse de Recibo, creadas en la prensa revolucionaria cubana para el diálogo franco y directo entre instituciones y ciudadanos, deben valorarse en lo que son: puentes imprescindibles de la democracia socialista. Nadie tiene derecho a utilizarlas irresponsablemente. Y si como afirma Madelayne, fue un tío suyo el que decidió escribirnos, debía haberlo consultado con ella y aclarado en el correo (aunque esta versión nos deja algunas dudas, porque el email tenía tantos detalles del hecho que no parece haber sido redactado por quien no lo vivió).
De cualquier forma, el debate público parte de un hecho: el cajero cometió un error, cobró a la cliente 10,00 CUC más de los que debía y guardó en la caja ese dinero. ¿Qué hubiese sucedido si ella no regresa a la tienda? El espectro de respuestas es amplísimo.
Nadie en estas líneas ha puesto «en tela de juicio» la moral o la militancia de los trabajadores del centro. Simplemente se le dio espacio a la queja de una ciudadana como ahora se lo brindamos a una respuesta institucional. Quien no la debe... Y lo único bochornoso o alarmante son los errores, no el debate público sobre ellos.
Por último, sobre la aclaración inicial del gerente, en el titular del viernes pasado no se afirmaba que el centro fuera «pillo». Este adjetivo iba entre signos de interrogación como inquietud periodística para abrir el diálogo en torno al tema.
Y en cuanto a lo de «Feíto y Cabezón», la práctica diaria demuestra que se pueden cambiar nombres y nomenclaturas, pero la cultura y las tradiciones son más fuertes que el voluntarismo. La gente, con su sabiduría, ha seguido llamando al establecimiento como solía hacerlo. Aunque «La Cubana» esté en Reina y Lealtad, para el más sabio de todos, el pueblo, también allí está «Feíto y Cabezón».